OPCIONES

ABU SIMBEL

LOS TEMPLOS DE ABU SIMBEL


Estatua de Ramses II en Abu Simbel
Pocos sitios son tan icónicos como el Templo de Abu Simbel, creo que todo el mundo con inquietudes viajeras ha pensado alguna vez "a este sitio tengo que ir"... Muchos años han pasado desde que fui por primera vez, y aunque los templos siguen siendo algo inigualable, el entorno si ha cambiado. Hace 25 años, llegar a Abu Simbel era llegar a un sitio casi virgen, estaban los Templos y poco más, ahora, grandes aparcamientos en el exterior y una cantidad ingente de tiendas de souvenirs te esperan a la entrada y la salida, a lo que tienes que añadir mares de turistas por todos lados, que hacen que hacer una foto decente, sea toda una aventura. Pero el hecho de que haya perdido ese aire de inhóspito, no quiere decir que no sea un sitio imprescindible, maravilloso...



Llegar a Abu Simbel desde el crucero lo puedes hacer de dos formas, en avión, saliendo desde Aswan, y en poco más de media hora te encuentras en el aeropuerto que hay junto a Abu Simbel. Lo bueno de esta opción, es que el viaje no se hace pesado, por contra su coste es elevado. La primera vez que fui a Egipto fue con esa opción, y es cómoda, si bien los aviones daban miedo verlos,... pero supongo, solo supongo, que eso ya habrá cambiado.

La segunda opción para ir a Abu Simbel es el autobús, que vienen a ser unas 4 horas de ida y 4 horas vuelta. Si eliges esta opción es mas económica, pero realmente pesada. La segunda vez que visité Abu Simbel tomé esta opción, y tiene mas contras que pros. Como cosa a favor, el precio, un tercio de lo que te puede costar ir en avión, en contra, lo tedioso del viaje, el hecho de tener que madrugar mucho, y hablo de despertarte a las 3 de la mañana, el frío que pasas en el trayecto, ya que todo el trayecto transcurre por el desierto, y hace mucho frio en el desierto de madrugada... y por último, el hecho de que al ir todos los autobuses desde Aswan en caravana, al llegar a Abu Simbel todos los autobuses al mismo tiempo, bajan a ver los templos mares de turistas simultáneamente

Tras pasar, la taquilla y los "controles"... digo controles por decir algo, porque ahí no se controla nada, llegamos a la explanada de los templos, dejando el Templo de Ramses a nuestra izquierda, el de Nefertari de frente y el lago Nasser a nuestra derecha.

Abu Simbel
La construcción de los Templos fue ordenada por el Faraón Ramses II, perteneciente a la XIX dinastía, y su motivación fue la de reforzar la presencia de Egipto en el Sur, mediante la creación de templos que afianzasen la religión, la cultura y el poder del faraón.  De hecho Nubia tenía muchos más templos, como el de Amada, el de Kalabsha y el del Derr, todos ellos al igual que Abu SImbel, trasladados de emplazamientos tras la construcción de la segunda presa de Aswan.
 
Como indiqué antes, la XIX dinastía intenta recuperar la posición de Egipto como potencia en la zona, por lo que inicia una serie de campañas en la zona de Libia, y la actual Palestina. Una de las grandes batallas de la época fue la batalla de Qadesh, entre un ejercito egipcio comandado por Ramses II y los hititas. Aunque la batalla terminó en tablas, Ramses II, para afianzar su reinado, lo vendió como una gran victoria, mandando construir estelas, monumentos y templos conmemorando su "gran victoria". Uno de estos templos fue Abu Simbel, excavado en la roca (hipogeo), y dedicado al culto del propio Ramsés, como figura deificada y de las tres grandes deidades del Antiguo Egipto, Amón, Ra y Ptah. Ra era el Dios de referencia en Heliópolis, Amón el de Tebas y Ptah el gran dios artesano de Menfis. Al lado de los tres se representa a Ramsés como el cuarto gran dios de Egipto.

El Gran Templo de Ramses II

El Gran Templo de Ramsés II, está dedicado como he comentado antes, a Ramsés deificado y las tres deidades locales de las ciudades más importantes de Egipto, Ptah, Ra, y Amón. La facha, de unos 38 metros de ancho y 33 metros de alto, contiene cuatro estatuas de Ramsés II, sentado en un trono con la doble corona del Alto y el Bajo Egipto. Cada estatua colosal tiene una altura de 20 metros, y están coronadas con un friso de 22 babuinos. Tanto el templo como las estatuas, están esculpidas sobre la propia roca. La primera estatua a la izquierda de la puerta de entrada, tiene la parte superior derruida, ya que se cayó en el pasado debido a un terremoto.

A los pies de los colosos, hay otras estatuas más pequeñas, que representan a la familia del faraón. Quedan representadas aquí, tanto la gran esposa real Nefertari, como su madre Tuya y varios de sus hijos e hijas.

Sobre la entrada hay un nicho, con dos imágenes de Ramsés adorando a Ra, con cabeza de halcón. Ra sostiene un jeroglífico y una pluma, representando al Maat, la justicia. Con ello, se representaba que Ramsés, como todo faraón egipcio, garantizaba el Maat, la justicia frente al caos.

Sala Hipóstila del Gran Templo Abu Simbel
Franqueamos la entrada del templo y  lo primero es que observamos es que la altura de las salas disminuye conforme nos adentramos en el interior. Esta estructura es típica de todos los templos egipcios, si bien, éste al estar excavado en la roca, con mayor oscuridad, da la sensación de adentrarte más en el mundo de los Dioses.


La primera sala es la llamada sala Hipóstila, y está sostenida por ocho grandes pilares, que representan a Ramsés en la forma del Dios Osiris. Las estatuas de l izquierda llevan la comuna del Alto Egipto, mientras que las de la derecha llevan la doble corona del Alto y Bajo Egipto. Lo relieves de las paredes de esta sala, muestran la batalla de Qadesh contra los hititas, y en ellos se puede ver a Ramses montado en un carro de combate, disparando flechas a sus enemigos, o agarrando por el pelo a los prisioneros.


 

Tras la sala hipóstila entramos en una segunda sala, sostenida por cuatro pilares decoradas con escenas de ofrendas a los Dioses. Desde esta misma sala, encontramos una serie de salas laterales, todas ellas decoradas, que servían de almacén.

Ramsés haciendo una ofrenda a Ptah


En la imagen superior derecha, se puede ver como Ramsés, hace ofrendas, de alimentos, perfumes, aceites contenidos en recipientes a Ptah, sentado en un trono, y visible por su corona en forma de cuernos con el sol en el centro.



Otras imágenes muestran al faraón haciendo ofrendas a Horus, arrodillado ante el Dios Halcón.



La siguiente sala, da a un vestíbulo donde se encuentra el Santuario. En el mismo, se encuentran talladas cuatro figuras sentadas, Ra, Ramsés, Amón y Ptah. Como he dicho antes, aquí quedan representadas, además del propio faraón los dioses locales de las tres principales ciudades de Egipto, Heliópolis (Ra), Tebas (Amón) y Menphis (Ptah).

El templo fue construido con tal orientación que durante los días 21 de octubre y 21 de febrero los rayos solares penetran hasta el santuario, situado al fondo del templo, e iluminaban tres de las cuatro estatuas, quedaba en penumbra la del dios Ptah, el dios relacionado con el inframundo, que siempre permanecía en la oscuridad. Se cree que esto era así porque coincidía con el cumpleaños del Faraón o con la conmemoración del Seneb (La fiesta de regeneración cada 30 años de reinado).

Con el traslado del templo y el movimiento de la Tierra, esto ocurre ahora el 22 de Octubre y el 20 de Febrero.

De izquierda a derecha, Ra, Ramsés, Amón y Ptah


El Templo de Nefertari

Templo de Nefertari


A la derecha del Gran Templo de Ramsés, se encuentra el Templo de la Gran esposa Real, Nefertari, también conocido como Templo de Hathor, ya que está dedicado a dicha Diosa.

La fachada, que aparece como un poco inclinada, está decorada con seis estatuas de unos de metros de altua, cuatro de Ramsés II y dos de Nefertari. Las seis son de igual tamaño, algo poco corriente, ya que las estatuas que representaban al faraón solían ser de mayor tamaño, lo que simbolizaba la importancia de la Reina, a la que se le daba la misma importancia que al Faraón. Hay otras estatuas menores que representan a miembros de la familia, príncipes y princesa.

En el centro de las seis estatuas se encuentra la entrada, que da acceso a la sala hipóstila más o menos cuadrada, excavada en la roca y sustentada por seis pilares, en los que está esculpido la Diosa Hathor.



Columnas con la Diosa Hathor



Las paredes están decoradas por representaciones tanto de Ramsés como de Nefertari haciendo ofrendas a los Dioses. Más allá de la sala Hipóstila se encuentra el vestíbulo, con dos cámaras laterales a ambos lados, que debieron usarse como almacenes del Templo. Y por último, tras el vestíbulo llegamos al Santuario, en ese caso mucho más pequeño que el del Gran Templo, donde están representados la pareja Real, junto a varios Dioses.

Se piensa que el Templo no llegó a completarse por completo, probablemente por la muerte de la Reina, porque junto al Santuario, se pueden apreciar dos puertas que se dejaron preparadas para excavar, pero que no llegaron a realizarse.






















Tras la visita, haz de pasar irremediablemente por una zona de tiendas, donde te asaltan los vendedores... todo un reto llegar y encontrar el autobús con tanta gente. Tras más de media hora intentando o salir, dejamos los Templos de Abu Simbel y ponemos rumbo nuevamente a Aswan, ahora el viaje se hace más pesado, nos esperan cuatro horas de camino y empieza a pegar el sol... Lo único interesante en el camino de vuelta, es una parada a medio camino en medio del desierto...





















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