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jueves, 25 de abril de 2024

MINAS DE SAL DE WIELICZKA

 MINAS DE SAL DE WIELICZKA


Entrada a las Minas de Wieliczka

Tras la visita a Auschwitz, si te das prisa, te mueve con un coche de alquiler y reservas con antelación puedes realizar la visita a las minas de sal de Wieliczka. El trayecto desde Auschwitz te llevará alrededor de hora y media por una carretera nacional que no siempre es autovía. Nosotros llegamos ya en el último turno de visitas, entramos aun de día y salimos ya de noche, pues el recorrido te llevará más de dos horas.

Lo primero que hicimos fue bajar escaleras, más de 800 escalones hasta llegar al final, por lo que aquellas personas con dificultades de movilidad, deberían abstenerse de bajar, desconozco si hay ascensores en todo el recorrido, solo vimos uno y era para subir.

Las visitas a la mina se hacen con guía, la nuestra era bastante mala, era en inglés, y además de que no se le oía por su tono de voz, le ponía muy poca pasión, por lo que llevarla o no, era lo mismo... Supongo que es cuestión de suerte. La visita te llevará unas dos horas y media y recorrerás más de tres kilómetros, atravesando pasillos y salas decoradas y excavadas en la propia roca.

Nicolás Copérnico

Las minas de sal, fueron descubiertas en el siglo XIII, de forma casual, ya que en realidad lo que se buscaba era agua salada, para calentarla y obtener la propia sal. Pero tras las distintas excavaciones en busca del agua, se descubrió la mina, y en una época donde la sal era un bien preciado, pues servía no solo para condimentar alimentos, sino como medio para conservarlos, significaba para el reino, una fuente de ingresos inagotable. Este fue el motivo de su rápida expansión, pues tras un siglo ya se había construido un castillo para su defensa y organismo para su administración.
La primera escultura que encontraremos está dedicada a Nicolás Copérnico, genial astrónomo de origen polaco, cuya contribución principal fue proponer que la Tierra y los demás planetas giraban alrededor del Sol en un sistema heliocéntrico y no como se pensaba entonces, en un sistema geocéntrico en el que la Tierra era el centro. En honor al mismo se colocó una estatua por su 500 aniversario.

Pero entremos en la sección leyendas...

Como en toda visita hay que adornarlas con historias y mitos, a la mina no le falta el suyo. Se cuenta que una princesa, Kinga de nombre, se iba a casar con un príncipe polaco, y como dote para su boda, le pidió a su padre el Rey de Hungría Bela IV, sal para la boda. El rey le concedió su deseo y ella arrojó su anillo al interior de una mina en Hungría, su país natal. Misteriosamente, cuando llega a Polonia, pide excavar un hoyo y encuentra la Mina de Sal de Wieliczka, y tras la primera extracción... oh misterio... se encuentra el anillo...

Seguramente el descubrimiento de la mina, no fue ni tan misterioso, ni tan lleno de romanticismo, pero la leyenda consiguió que la princesa Kinga, tenga su estatua labrada en sal, en la sala llamada Janowice.

La Princesa Kinga y el anillo.


Durante el recorrido, os encontraréis, salas menores, con puertas de acceso excavadas en la roca, con motivos decorativos. Entre salas más pequeñas y otras más grandes, se encuentran recreaciones del proceso de extracción de la sal. En la llamada sala Sielec, se expone como se sacaba la sal al exterior y explican como los animales de tiro, se bajaban con poleas al interior de la mina y consumían su vida dentro de las profundidades de la mina.


 


Seguimos caminando y nos encontramos en distintos enclaves, gnomos, simulando los distintos trabajos en la mina, aunque una parada obligada es la Sala de la Santa Cruz, una capilla excavada en la roca, presidida por una talla de la Virgen María y un crucificado, y es que Polonia es uno de los países europeos donde se mantiene más viva la fe católica, cosa que pudimos comprobar en las distintas iglesias que visitamos,  siempre llenas durante las ceremonias religiosas.




Y llegamos ahora a una de las Salas estrellas del complejo, la Capilla de Santa Kinga, una sala construida a más de 100 metros de profundidad, con mas de 12 metros de altura, y una longitud de 54 metros y una anchura de 18. La sala es realmente impresionante, ya que está excavada en las paredes de roca de sal, y adornada con distintos elementos escultóricos, además de tener una capilla religiosa en su interior. Antes de acceder a ella, podréis sacar fotos desde un mirador de un piso superior, desde donde observar sus enormes dimensiones. 

Capilla de Santa Kinga


Esta sala visítala sin prisas, os dejarán tiempo, y fíjate en motivos como la estatua a Juan Pablo II, pasajes bíblicos como la última cena, la huida de Egipto o el nacimiento de Jesús.


                                              



Capilla de Santa Kinga



Una vez dejamos esta espectacular capilla, seguimos bajando y nos encontramos con un enorme lago artificial de aguas verdes con un mirador y una escalera de vértigo. Es la cámara de Erazm Barącz, quien fue director de la mina a principios del siglo XX, y al que se le dedicó la misma. Esta sala fue excavada en el siglo XIX y estuvo en funcionamiento hasta principios del siglo XX. Las aguas verdes de las que hablaba antes es en realidad salmuera artificial, que contiene 320 g de sal por litro de agua, por lo que la densidad de este agua es hasta un tercio superior al del agua dulce. En este lago, de más de 9 metros de profundidad, hay que fijarse en dos elementos: la columna de sal y las gruesas capas de sal en las paredes. Se usaron estas técnicas de asegurar con sal las paredes para asegurar la sala de un posible colapso.


Cámara de Erazm Barącz

Cámara Michalowice
Otra cámara que te llamará la atención es la cámara Michałowice, con una estructuras de madera, de varios metros de altura, que te recuerdan a las películas del señor de los Anillos. Fue construida durante casi 100 años (entre la segunda mitad del siglo XVII y la primera mitad del siglo XVIII). Su altura de la cámara es de unos 35 metros y hoy en día se celebran banquetes y ceremonias en su interior.

Por último mencionaré una sala que me encantó, no solo por su estética, sino por el ambiente que lo rodeaba, y es que su visita estaba amenizada con música de Chopin, y es que se dice que el mismo músico bajaba hasta aquí para tratar sus problemas de asma.






Hay muchas más salas dentro de la mina, pero tal vez estas son las más destacables o que te pueden llamar la atención. Todavía antes de salir has de recorrer muchos metros, hasta llegar a otra gran sala, la cámara Gospoda, donde se encuentra una cafetería, una tienda de souvenirs y los ascensores que dan al exterior. Hemos estado casi tres horas bajo tierra, y solo hemos recorrido el 2% de la longitud de la mina, por algo este esta visita es uno de los imprescindibles en un viaje a Polonia.







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