En nuestro segundo día en Tam Coc teníamos pensado visitar algunos templos y terminar la jornada subiendo a Mua Cave, pero el tiempo no acompañó y nos tocó cambiar los planes.
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| Tam Coc |
La mañana empezó tranquila en el hotel: desayunamos con calma y aprovechamos para reservar unos masajes allí mismo.
Si viajas a Vietnam, esto es casi obligatorio: los masajes son buenísimos y muchísimo más baratos que en Europa. Para que te hagas una idea, una hora de masaje corporal completo en el hotel nos costó unos 7 euros por persona.
TEMPLO DE THAI VI
Después del desayuno nos subimos a la moto y pusimos rumbo al primer templo del día: Thai Vi, situado a solo cinco minutos del centro de Tam Coc. El trayecto ya merece la pena por sí solo: se atraviesa el pueblo y enseguida comienzan los paisajes de arrozales y una vegetación tan densa que parece envolver la carretera. Ir en moto por allí es un auténtico placer para los sentidos.
Después de visitar el templo de Thai Vi, regresamos por el mismo camino y, tras cruzar nuevamente el centro de Tam Coc, nos dirigimos a uno de los lugares más visitados de la zona: la Pagoda de Bích Động.
Aquí el ambiente cambia por completo. Se nota mucho más turismo: grupos, cámaras por todas partes y gente esperando pacientemente para hacerse la foto perfecta. Algo que nos llamó especialmente la atención fue la cantidad de sesiones fotográficas que se realizan en este lugar. De hecho, cuando nos disponíamos a abandonar la Pagoda vimos a una chica vestida con un precioso áo dài tradicional, subida sobre una pequeña barca, rodeada de varios fotógrafos profesionales. Un auténtico espectáculo visual.
Bích Động, cuyo nombre significa “Cueva de Jade”, es en realidad un conjunto de tres pequeñas pagodas construidas a diferentes alturas en una montaña de piedra caliza. Todas ellas están conectadas por senderos y cuevas naturales, lo que convierte la visita en una experiencia muy especial.
Lo primero que te encuentras es un puente de piedra tradicional rodeado de estanques de lotos. Desde aquí se obtiene una de las vistas más icónicas del lugar: la entrada de la pagoda con las montañas kársticas al fondo. Como comentaba antes, hacer una foto sin gente es complicado, pero aun así el sitio tiene un aura única.
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| Ha Pagoda |
Desde Ha Pagoda se asciende por un sendero de piedra que poco a poco se adentra en la montaña. Tras unos minutos de subida llegamos a Trung Pagoda, situada parcialmente dentro de una cueva natural. tTendrás que adentrarte en la cuenva, el ambiente es oscuro, fresco y silencioso. En su interior verás varios altares con incienso, estatuas de Buda y pequeñas ofrendas que los visitantes dejan a su paso.
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| Trung Pagoda |
La cueva como todo en la vida, tiene su principio y su final, Al final, comienza una nueva ascensión, esta vez más exigente, pero si te lo toasm con tranquilidad, llegarás a la Thuong Pagoda, la pagoda superior, dedicada a la diosa Quan Âm, símbolo de la compasión.
Este último templo no es muy grande, pero su ubicación es espectacular: está literalmente encaramado en la ladera, y desde aquí se obtienen unas de las mejores vistas panorámicas de Tam Coc. Los arrozales, las montañas kársticas y los caminos serpenteantes se extienden hasta donde alcanza la vista.
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| Thuong Pagoda |
La Pagoda de Linh Coc es un pequeño templo construido alrededor del año 1258, lo que la convierte en una de las pagodas más antiguas de la zona y en un lugar de gran valor histórico y espiritual para los habitantes locales.
El acceso comienza en un patio principal al pie de la montaña, donde se distribuyen varios pabellones de culto. Sin embargo, la parte más antigua del conjunto se encuentra un poco más arriba: una vereda conduce a un tramo de 83 escalones que ascienden hasta la antigua pagoda. La zona superior es sencilla y austera, pero lo verdaderamente destacable son las vistas panorámicas que se disfrutan desde allí.
Mientras decidíamos si cambiar o no de planes y, justo antes de comer, nos dedicamos a perdernos por las pequeñas carreteras que rodean Tam Coc. Fue todo un acierto: lo más hermoso de Tam Coc está precisamente en sus alrededores, donde aún se conservan las costumbres de antaño, los paisajes permanecen libres de artificios turísticos y la soledad te permite conectar de verdad con el entorno.
Tras más de una hora recorriendo sin rumbo estos parajes, tocaba decidir: dejar la subida a Mua Caves para el día siguiente, confiando en que el tiempo mejorara, o arriesgarnos a subir pese a las nubes. La alternativa era visitar un lugar que nos generaba dudas: la Reserva Natural de Aves de Thung Nham.
Como decía antes, habíamos leído opiniones muy dispares sobre la Reserva Natural de Aves de Thung Nham, a las afueras de Tam Coc: algunos la recomendaban sin dudar y otros la consideraban prescindible. Como no teníamos un plan alternativo para ese día, decidimos arriesgarnos… y fue un acierto absoluto.
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| Reserva Natural de Aves de Thung Nham |
Para llegar, es necesario hacerlo en coche (Grab) o en moto, porque desde la taquilla donde se pagan los tickets hasta la entrada real del parque hay un tramo de unos 2 km, en ascenso pronunciado.
La entrada cuesta 150.000 VND, e incluye el acceso al parque, a la Cueva Vai Gioi y un paseo en barca por las cuevas interiores. Tras pagar, retomamos la moto y subimos hasta la primera parada: Vai Gioi. Para acceder a la cueva hay que subir una escalera con más de 439 escalones que trepan por la ladera de la montaña. El ascenso es exigente y nada recomendable para personas con poca forma física. Al llegar arriba, nos faltaba el aliento y tuvimos que parar unos minutos para recuperarnos.
Cueva Vai Gioi
Vai Gioi es inmensa, con unos 5.000 m², y está considerada la cueva natural más antigua de Thung Nham. Su nombre significa “Cueva de reverencia al cielo”: Vai implica inclinarse en respeto y Gioi alude al cielo. Antiguamente, era un lugar de culto donde se pedía buen clima y prosperidad.
Tras salir de la cueva y descender de nuevo los eternos escalones, nos montamos en la moto y continuamos ascendiendo hasta la entrada principal del recinto. Allí es necesario dejar la moto en el aparcamiento de pago (30.000 VND) y seguir caminando hasta el acceso al parque.
Nada más llegar, el lugar nos sorprende: el recinto es muy amplio, está excelentemente acondicionado, limpio y bien señalizado. Al principio apenas había visitantes e incluso dudamos de la viabilidad del proyecto con tan poca afluencia. Sin embargo, al marcharnos, la escena cambió por completo: nos cruzamos con numerosos grupos de estudiantes en excursiones organizadas.![]() |
| Cueva interior con murciélagos |
Después del paseo llegas a una zona más “temática”, con abundante decoración fotogénica, flores, palmeras y cabañas tradicionales. Aunque está claramente pensada para el turismo, el entorno es agradable y muy bien cuidado, y permite un paseo ligero entre distintos ambientes.
Solo por esta experiencia ya merece la pena visitar Thung Nham. Y si a eso le sumas el cuidado del entorno, la recreación de distintos hábitats y el paseo en barca por la cueva, creo que es una excursión que vale mucho la pena si tienes tiempo en la zona.
Tras abandonar la zona de avistamiento de aves, el recorrido continúa —el parque está planteado como un circuito circular— y te lleva por distintos espacios decorados con flores, pequeños puentes y miradores situados sobre suaves colinas. Es un paseo muy agradable que pone el broche perfecto a una visita tan inesperada como gratificante.
El resto de la tarde lo dedicamos a regresar al hotel, relajarnos, darnos un baño en la piscina y esperar el masaje que habíamos reservado. Y qué decir… fue sencillamente inenarrable.






































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