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RIQUEWIHR

RIQUEWIHR

Llegamos a la que probablemente sea la población mas bonita de las rutas del vino, se trata de la localidad de Riquewihr, a unos 15 kms de Colmar. 

La historia de Riquewihr se remonta a épocas romana, siendo su nombre de aquella época el de "Richovilare", y con los siglos se convirtió en "Riquewihr". La población era incapaz de defenderse por si sola, por lo que los habitantes dispusieron sus casas a modo de fortificación y en torno a estos se fue desarrollando el pueblo.


A partir del siglo XII, Riquewihr incrementó de forma importante su población gracias al crecimiento económico originado por el desarrollo de sus viñedos. 

En ell siglo XVI adquirió tal notoriedad que fue centro administrativo y económico de la región. 







Sin embargo, llego el siglo XVII, y con el la Guerra de los Treinta Años (1618-1648), durante el cual los ejércitos de diversos países devastaron Alsacia y también la población de Riquewihr. Así, en 1635 y en 1652, la ciudad fue sitiada, tomada y saqueada por las tropas del duque de Lorena. El hambre y las epidemias hicieron el resto; la tasa de mortalidad fue muy alta, la miseria se instaló y Riquewihr quedo desolada.  Tras la guerra de los treinta años, la ciudad queda bajo administración francesa pero siguiendo las ordenes del estado de Wurtemberg en Alemania, y siguiendo sus costumbres. No es hasta, 1796, por el tratado de París, la localidad queda bajo soberanía francesa.



Riquewihr fue muy afortunada durante la segunda guerra mundial, ya que no sufrió a penas daños, lo que nos ha permitido disfrutar de ella tal y como podemos observarla hoy en día, un pueblo calificado como "los pueblos más bellos de Francia"

Nuestra llegada a esta bella ciudad fue ya pasado el medio día de un día nublado y con una niebla espesa, por lo que entre el frío y la niebla no pudimos disfrutar del lugar como lo haríamos un día de verano, sin embargo, el ambiente navideño y el adorno de las casas y calles le confería un especial encanto.



Entramos por la Place Fernand Zeyer, donde se encuentra la puerta de la ciudad, y donde encontramos un pequeño mercado de navidad, que no visitamos en ese momento porque aprovechamos para visitar la localidad antes de que cayese mas la tarde. Así que recorremos la Rue del General De Gaulle, verdadera arteria de la ciudad. Como decía antes la ciudad está dispuesta de forma fortificada mediante el uso de las fachadas de las casas desde el siglo XIII, sin embargo durante el siglo XVI y comienzos del XVII se construyó, también con casas una segunda muralla. Durante esta época aparecieron las mejores casas de la ciudad, gracias a la fuente de riqueza que representaba para ellos el cultivo de la vid y la venta de sus vinos.



A partir de entonces la ciudad crece en belleza, los burgueses utilizaron los artesanos más hábiles para construir sus casas. En ese momento, surgieron dos estilos que han marcado el carácter de las casas aún visibles hoy en día: la hermosa casa hecha de piedra y la casa más rústico con vigas a la vista. A veces, los dos estilos se complementan entre plantas con vigas con la superposición de niveles más bajos en piedra. Algunas casas con portales de piedra se construyen balcones de madera elegantes. Las casas se adornaban por dentro y por fuera, esculturas, molduras, dinteles de puertas, marcos de ventanas y barandillas de balcones... Por dentro no fueron menos, escaleras, molduras, tesos artesanados...


En la calle General De Gaulle, a lo largo de un suelo empedrado, se suceden las casas de colores con entramados de madera, con adornos navideños por doquier y muchas, muchas tiendas que despiertan el espíritu consumista de las fiestas.











Al final de la calle encontramos la otra puerta de la ciudad, la que queda al otro extremo, una puerta realizada por mampostería y piedra, de tres pisos de altura y con una balconada. Se puede subir previo pago, pero en un día nublado con en el que estábamos no merecía la pena.

De la ciudad, no puedo decir mucho más, hay que saborear el paseo, ver sus casas, cada una es diferente y tiene un elemento que la convierte en especial. Su conjunto es inigualable, y su ambiente invita a recorrer una y otra vez sus calles.

























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