FLANDES
No ha sido la primera vez que he visitado a Bélgica, pero sí la vez que más la he disfrutado, básicamente porque creo que a determinada edad saboreas más las cosas, y para un apasionado de la Historia, Flandes es un paraíso.
Como decía, para un friki de la historia, leer sobre Flandes era rutina, la vida de los Austrias Mayores, su vinculación como Archiduques, las guerras de religión, los tercios... todo ello era como ver una película y luego leer el libro, que empiezas a pensar si la película describía fielmente el contenido del libro, y la verdad, la realidad supera con creces a la ficción.
Posteriormente, cuando te haces mayor, te empieza a interesar la geopolítica, las singularidades de los países, la repercusión que éstas han tenido en la historia... Los belgas, con los problemas entre flamencos y valones, son un ejemplo de esta singularidad, un país con dos culturas, dos idiomas, flamenco y francés, con posturas irreconciliables y unidos por un problema difícil de resolver, Bruselas la capital, de habla francesa y población valona, se encuentra en el interior de Flandes... Todo ello, hace de Bélgica un país singular, una cultura que apasiona descubrir, y unos lugares maravillosos donde perderte.
Durante esta entrada os hablaré de Lovaina, Sint Martens, Oudenaarde, Kortrijk, Brujas, Damme, Gante, Amberes, y Malinas, sin duda hay más sitios, pero esta vez no tuvimos tiempo para más.
Si vas a Bélgica puedes volar a Charleroi o a Bruselas, ambos aeropuertos tienen buenas comunicaciones con España a través de lineas de bajo coste. Si alquilas un coche como hicimos nosotros, ten en cuenta que las carreteras son muy buenas, autovías en su mayoría, pero con una densidad de tráfico brutal, por lo que correr, puedes correr poco. Además no debes olvidar, que a la hora de aparcar son muy estrictos, hay mucha zona azul y en cuanto te despistas, te ponen una multa, y os aseguro que llega.