ROUSSILLON Y LOS OCRES DEL LUBERON
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| Roussillon |
Roussillon, junto a Le Baux y L´isle sur le Sorgue, es para mi gusto uno de los pueblos más bonitos de nuestro viaje. Situado en lo alto de un cerro su atractivo no reside solo en la belleza del pueblo sino en la proximidad de los Ocres del Luberón, que está a dos minutos andando.
Aparcar no es difícil, pero si es de pago, allá donde busques. Pagas una tarifa única por un día de 4 euros, y con ello puedes aparcar en los aparcamientos habilitados en la zona baja del pueblo.
Tras dejar el coche comenzamos a subir, y lo primero que llama la atención es el color ocre de todas las casas, y tras entrar por la rue Richard Custeau, encontramos una pequeña plaza donde se encuentra el Ayuntamiento, un edificio de dos plantas típicamente provenzal y como no de color ocre.
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| Ayuntamiento |
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| Ayuntamiento |
Seguimos avanzando por la calle, dejando a ambos lados restaurantes, galerías de artes y tiendas de souvenirs, y giramos a la derecha para adentrarnos en la parte más bonita de Roussillon. Nos dirigimos hacia la zona de la iglesia, para lo cual entramos por un arco que daba acceso a la zona interior de la población. El lugar tiene mucho encanto, pues a las calles y casas empedradas, hay que unirles la vegetación que cubre las paredes dándole al lugar un encanto especial.
Antes de entrar por la Rue de la Eglise, hay que girar a la derecha y contemplar las vistas desde un magnífico mirador en la Place du Castrum.
Entramos por la Rue de la Eglise, y pasamos bajo el arco existente en la torre del reloj, en un principio era la torre defensiva de la entrada a la zona del castillo que existía, pero en el siglo XIX fue transformada en el campanario de la iglesia, instalándose la campana y el reloj.
La Iglesia de Roussillon está dedicada a San Miguel, y en su origen, allá por el siglo XII, fue de estilo románico, estando adosada a la muralla y frente al castillo. A lo largo de los siglos fue alterada tanto su interior como su fachada, siendo la actual del siglo XVII.
Tras dejar la zona de la Iglesia, seguimos paseando por las calles de Roussillon, subimos por la Rue de Paume y bajamos posteriormente por la Rue Bourgades. A lo largo de estas calles se jalonan las casas palaciegas del siglo XVIII de color ocre y adornadas con multitud de flores con galerías de arte. Y es que Roussillon, aunque en la Edad Media solo era una fortaleza con un pequeño castillo y una iglesia, se convirtió gracias a la explotación de las canteras de roca férrica en un centro económico muy importante hasta prácticamente los años veinte del siglo pasado.
Uno de los lugares que salen siempre en las fotos que se ven de la Provenza, es esta Abadía situada a pocos kilómetros de Gordes, pues está rodeada de inmensos campos de lavanda. La lavanda florece desde Junio a la primera quincena de Agosto, según las zonas, así que cuando fuimos ya sabíamos que no íbamos a encontrar esa foto,... pero aun así el sitio no decepciona.
Es ya mediodía y aprovechamos para comer en la Crepperie Le Castrum, en la plaza del Ayuntamiento. Reponemos fuerzas y nos preparamos para la próxima visita... Los Ocres del Luberón.
LOS OCRES DEL LUBERON
Si te falta tiempo y te preguntas si es preferible ir al Colorado Provenzal o Los Ocres del Luberón, te diría que depende del tipo de turismo que te guste. En ambos lugares veras paisajes que te impresionarán, si bien el colorado provenzal es más indicado para los amantes del senderismo y los ocres para aquellos que les guste un turismo más cómodo. La facilidad de los ocres es que está junto a Rousillon y si tienes poco tiempo matas dos pájaros de un tiro.
Tras nuestro paseo por los ocres, volvemos a por el coche y ponemos rumbo a la Abadía de Senanque, a unos 25 minutos desde Roussillon.
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