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FORT LATTE

FORT LATTE


Hoy nos vamos al Norte de la Bretaña, un viaje distinto, hoy no se trata de ver pueblos y ciudades, hoy se trata de ver paisajes y lugares con encanto, nos vamos a Fort Latte y al Cap Frehel, un castillo y un faro, enclavados frente a la Costa del Canal, y rodeados de naturaleza, en la auténtica Bretaña.


Comenzamos con el castillo, Fort Latte, su visita te transportará a otra época, una época de caballeros y damas, de catapultas, cañones y mazmorras... Una pasada...

Una leyenda certifica que un primer castillo fue construido en 937, pero se tiene certeza de que el castillo actual se inició en 1364 y se continuó hasta la segunda mitad del siglo XIV. El castillo ha pertenecido siempre a la Familia Goyon, y su devenir ha estado por tanto ligado a la suerte de dicha familia. Así la familia Goyon estuvo durante muchos años  ligado a los Diques de Bretaña siendo Chambelain de su corte, para posteriormente y tras la unión de Bretaña y Francia,  llegar a ser Mariscales de Francia. Esos eran tiempos de vinos y rosas, sin embargo pronto cambiaría la situación.

Durante las guerras de religión entre católicos y hugonotes en Francia, la familia se situó del lado del hugonote Enrique IV, siendo asediado y atacado el castillo por la Liga católica, siendo desmantelado, saqueado y destruido el castillo, quedando exclusivamente la fortaleza exterior.

Hasta finales del siglo XVII no se volvió a reformar el castillo, consiguiendo en gran medida la apariencia que hoy vemos.

Durante el siglo XIX, fue abandonado poco a poco. En 1931 fue comprado y restaurado por la familia de Jouon Longrais, la cual consideró abrirlo al público. Hoy en día es uno de los castillos más visitados en Bretaña.

Fort Latte
Para llegar al Castillo de Fort Latte, debes dirigirte dirección St. malo, y lo encontrarás a unos 42 kms siguiendo la D786, aproximadamente una hora de camino. El precio de la entrada es de unos 5,50€ para adultos y 3,50€ para los niños y los horarios son de 10,30 a 18 horas en invierno y de 10,30 a 19 horas en verano.

Es fácil dejar el coche, ya que hay aparcamientos antes de llegar al castillo, y tras esto lo que encontramos es un sendero de unos diez minutos, con unas vistas del castillo y de los acantilados y playas de alrededor preciosos. Un momento de paz antes de entrar a ver historia....



A lo largo del sendero vemos carros, arietes y catapultas, para ambientarnos antes del plato principal, el castillo.











Por fin llegamos al castillo... El castillo fue construido básicamente con un motivo defensivo, en una época convulsa por la Guerra de Sucesión de Bretaña (1341-1364). 
Entrada al castillo.

Tenía en si mismo 4 funciones:
  • una función militar: un refugio 
  • una función residencial: el Señor vive allí con su familia, el edificio refleja el poder señorial,
  • una función política: el castillo es la sede del poder (real, señorial ducal)
  • una función económica: es un centro de actividades.

Entramos en el castillo por un doble puente levadizo, que aseguraba la entrada frente a invasores. Era un sistema combinado de puente y puerta, que se utilizaba alternativamente cuando estaba abierto era puente y cuando se abría era puerta.  El castillo esta sobre una gran peña por lo que acceder a el sin tener abierto el puente era misión imposible dada la altura del precipicio. Su interior se divide en tres partes, la zona de muralla defensiva de la entrada, en la que podéis ver el primer puente levadizo , el segundo  puente levadizo y la mazmorra,

La segunda parte es el patio de armas, y que es la zona entre el castillo residencia y las murallas. Allí se establecían los soldados cuando estaban intramuros. Actualmente hay un gran jardín a la derecha y un huerto con plantas medicinales a la izquierda, pero lo que más llama la atención es una gran catapulta a tamaño real.

Patio de Armas

Tras dejar el patio de armas nos adentramos en el castillo, que no solo servía de fortaleza sino que contenía todos los elementos necesarios para la vida del señor, capilla, huertos, casa y recinto amurallado.

Nada mas entrar en el castillo encontramos un edificio a nuestra izquierda, en la planta del sótano estaban las mazmorras, y en la primera planta la casa del señor, diseñadas con todas las comodidades de la época...

  • Letrinas en el espesor de las paredes (esculpidas en la roca desaguaban al exterior a través de una tubería escavada en la piedra)
  • Una gran ventana se abre en orientación sur para dar mayor ventilación y luminosidad a esta sala con asientos de ventana en cada lado de la puerta. Los asientos de ventana son bancos de piedra dispuestos en las ventanas del umbral de la Edad Media y durante el Renacimiento.
  • Para calentar una gran chimenea cuyas esculturas (base poligonal y columnas) que decoran cada lado son características del siglo XIV.



Tras visitar las estancias del señor, justo a la salida encontramos una pequeña sala con un pozo, que suministraba agua al completo. Junto a esta sala, la capilla. 



La capilla, dedicada a San Miguel, fue fundada en 1420. El asedio de 1597 durante las guerras de la Liga ha dañado a muchos el castillo por lo que la antigua capilla fue destruida. La actual capilla del siglo XVIII, y fue profanada durante la revolución francesa.. El retablo actual es compuesta con elementos XVIII y el altar es del siglo XIX.


Capilla


En la zona próxima a la capilla y antes de llegar a la torre del homenaje, encontramos un jardín repleto de flores y una zona amuralladas que da al mar, con diversas torres fortificadas en los vértices de las murallas. Entra en una de ellas y mira por las pequeñas aberturas abiertas en sus muros, te permitirán contemplar unas vistas magníficas. En la foto se puede ver a lo lejos el Cap Frehel y gran parte de la costa bretona.







Cap Frehel al fondo, desde Fort Latte.

Llegamos a la torre del homenaje, que era la principal torre defensiva del castillo, pues permitía le lanzamiento de los arqueros y ballesteros desde la zona superior y el lanzamiento de piedras por aberturas que estaban abiertas sobre el suelo del tejado de la torre. Tiene varias plantas y las vistas desde la zona superior son sencillamente indescriptibles, aunque la escalera para subir no es apta para personas con vértigo. En la planta inferior se pueden encontrar un pequeño museo con arcos, ballestas, flechas y arqueros...todo lo que en su época usaban los defensores del castillo.






Vistas desde la Torre del Homenaje

Continuando nuestra visita vemos una especie de horno que nos llama la atención. En un principio pensamos que era un horno de leña para el pan, pero nada mas lejos de la realidad. Se trataba de un horno para calentar hasta el rojo vivo las bolas de cañón. Así si se disparaban sobre los barcos que asediaran el castillo, además del daño propio de la bala ardería. Este invento, se usó poco en realidad, ya que comprobaron que cuando había un ataque naval, no había tiempo para calentar las balas de cañón, tardaban mucho en calentarse y eran difíciles de llevar hasta la zona de los cañones. Así que se dejó pronto de usar, pero al menos se conserva perfectamente, ya que actualmente solo quedan dos en Francia.



Ya solo nos quedaba llegar a la zona del baluarte, donde estaban colocados todos los cañones, aunque ahora solo está colocado uno. Recomiendo bajar hasta el mismo baluarte y no quedarte en la planta superior porque se puede comprobar como eran los movimientos que podía hacer el cañón, a derecha e izquierda para disparar y como lo volvían a colocar para compensar el retroceso tras el disparo. Cañones ves muchos en los castillos que visitas, pero observar el sistema de disparo es mucho mas infrecuente.


Baluarte






Termina nuestra visita a Fort Latte y nos vamos ahora a ver el faro de Cap Frehel. Hay dos opciones, coger el coche en una ruta de unos 10 minutos o si tienes ganas y fuerzas hacer una ruta de senderismo de una hora aproximadamente bordeando la costa, con unas vistas increíbles. El sendero comienza justo al lado de la caseta de venta de entradas del Castillo de Fort Latte.










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