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MONSARAZ

MONSARAZ

La vuelta de Lisboa la decidimos hacerla misma travesía pero en vez de volver a parar en Evora, pensamos en parar para comer en el que habíamos leído era uno de los pueblos más bonito del Alentejo, Monzaraz.

Monsaraz queda a unas 2 horas y media en coche de Lisboa y prácticamente está en la frontera con España, de hecho linda con un embalse del río Guadiana que hace de frontera entre Portugal y España



La historia de Monsaraz se remonta a la prehistoria, ya que el lugar sobre el que se sitía, en lo alto de una colina, servía de baluarte defensivo antes posibles invasiones. De poco le sirvió esta posición defensiva durante la invasión musulmana de la península, pues cayó rápidamente perteneciendo al Reino musulmán de Badajoz. Posteriormente fue reconquistada en varias ocasiones, pero no fue hasta el año 1232 cuando Sancho II la conquista definitivamente y la dona a la orden del temple.


Su configuración actual, de ciudadela amurallada defendida por un castillo miliar, se debe a las guerras de 1640 entre España y Portugal, cuando fue remodelada completamente para convertirla en un lugar inexpugnable. 

Con el tiempo y el cese definitivo de guerras entre España y Portugal, después de la Guerra de las naranjas, donde Olivenza cambió de soberanía, el valor defensivo pasó a un segundo término, quedando la ciudad como sede de las Villas de Reguengos.

Restaurante Sem Fim



Tras este poquito de Historia, comento un poco nuestra visita... Lo primero fue comer, ya que después de salir a media mañana de Lisboa, llegamos a eso de las 14 horas a las cercanías de Monsaraz. Habíamos reservado en un restaurante llamado "Sem Fim", todo un descubrimiento la verdad, en una antigua Bodega un restaurante maravilloso de comida típica portuguesa, abundante, sabrosísima y muy bien de precio... Altamente recomendable.



Desde el restaurante al pueblo amurallado de Monsaraz hay apenas 5 minutos en coche. Hay que dejar el vehículo en un parking exterior y subir andando una pequeña cuesta. Rápidamente te encuentras en la plaza central con su Iglesia, dedicada a Nuestra Sra de Lagoa.








Si giramos a la izquierda nos dirigimos hacia el castillo. Durante el camino vemos que todo el pueblo son casas bajas de una sola planta, con calles empedradas, muy parecidas a las que encuentras en los pueblos de la Serranía de Cádiz. Como estamos en navidad, en todos los rincones han colocado figuras de tamaño real de pastorcillos, Reyes magos, soldados, etc... que le confieren al conjunto una imagen idílica.


Tras andar unos minutos alcanzamos el castillo, no sin antes parar a comprar Vino de Monsaraz, y es que estamos en una zona muy vinícola.


 


El sistema defensivo de Monsaraz está constituido por fortificaciones de dos épocas y tecnologías distintas:

La fortificación medieval formada por el castillo y el cinturón de murallas, levantados en una época en la que no había armas de fuego (siglos XII y XIV). En estas construcciones los muros son verticales, muy altos y construidos en mampostería de piedra irregular de pizarra, a excepción de esquinas y bases, que son de  granito.

La fortificación del siglo XVII constituye una ciudadela formada esencialmente por baluartes del tipo Vauban que sustituían las altas murallas medievales por obras de defensa menos vulnerables al progreso de la artillería. En estas construcciones los muros son de mampostería de pizarra un poco más aparejada y su grosor bastante superior.


Desde los baluartes del castillo las vistas son fantásticas, se ve el embalse completo y claramente a la distancia ves España. El castillo es meramente defensivo, no residencial, con un gran patio de armas, donde se alojaban las tropas en caso de defensa del mismo, y está bastante bien conservado. En la torre del homenaje, donde se alojaba el intendente del castillo, no se puede entrar.




Tras la visita al castillo volvemos por nuestros pasos y recorremos nuevamente la Rua Direita, que es la arteria principal de la localidad, donde están restaurantes, tiendas y bancos. El lugar esta lleno de rincones encantadores, donde no dejas de hacer fotos una y otra vez.





Tras unos minutos disfrutando de sus tiendas de artesanía, que hay muchas, salimos del recinto fortificado por la puerta norte, la llamada "Porta de Cidade", donde dos figuras que representan dos soldados medievales nos dicen adiós.




















Si pasas cerca de Monsaraz y dispones de un par de horas, merece la pena desviarse, es un pueblo encantador y muy bello, muy bien cuidado y con una gastronomía deliciosa






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