TEMPLO DE KARNAK
Templo de Karnak |
Lo primero que vemos a la entrada es una maqueta de como era el Templo de Karnak en la antigüedad, cuando todos los pilonos se encontraban en pie y todo el recinto estaba amurallado. Hoy en día han desaparecido muchas de las edificaciones que existieron, pero aun así, el Templo no deja de ser majestuoso.
El Templo de Karnak estaba dedicado al Dios Amón, el Dios egipcio por antonomasia desde el Imperio Medio. Estaba construido en la antigua capital del alto Egipto, Tebas, y administrado por los sacerdotes del clero de Amón. En si mismo, el clero de Amón era un estado dentro del estado, ya que al igual que los antiguos monasterios medievales, poseían tierras, bienes, ganado y grandes riquezas, que podían modular el devenir político del Estado. Tal era su poder, que las disputas con el clero de Amón provocaron el cambio de culto a Atón, la herejía amarniense de Akhenaton, para contrarrestar el poder de los primeros.
El templo era enorme, con una superficie de 2 kilómetros cuadrados, como 200 campos de futbol, y llegó a tener hasta diez pilonos, ya que su construcción duró mil años, pues más de 30 faraones pusieron su grano de arena, construyendo nuevos edificios o reformando los existentes.
Su disposición, al igual que muchos templos era perpendicular al Nilo, aunque posteriormente a partir del lago sagrado se desarrolla paralelo a este.
Avenida de los Carneros |
Comenzamos la visita en la entrada de visitantes, a orillas del río. Allí estaba situado el Muelle de Amón, lugar desde donde partían las barcas ceremoniales que portaban al Dios Amón durante los festivales. Desde el centro de visitantes vamos andando hasta el primer pilono, pasando antes por un dromos ("camino del dios") o avenida de esfinges, con cabeza de carnero, símbolos del dios Amón. Esta avenida comunicaba el Templo de Karnak con el de Luxor, y hoy en día se ha rehabilitado para que se pueda hacer el mismo recorrido que hicieron los antiguos egipcios.
Llegamos al primer pilono de Karnak, realizado por Nectanebo I, perteneciente a la XXX dinastía.
Tras el pilono, entramos en un gran patio, en el que Seti II y Ramsés III edificaron dos capillas de descanso para las embarcaciones sagradas.
En el centro del patio encontramos la columna de Taharqa. Taharqa fue el cuarto rey de la Dinastía XXV y también rey de su Kush natal, región del norte de la actual Sudán. La columna es lo que queda de un enorme quiosco, construido por este faraón y que consistía originalmente en diez columnas papiriformes de veintiún metros de altura unidas por un muro de protección bajo, cuyo función era la de capilla de barcas
Sala Hipóstila |
Tras el segundo pilono entramos en la Gran Sala Hipóstila, que aun sobrecoge al entrar por sus dimensiones. Su superficie es de unos 5.000 metros cuadrados y su techo estaba sustentado por 134 columnas, de las cuales 12 de ellas, las más grandes con una altura de 24 metros, formaban un gran pasillo central.
La Sala fue mandada construir por el faraón Seti I, que completó el ala norte, mientras que su hijo Ramsés II terminó el ala sur de la sala. No obstante, Ramsés II, que era un especialista de la propaganda, usurpó el sello de su padre en el ala Norte, para hacer ver que todo había sido construido por el Gran Ramsés II. Las paredes llevan grabados de las batallas ganadas por Seti I, Ramsés II y otros faraones como Ramsés III, Ramsés IV y Ramsés VI.
Hay que señalar varias curiosidades en las Sala Hipóstila, una de ellas es que en una de las paredes esta registrado el tratado de paz de Ramsés II con los hititas.
Otra, que sin duda llama muchísimo la atención, es la policromía, ya que muchas de las columnas y zonas del techo mantienen los colores de hace más de 3000 años.
Por último, una que despierta la curiosidad, que es el hecho de que grabadas en las columnas se muestra el faraón con su miembro viril erguido,... esta simbología representa al faraón, como el Dios Min, que favorecía la procreación, la germinación de las semillas y la reproducción de las reses.
Zona del III al V pilono |
Seguidos de ese patio está el santuario del arca. Ha sido reconstruido su techo y se han podido recuperar restos de la policromía que revestía sus paredes. Seguido hay un patio con restos del templo de Amón construido en el imperio medio y reformado por Hatshepsut.
Gran Lago Sagrado de Amón |
El Lago Sagrado del Templo de Karnak es el más grande de su tipo y fue excavado por Tutmosis III. Mide 120 por 77 metros y está revestido con un muro de piedra, con escaleras que descienden al agua.
El lago fue utilizado por los sacerdotes para el lavado ritual y la navegación ritual. También fue el hogar de los gansos sagrados de Amón (el ganso era un símbolo de Amón) y era un símbolo de las aguas primigenias de las que surgió la vida en la idea de creación del antiguo Egipto. Estaba rodeada de almacenes y viviendas para los sacerdotes.
Khepri |
Junto al Gran Lago se sitúa una escultura de un escarabajo, representa al Dios Khepri. La importancia de este Dios deriva de su capacidad para incubar sus huevos dentro del estiércol, que los antiguos egipcios consideraron como símbolo de la regeneración de la vida. El símbolo de Khepri se ha encontrado en numerosos templos, tumbas y esculturas. Hoy, la tradición manda, y si quieres tener buena suerte, cuando visites Karnak, has de dar siete vueltas en torno a la escultura de Khepri.
Volvemos sobre nuestro pasos, hacia donde se encontraba los pilonos III a V, y al final de esta zona se encuentra el Salón de Festejos de Tutmosis III,. Su entrada estaba originalmente flanqueada por dos estatuas del rey ataviado con un traje festivo. El techo está sostenido en el exterior por treinta y dos pilares cuadrados, mientras que el interior está sostenido por columnas estilo poste de tienda que simbolizan la tienda militar que Tutmosis habría usado en la campaña.
En el extremo noreste hay una escalera que conduce a una habitación llamada "Cámara de las Clepsidras". Las clepsidras eran relojes de agua hechos de un recipiente de piedra con un pequeño orificio en el fondo que permitía que el agua goteara a un ritmo constante. El paso de las horas podía medirse a partir de marcas espaciadas a diferentes niveles. Los sacerdotes del templo de Karnak los usaban por la noche para determinar la hora correcta para realizar ritos religiosos.
Después del Salón de Festivales, ponemos rumbo a la salida, no porque el templo no tenga más cosas que ver, sino porque estas visitas siempre se hacen de prisa y corriendo. Pasamos por el Obelisco de Hatsepshut, el único que queda en pie, construido en el año 1.457 a. C. durante la XVIII Dinastía, siendo el segundo más grande de todos los antiguos obeliscos egipcios. Está realizado en una única pieza de granito rosa, tiene una altura de 28,58 metros y su peso es de 343 toneladas
Volvemos a pasar por la gran sala hipóstila, ahora ya con menos gente, pues hora de cierre de Templo. Es hora de poder hacer fotos cómodamente, salvo por la policía turística que empieza a echarnos. Volvemos hacia el autobús a través de la avenida de las esfinges, nos espera ahora la visita nocturna al Templo de Luxor
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