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viernes, 11 de abril de 2025

BUCOVINA: MONASTERIO SUCEVITA Y MONASTERIO MOLDOVITA

 

Explorando Bucovina: Monasterios de Sucevița y Moldovița, joyas entre murallas, frescos y leyendas


Monasterio Sucevita

Nuestra aventura por la mágica región de Bucovina llega a su etapa final con la visita a dos de sus joyas más occidentales: los Monasterios de Sucevița y Moldovița, enclavados en paisajes que parecen sacados de un cuento, justo al borde con Maramureș. Son lugares donde el tiempo se detiene y el arte sacro se convierte en testimonio vivo de siglos de historia, fe y resistencia.


Monasterio de Sucevița: Entre fortificaciones, frescos y leyendas

Apenas media hora después de dejar atrás el Monasterio de Putna, llegamos al imponente Monasterio de Sucevița, rodeado de un paisaje boscoso y sereno. Dejamos el coche en una explanada y accedemos al recinto por un sendero flanqueado de árboles altísimos que nos hacen sentir pequeños ante la majestuosidad del entorno.

La primera impresión es abrumadora: una enorme fortificación cuadrada, con murallas de más de seis metros de alto y tres de grosor, y torres defensivas en cada esquina, como si estuviéramos entrando en una fortaleza medieval más que en un lugar de culto. Y, de hecho, ese doble propósito—espiritual y defensivo—define la esencia de este monasterio.

De entre todos los monasterios de Bucovina, Sucevița nos pareció uno de los más grandes y mejor conservados. Aparte de la iglesia principal, el recinto alberga un museo eclesiástico muy bien cuidado y unos jardines que invitan a la contemplación.

Una antigua leyenda añade un toque de misticismo: se dice que una mujer, como acto de penitencia, transportó durante treinta años las piedras necesarias para su construcción en una carreta tirada por búfalos. Aunque deseaba ser enterrada en la iglesia, este honor le fue negado, pero su imagen fue inmortalizada en piedra en el campanario, como símbolo de devoción y sacrificio.

Históricamente, el monasterio fue construido en 1585 por la influyente familia noble de los Movilești, y es un claro ejemplo del estilo arquitectónico moldavo, una variante del bizantino con características locales.

Lo que realmente hace único a Sucevița son sus frescos exteriores, reconocibles por su inconfundible tono verde esmeralda. A diferencia de muchos otros templos ortodoxos, aquí conocemos los nombres de sus artistas: los monjes Ion y Sofronie.

Tres grandes escenas destacan en sus muros:

  • En el lado oriental, "La Procesión de los Patriarcas" se despliega en siete niveles, representando la jerarquía celestial y terrenal con figuras como serafines, ángeles, profetas, apóstoles y mártires.

  • En la fachada sur, encontramos el icónico "Árbol de Jesé", que traza la genealogía de Cristo y conecta las raíces humanas con lo divino.

  • En la fachada norte, se encuentra el fresco más valioso: "La Escalera de las Virtudes", que ilustra el viaje del alma hacia el juicio final, subiendo peldaños que simbolizan las virtudes cristianas, mientras los demonios acechan en cada paso.


            

Tras este recorrido visual y espiritual, el Museo del Monasterio completa la experiencia, con manuscritos antiguos, evangelios cubiertos en plata, vestimentas litúrgicas bordadas en oro e impresionantes iconos bizantinos.


Monasterio de Moldovița: Frescos en azul y resistencia frente al Este

Con el atardecer asomando y el cielo tiñéndose de dorado, nos ponemos en camino hacia nuestro último destino del día: el Monasterio de Moldovița. Dudamos si llegaremos a tiempo, pero conseguimos entrar media hora antes del cierre. Y qué suerte tuvimos, porque este lugar nos regaló un final perfecto para la jornada.

Monasterio Moldovita

Aunque fue construido unos años después de Sucevița, Moldovița tiene su propia historia singular. Su fundador fue un hijo ilegítimo del legendario rey Esteban III de Moldavia, y el propósito de su construcción no fue solo religioso: también sirvió como barrera defensiva contra los otomanos, que en aquella época amenazaban desde el Este.

Al igual que en otros monasterios de la región, los frescos exteriores son los grandes protagonistas. Pero aquí, el color predominante es el azul, combinado con amarillo, dándole una atmósfera más luminosa y serena. Es imposible no quedar hipnotizado por los detalles y la narrativa que se despliega en los muros.


Entre las escenas más impresionantes están:

  • Una procesión de santos que se dirige hacia la Virgen entronizada con el Niño en brazos, transmitiendo una sensación de devoción colectiva.

  • El Árbol de Jesé, también presente aquí, aparece como una base de sabiduría y fe.

  • Y uno de los frescos más sorprendentes: el "Asedio de Constantinopla", que conmemora la intervención milagrosa de la Virgen María en el año 626, cuando según la tradición salvó la ciudad de un ataque persa. La escena tiene una fuerza narrativa increíble y deja claro el papel protector de la Virgen en la fe ortodoxa.

Asedio de Constantinopla


Una despedida inolvidable

Así cerramos nuestra ruta por los monasterios pintados de Bucovina, una región donde cada piedra cuenta una historia y cada fresco es un puente entre la tierra y el cielo. 

Sucevița y Moldovița no solo nos hablan de arte, sino también de resistencia, de espiritualidad profunda y de una cultura que ha sabido preservar su esencia a lo largo de los siglos.

Si estás planeando un viaje al norte de Rumanía, estos monasterios no pueden faltar en tu itinerario. No solo por su valor histórico y artístico, sino por la paz y la inspiración que te llevas al salir.
















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