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viernes, 19 de abril de 2019

AMMAN

PRIMER DÍA: AMMAN



Jordania tiene una historia extensa, comienza durante la edad del cobre y continua con nabateos y romanos, que dejaron testimonio de su presencia tanto en Petra como en las famosas decápolis, de las que una de ellas, la llamada Filadelfia, constituye hoy la capital de Jordania, Amman. Las decápolis fue una alianza de diez ciudades estado que eran leales a Roma, gracias a esta última, Filadelfia se convirtió en el centro de la provincia romana de Arabia y por ende centro de las rutas comerciales entre el Mediterráneo y la India y China.
Templo de Hércules

Tras la caída del imperio romano, la ciudad cayó bajo el dominio bizantino, y con posterioridad a este cayó bajo la influencia islámica en el siglo VII y VIII, cuando recuperó su antiguo nombre, Ammon, del que deriva la actual denominación Amman. 

Pero no fueron todos luces en la historia de Amman, sino más bien lo contrario, en los siglos siguientes Amman perdió relevancia, así en la época de los cruzados la capital de la zona pasó a ser Al Karak, y posteriormente Salt. Tanto fue así, que la ciudad era prácticamente un conjunto de ruinas antiguas, quedando abandonada durante el dominio Otomano.

Fue gracias a la llegada del ferrocarril que unió Damasco con Medina a comienzos del siglo XX, que pasaba por Amman, cuando la ciudad comenzó a renacer. En las décadas siguientes la ciudad aumentó de población progresivamente, especialmente cuando se creó el Emirato de Transjordania, bajo el gobierno del Emir Abdullah, de la familia hachemita, descendientes directos de Mahoma. En 1946 Transjordania consiguió su independencia, y el emir Abdullah fue nombrado rey, cambiándose el nombre del país a Reino Hachemita de Jordania, y Amman fue declarada su capital.

Amman, aun siendo una de las visitas que en la mayoría de viajes a Jordania se califica como prescindible, tiene sin embargo su parte interesante. Probablemente no es un lugar donde ver grandes monumentos, aunque algunos hay... pero si es un lugar donde se llega a disfrutar del ambiente y hospitalidad jordana, sus tiendas, restaurantes y puestos de comida callejera, invitan a pasear por sus calles, observar el ir y venir de sus gentes, e imbuirse en la vida de la ciudad. Es verdad que no es una ciudad para llevarse una semana, si vas de turismo, pero si uno o dos días, e insisto más que para ver monumentos, hay que vivir Amman.

Nosotros estuvimos dos días, el primer y el último día de nuestro viaje a Jordania, por lo que haremos un resumen de lo que vimos y vivimos en esos dos días.

La mayoría de los monumentos de Jordania están en el centro de la ciudad, la ciudadela, el teatro romano, el ninfeo, el museo de Jordania... te recomiendo que vayas en taxi hasta el centro si tu hotel esta lejos, puedes ir en tu coche de alquiler, pero la circulación es tan caótica que los 3 o 4 euros que te cueste el taxi o Uber, te habrá valido la pena. Lo ideal es que te lleve a la ciudadela, que está en lo alto de una colina que domina la ciudad, así de ese modo solo tendrás que bajar la cuesta para ver el resto.

Cuando llegues a la ciudadela lo primero que verás son los barrios limítrofes, un conjunto ingente de casas bajas a lo largo y ancho de las colinas que rodean la antigua ciudadela. Todas las casas son del mismo color, ya que está así determinado por ley en Amman.

LA CIUDADELA DE AMMAN

Plano Ciudadela de Amman
La ciudadela contiene restos de diversos periodos históricos, en especial los de época romana y los de época Omeya. La entrada es gratis con el Jordan Pass, que tendrás que presentar en la puerta y te sellarán. La ciudadela no es muy grande, y puedes verla en aproximadamente una hora. Nada más entrar, encontrarás una representación en distintos murales de la historia de Amman, cuando se llamaba Philadelphia, rabbath-ammon y Amman. En la ciudadela no tienes sitio donde refugiarte, salvo el pequeño museo y alguna sala del Palacio Omeya, así que procura que no te pase como a nosotros, que nos cayó el diluvio universal y acabamos completamente empapados.

La visita  la ciudadela consta de dos partes, la zona A, donde los restos son predominantemente romanos, y la zona B donde están la mayoría de los restos de la época Omeya.

Entrada a la Ciudadela

Tras andar unos 200 metros por la entrada de la ciudadela, vemos el edificio más emblemático de la ciudadela, el Templo de Hércules, se construyó, según reza  en una inscripción, siendo Geminius Marcianus gobernador de la provincia de Arabia (162-166 d.C), y fue dedicado a los co-emperadores Marco Aurelio y Lucio Vero. 


No fue el primer santuario en alzarse en la zona, ya que se han encontrado restos de un santuario que data de la Edad del Hierro, probablemente dedicado al dios amonita Milcom. Asimismo, se cree que la gran roca expuesta en el centro del Tempo de Hércules forma parte de un santuario anterior.

El templo de Hércules está dedicado a la principal Deidad romana. Se atribuye a Hércules por dos causas, la primera por el descubrimiento de unas enormes brazos de mármol en la área cercana al templo. Hércules era hijo del Dios Zeus y una mujer mortal, y era conocido por su extraordinaria fuerza sobrenatural, de ahí una de las causas por las que se le atribuye la estatua a este Dios. Por otro lado, en las monedas halladas en la antigua ciudad romana, la figura de Hércules se hallaba presente en el anverso de dichas monedas, y este hecho junto con el anterior no hacen dudar de la dedicatoria a esta Deidad.

Hoy en día, solo quedan cuatro grandes columnas corintias que en su época medían 13,5 metros, dos de las cuales aun sustentan parte del friso superior. La fachada tiene 43 x 27 metros y se cree que debía tener una estructura interior compuesta de tres salas. Al frente se encontraba el pronaos, seguido de la sala principal, donde se encontraba la estatua del dios, y en la parte posterior habría una habitación pequeña, conocida como opistodomos.

De la estatua del Dios Hércules se conservan, parte de un codo, un pie y parte de los dedos de la mano, que te hacen imaginar el tamaño que debía tener originalmente esta estatua. Las piedras y columnas del templo se reutilizaron para la iglesia ubicada en el noreste de la ciudadela, construida durante la época bizantina. El templo colapsó finalmente durante el terremoto del año 749, y fue entonces cuando la mayoría de los bloques de piedra fueron reutilizados.



Templo de Hércules




 






Museo de la Ciudadela
Pasando el Templo de Hércules, hacia el Oeste, hay un pequeño edificio moderno, es el Museo de la Ciudadela, bastante modesto, donde se exponen distintos restos hallados en la ciudadela durante las excavaciones de las distintas expediciones. Ha estatuas romanas, vasijas de aceite de la misma época, así como restos árabes de la época Omeya. La visita no te llevará mas de veinte minutos, pues en realidad es muy pequeño.







Iglesia Bizantina
Si volvemos sobre nuestros pasos, hacia el Templo de Hércules, hay al norte, los restos de una Iglesia bizantina, construida con los piedra y otros elementos del Templo de Hércules. Un poco más adelante llegaremos a la cisterna de la época Omeya que daba servicio a la ciudadela. desde aquí llegamos a los restos propios de la época Omeya, el zoco, los baños, la mezquita y en especial el Vestíbulo en el que había que esperar para ver al gobernador. Y es que la ciudadela sirvió de cuartel general del gobernador principal, nombrado por los califas omeyas de Damasco. El vestíbulo ha sido restaurado, y colocada una impresionante cúpula de madera que hacen imaginar lo que sentirían los visitantes antes de ser recibido por el gobernador.

Vestíbulo del Palacio Omeya

Justo tras el vestíbulo se hallaba el palacio en si mismo, del que quedan ya pocos restos, y donde vivía la corte del gobernador y justo al final a la izquierda donde se situaba la sala del trono.


Frente l vestíbulo se hallaba la zona comercial de la ciudadela, el zoco Omeya, con tiendas a uno y a otro lado y justo enfrente la Mezquita, de la que solo queda un trozo de su fachada y resto de la planta.

Mezquita de la Ciudadela



Después volvemos por nuestros pasos, cruzamos la mezquita y volvemos a llegar al Templo de Hércules. Desde aquí llegamos a la muralla en pocos pasos, desde donde hay varios miradores, con preciosas vistas. una de las vistas más llamativas es la del Teatro Romano, que ese día no pudimos visitar por estar completamente anegado tras la gran tormenta que sufrimos. Los días anteriores había llovido en abundancia y el recinto estaba cerrado y sin acceso.


Teatro Romano de Amman, completamente inundado.

EL TEATRO ROMANO, EL NINFEO Y EL ODEON

Dejamos ya la ciudadela y bajamos hacia el centro de la ciudad, hacia la Plaza Hachemita, donde está el teatro Romano, aunque ese día como he dicho antes no pudimos visitarlo por estar inundado, tuvimos que dejarlo para el día siguiente.

Ninfeo
El teatro de Amman fue construido en el siglo II durante el reinado de Antonino Pio. Tiene una capacidad para 6.000 personas y fue construido hacia el norte  para que no les diera el sol en la cara a los espectadores.

Muy cerca del teatro encontramos otros dos vestigios de la época romana, el Odeón y el Ninfeo. El Odeón, de la misma época que el teatro tenía capacidad para unas 500 personas, mientras que el Ninfeo, se haya en una calle próxima, y se construyó hacia finales del siglo II,.

Teatro Romano de Amman


Pudimos visitar el Teatro una semana más tarde, cuando ya las aguas habían desaparecido y el sol había caído. Nos situamos frente al teatro, en una gran plaza donde antiguamente estaba situado el foro romano. Hoy en día esta plaza es lugar de reunión de muchos jordanos, donde se juntan al caer la tarde, para fumar una sisha.






MEZQUITA DE AL HUSSEIN


Anduvimos un buen rato por Talal Street, es una calle bulliciosa, llena de comercios a ambos lados. Aquí puedes comprar souvenirs, comida, fruta, ropa, tabaco...todo cuanto se te ocurra. En esta calle encontramos a la Mezquita Al Hussein. Esta mezquita de estilo otomano fue reconstruida en 1924 con llamativas piedras blancas y rosas por el Rey Abdullah I en el lugar que ocupaba una antigua mezquita construida originalmente en el año 640 d.C. por Umar ibn Al-Khattab, el segundo califa del Islam. Se piensa que en este lugar estaba situada  la desaparecida Catedral de Filadelfia. Al final de la Talal Street encontraréis el Museo Jordano, un enorme edificio que contiene todo lo que os puede interesar de la historia, cultura y costumbres de Jordania.


Mezquita Al Hussein

DONDE COMER Y TOMAR UN DULCE EN AMMAN

Desde aquí nos dirigimos por la calle King Faysal, es una calle llena de vida, tiendas y gente yendo y viniendo. Nuestro destino es uno de los sitios más conocidos a la hora de comer por todos los turistas, el restaurante Hashem. Si vas esperando encontrarte un sitio bien decorado, no es tu sitio, si vas buscando un lugar con un menú variado donde elegir tampoco, y si buscas carne tampoco... Hashem es un restaurante de comida tradicional jordana, exclusivamente vegetariano, donde la carta es inexistente y los manteles de plástico y del malo, pero donde se come un humus exquisito, y se bebe un te con hierbabuena delicioso, y todo ello a un precio increíblemente bajo. Es una experiencia que no podéis dejar de vivir, nosotros fuimos dos veces y sin duda merece la pena. Hashem es famoso porque el Rey Abdallah ha ido en más de una ocasión a comer allí con la familia real.

Kunafah

Y ahora viene la mejor experiencia culinaria de todas, un pastel delicioso llamado "Kunafah", que tenéis que probar en un sitio específico, en una pastelería llamad Habibah, está situada en la calle King Faysal, en un callejón junto al Arab Bank y detrás de un kiosko librería. La Kunafah es un postre típico de las regiones pertenecientes al antiguo Imperio Otomano, que surgió originalmente en la ciudad de Nablús, y se extendió posteriormente por Palestina, Jordania y países limítrofes.


Consiste en un pastel de semolina o fideos similares al cabello de ángel, llamados kadaif, aplastados o enrollados, con mantequilla y un queso similar a la mozzarella o al requesón, cocinado a fuego lento y después de la cocción empapado en almíbar y espolvoreado con pistacho molido. En Habibah encontrarás de las dos clases, con semolina y fideos, probamos las dos, aunque el que mas nos gusto fue el primero.

Es un postre realmente delicioso, que no debes dejar de probar si vas a Amman, y en especial en el lugar que te hemos indicado, veras mucha gente en la puerta, sobre todo jordanos, y ya lo dice el refrán, donde fueres haz lo que vieres.... 





MEZQUITA DEL REY ABDALLAH I

Después de cenar y pasear por Rainbow Street, calle famosa por los comercios, pero que a nosotros no nos llamó tanto la atención, decidimos visitar la Mezquita del rey Abdallah I, a la que tendrás que ir en coche o taxi inevitablemente ya que está bastante alejada del centro. Es una mezquita moderna, construida en los años 80 del pasado siglo, y que destaca por su enorme cúpula de azulejos azules. Esta mezquita se puede visitar, previo pago, y aunque nosotros no pudimos hacerlo por estar cerrada cuando llegamos, dista mucho de las impresionantes mezquitas de Abu Dhabi o Oman.


Mezquita del Rey Abdallah















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