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MEQUINEZ


MEQUINEZ
Meknes



Nos dirigimos tras dejar la fascinante Fez, hacia otra de las dos ciudades imperiales que vamos a visitar, la ciudad de Mequinez, en francés Meknes, que es como es más comunmente conocida. Yo la llamaré Mequinez, ya que es el nombre que se le da en castellano.


Mequinez está situada a tan solo 62 kms, pero nos llevará aproximadamente una hora por carretera. La entrada en Mequinez, es mucho más complicada que en Fez, ya que prácticamente está completamente rodeada por dos anillos de murallas y resulta confuso orientarse. 



Plaza El Hedhim en el cetro de Mequinez


La ciudad de Mequinez fue fundada en el siglo X, pero fue en el siglo XVII durante el reinado de Moulay Ismail cuando fue capital de Marruecos. Molulay Ismail la engrandeció y la dotó de grandes murallas y palacios, hasta el punto de haber sido llamada el Versalles de Marruecos.

Nos alojamos en un magnífico Riad, en el Riad Yacout (www.riad-yacout-meknes.com), situado en la plaza Lalla Aouda, a tan solo 2 minutos andando de la Plaza El Hedhim, verdadero corazón de la ciudad de Mequinez. Es un Riad que si bien conserva el sabor marroquí en su decoración, todas sus instalaciones son modernas, y sumamente cuidadas. Es fácil encontrar aparcamiento ya que puedes aparcar en la misma plaza, ya que hay guardas que por una propina te cuidarán el coche aparcado día y noche. 

Plaza Lalla Auoda

Nuestra primera visita a la ciudad es pasear por la plaza Lalla Aouda, desde allí tienes una perspectiva de la zona amurallada, asi como de distintos alminares y muy cercana al Mausoleo del Moulay Ismail. A escasos metros de dicha plaza, la Plaza de El Hedhim, una enorme plaza de forma rectangular (200 metros de largo por 100 de ancho) que es como decía antes el verdadero corazón de Mequinez. La plaza se encuentra franqueada a ambos lados por una muralla de unos 10 metros de altura. A la derecha encontrareís cafeterías para tomar te en sus terrazas y tener una panorámica completa de la plaza, y a su izquierda una mercadillo repleto de tiendas.


A las primeras horas de la mañana la plaza tiene poca gente pero conforme pasan las horas aumentan, hasta llegar un momento en que no hay donde situarse. 






Al este encontrareis una de las maravillas de Mequinez, la puerta Bab el-Mansour que comunica la plaza El Ehdhim con la antigua Ciudad Imperial de Moulay Ismaíl. La puerta Bab el-Mansour se llama así por el arquitecto El-Mansour, un cristiano renegado que se convirtió al Islam. Se terminó cinco años después de la muerte de Moulay Ismail en 1732. El diseño de la puerta juega con dibujos almohades. Las columnas de mármol proceden de las ruinas romanas de Volubilis, ruinas muy cercanas a la ciudad de Mequinez. Cuando estuvo terminada la puerta, Moulay Ismaïl la inspeccionó y preguntó a El-Mansour si podía hacerlo mejor. El-Mansour se sintió obligado a contestar que sí, lo que enfureció tanto al sultán que ordenó su ejecución. Sin embargo, según los registros históricos, la puerta se terminó después de la muerte de Moulay Ismaïl. Hoy en día la puerta en sí se utiliza ahora como galería de arte y artesanía.


Puerta de Bab El-Mansour

En la zona oeste de la plaza encontraremos dos cosas, la entrada en la medina y el Museo Dar Jamaï, un edificio impresionante construido en 1882, lleno de piezas artísticas marroquíes, orfebrería, escultura, cerámica, bordados...

Una de las salas de Far Jamaï




El Palacio Dar Jamai fue la mansión de la familia Jamai en Mequinez. De esta ilustre casa nobiliaria salieron dos de los ministros del Mulay El Hassan. la importancia de esta familia y de su riqueza se hace notar en las enormes puertas de madera tallada y en los materiales empleados para la construcción del edificio. 

Algunas salas son deslumbrantes, con madera exquisitamente tallada, azulejos por doquier, y columnas decoradas con yeso tallado.







Aparte del palacio, los Jardines Dar Jamai sobresalen por su estilo andalusí, con cipreses y decenas de árboles frutales. Junto a éstos y al patio, en la planta baja, se encuentran lo que fueron los dormitorios y la cocina de la casa. Las exposiciones permanentes y temporales se localizan en los pisos superiores.



Recorrer todas las salas de las plantas inferiores y superiores del museo te llevará un par de horas, ya que realmente contiene mucho mas de lo esperado.







Tras la visita al Museo Dar Jamaï nos adentramos en la Medina de Maquinez. Es una Medina distinta a la de Fez. Si en Fez volvías a la Edad Media, la Medina de Maquinez es mucho mas moderna, no es un mercado de comida, sobre todo encontrarás ropa, y si piensas en buscar artesanía, encontrarás poco. No es una Medina orientada al turista como en Estambul, o en el Cairo, es una Medina para consumo interno, pero en cualquier caso está lleno de rincones llenos de belleza, medrazas y mezquitas.

Nos decidimos a visitar la Madersa Bou Inania de Meknes. Sin duda una de las mejores visitas del viaje, ya que a diferencia de en fez, en esta Madersa te permiten deambular libremente tanto en la planta baja como en las plantas superiores.

El patio central es de forma cuadrada, simétrica y con dos pisos de altura. La planta inferior tiene un pasillo interior que da a las distintas habitaciones de lectura del corán, separadas del patio central por unos paneles de madera labrada.  El suelo del patio central es de azulejo de estilo andalusí, como el que puedes encontrar en la Alhambra o en los Reales Alcázares de Sevilla.





Patio de la Medersa de Bou Inania de Mequinez


En la planta superior podemos entrar en las habitaciones de los estudiantes, que no tenían prácticamente mobiliario. Todas las habitaciones no tenían más de 9 metros cuadrados y todas tienen una pequeña ventana que daba al patio central. La medersa era en la práctica una residencia de estudiantes coránicos, ya que vivían y aprendían el Corán sin salir de la escuela.



Un paseo por la Medersa Bou Inania


Un par de peculiaridades de la Medersa de Bou Inania de Mequinez. Una de ellas es que posee un alminar que domina toda la Medina. La Madersa era usada los Viernes como Mezquita, por ello poseía un alminar. Su color es de un verde intenso gracias a los azulejos de dicho color que la cubren.

La segunda es que podréis visitar también el tejado de la escuela por lo que podréis contemplar cada recoveco del edificio y de la medina, asi como tener imágenes únicas del alminar.

Alminar de la Medersa Bou Inania


Tras abandonar la Medina nos dirigimos hacia las afueras, alli nos esperan la antigua Ciudad Imperial de Moulay Ismaíl y dentro de ella, además de su recinto amurallado, la cárcel real, los establos reales, y el Mausoleo del propio Muolay Ismail.

Prisión de Kara
Volvemos sobre nuestros pasos y nos dirigimos hacia la Plaza Lalla Aouda, pues muy cerca de allí se encuentra la Prisión Real, llamada Prisión de Kara. Su nombre proviene de un prisionero portugués que recibió la promesa del Moulay Ismail Alaoui de ser liberado si se las arreglaba para construir una prisión para más de 40.000 reclusos Se trata de una prisión subterránea a la que se accede por una estrecha escalera y cuyo tamaño es tal que cabían hasta 50.000 prisioneros, la mayoría de ellos eran cristianos todo sea dicho. La prisión se construyó en el siglo XVIII y tiene forma laberinto, una vez que estas dentro es difícil orientarse, así que imaginemos como podría ser orientarse con la única luz de unas pequeñas rendijas en el techo. Está formada por tres salas compuestas por una serie de arcos que descansan sobre pilares con un tamaño promedio de 1,40m y 3,46m con el apoyo de bóvedas de cañón. Después del reinado del sultán , la prisión se utilizó provisionalmente como silos y en las tiendas de alimentos.




Tras la visita de la prisión entramos por las murallas imperiales hacia el Mausoleo del Moulay Ismail. ¿Pero quien fue el Mulay Ismail?

El Moulay Ismail fue el segundo rey de la dinastía alaouíta, que gobernó Marruecos con ano de hierro, pero que obtuvo importantes avances territoriales contra ingleses y españoles, siendo un fiel aliado de los franceses. Tan fiel aliado francés fue, que hasta llegó a pedir la mano de la hermana del Rey Luis XIV, cuando ésta se negó a la boda, puso en serias dificultades al Rey de Francia, teniendo que enviar en compensación ingenieros y arquitectos que ayudaron al desarrollo del país. Trasladó la capital desde Fez a Mequinez, donde construyó un gran palacio y fortaleza. Como curiosidad, tuvo mas de 800 hijos, y tenía dentro del Harem, mujeres de todos los lugares, hasta una irlandesa. A su muerte, el país se sucumbió en el caos. Y hablando de muerte, nos disponemos a visitar su mausoleo.




El Mausoleo es uno de los pocos templos de Marruecos en los que las personas que no profesan la religión musulmana pueden entrar libre y gratuitamente porque es un lugar que no está destinado a la oración sino que es la tumba del rey Alaoui. Está construida con los clásicos azulejos con mosaicos árabes, intricados dibujos en el yeso labrado y bóveda de madera. La mezquita tiene un curioso tinte europeo y es que al rechazar la propuesta de matrimonio del Sultán, Luis XIV se vio obligado a hacerle un generoso regalo y, amén de los ya mencionados militares e ingenieros, la mezquita está llena de relojes que siguen funcionando desde hace casi cuatro siglos y que ponen la nota sonora en el silencio de su mausoleo.










Después de dejar el Mausoleo, bordeamos toda la muralla del Palacio Real y de sus antiguos jardines (que hoy en día es un campo de golf), y llegamos a un inmenso lago, llamado estanque de Agdal, y junto a éste las antigua caballerizas, que podían albergar hasta 12.000 caballos. Estos caballerizas también servían de depósito de grano y es visitable, destacando por su grandiosidad, una parte es cerrada bajo techo abovedado y otra parte al aire libre, ya que un terremoto en 1755 destruyó los almacenes y las caballerizas. Necesitarás mas de una hora para recorrerla, pero merece la pena el recorrido.










En cuanto al estanque de Agdal, es es una enorme piscina de 320 metros de largo, 215 de ancho y dos metros de profundidad construida por el Sultán para dar de beber a los 12.000 caballos que alojaba en los establos aledaños.




Estanque Agdal



Después de visitar los establos reales y el estanque de Agdal, es un buen momento de volver a la plaza El Hedhim, el verdadero corazon de la ciudad de Mequinez. Os recomiendo dirigiros a una de las esquinas de la plaza, la más próxima a la puerta Bab el-Mansour y tomaros un te al caer la tarde en una de las terrazas que dominan la plaza. Para entrar en la tetería deberéis pagar una entrada, lo cual os da derecho a sentaros en la terraza y tomar un te.

En la plaza es donde se concentra toda la vida social de la ciudad, por momentos se va llenando, cada vez mas y mas gente, en grupo que se aglutinan en torno a cantantes, malabaristas, contadores de cuentos y cómicos.

Disfrutar de la plaza, de su ambiente y de sus gentes es una delicia, moverte entre ellos y pasar desapercibido, envolverte en la vida rutinaria de Mequinez, es una experiencia inolvidable.





Por último un Vídeo de la Plaza El Hedhim...






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