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jueves, 1 de mayo de 2025

¿QUE VER EN RUMANIA EN SIETE DIAS?

 RUMANIA EN 7 DIAS

Descubre Rumanía: Más allá de Drácula y Transilvania

Rumanía, un destino fascinante y misterioso, sigue siendo uno de los secretos mejor guardados de Europa. Aunque la figura de Drácula ha dado notoriedad a este país, especialmente a la región de Transilvania, esta asociación suele reducir la percepción de lo que Rumanía realmente ofrece. Muchos visitantes se limitan a explorar castillos icónicos como Bran o Peles en Sinaia, pero al hacerlo, dejan de lado joyas impresionantes como Maramureș o Bucovina, regiones que rebosan belleza, historia y tradiciones.


Viajar solo para conocer los castillos es como visitar España y solo explorar Madrid. Rumanía tiene mucho más por descubrir: las iglesias fortificadas de Siebenbürgen, los monasterios pintados de Bucovina o las iglesias de madera de Maramureș, todas declaradas Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Además, ciudades como Brașov, Sighișoara, Târgu Mureș y Sibiu te seducirán con su encanto medieval y su rica historia.

¿Cómo moverte por Rumanía?

El mejor medio para recorrer este país es el coche. Aunque el transporte público existe, es limitado y podría restringir tus posibilidades de explorar muchos lugares fascinantes. Conducir por Rumanía es una experiencia bastante cómoda: las carreteras están en buen estado, pero las autovías son escasas. Los desplazamientos pueden ser largos y, a veces, desafiantes, especialmente al cruzar las montañas, con sus curvas y paisajes que, por suerte, hacen que cada kilómetro valga la pena. Eso sí, ¡asegúrate de disfrutar de la conducción!


Lo que debes saber

Rumanía es un destino económico con una oferta de alojamientos amplia y variada, desde acogedoras casas rurales hasta hoteles de alta calidad. Su gastronomía, rica en sabores y tradiciones, es otro de los atractivos que no te puedes perder. A medida que te alejas de las áreas más turísticas hacia el norte, las costumbres tradicionales emergen con fuerza, y te sumerges en un ritmo de vida que parece haberse detenido en el tiempo. Este contraste con la Europa moderna es una razón más para visitar este maravilloso país.

Una ruta ideal

En esta propuesta de siete días, dejamos Bucarest a un lado para centrarnos en paisajes y lugares únicos, alejados de las rutas turísticas tradicionales. Si amas los viajes organizados por tu cuenta, con paisajes sorprendentes y una rica herencia cultural, esta ruta es perfecta para ti.

Rumanía no solo es un país que visitar, sino un lugar para vivir experiencias inolvidables. ¿Estás listo para descubrirlo?


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DIA 1: SINAIA: MONASTERIO DE SINAIA, CASTILLO DE PELES Y CASTILLO DE PELISOR

DIA 2: CASTILLO DE BRAN, BRASOV, IGLESIA FORTIFICADA DE HARMAN E IGLESIA FORTIFICADA DE PREJMER

DIA 3:CIUDADELA RUPEA, IGLESIA FORTIFICADA DE VISCRI, IGLESIA FORTIFICADA DE SASCHIZ Y SIGHISOARA

DIA 4: TARGU MURES, LAGO ROJO, DESFILADERO DE BICAZ, MONASTERIO DE NEAMT

DIA 5: BUCOVINA: MONASTERIO DE VORONET, MONASTERIO DE HUMOR, MONASTERIO DE ARBORE, MONASTERIO DE PUTNA, MONASTERIO SUCEVITA Y MONASTERIO MOLDOVITA

DIA 6 MAREMURES: IGLESIA DE MADERA DE LEUD, MONASTERIO DE BARSANA, CEMENTERIO ALEGRE DE SAPANTA Y MONASTERIO DE PERI SAPANTA, IGLESIA DE MADERA DE DESESTI, IGLESIA DE MADERA DE BUDESTI, IGLESIA DE MADERA DE SURDESTI E IGLESIA DE MADERA DE POPLIS

DIA 7: SALINA TURDA Y SIBIU

DIA 8: REGRESO

SIBIU


SIBIU

Tras dejar atrás las Minas de Sal de Turda, nos dirigimos hacia nuestra última parada del viaje: la ciudad de Sibiu, situada a unos 150 kilómetros de distancia.

Sibiu fue fundada, como muchas ciudades de Transilvania, por colonos sajones en el siglo XII, quienes la bautizaron con el nombre de Hermannstadt. Durante el dominio austrohúngaro, en el siglo XVII, se convirtió en la capital de Transilvania y en el principal centro político y cultural de la comunidad sajona asentada en la región. En el siglo XX, tras la Primera Guerra Mundial, Sibiu pasó a formar parte de Rumanía. Aun así, la presencia sajona siguió siendo significativa hasta después de la Segunda Guerra Mundial, cuando el régimen comunista provocó el éxodo masivo de familias sajonas hacia la Alemania Occidental.


Hoy en día, aunque la comunidad sajona es minoritaria en número, su huella cultural y política sigue presente. De hecho, muchas de las autoridades locales de Sibiu aún tienen orígenes sajones.

Sibiu es actualmente una de las ciudades más relevantes de Rumanía, con cerca de 150.000 habitantes. Su centro histórico es uno de los mejores conservados del país, resultado de su rica herencia tanto sajona como rumana, lo que le valió ser designada Capital Europea de la Cultura en el año 2007.

Llegamos a Sibiu a media mañana y lo primero que hicimos fue ir a comer. Almorzamos en Crama Sibiul Vechi, un restaurante muy recomendable de cocina rumana tradicional, ubicado en una bodega subterránea con mucho encanto.


¿CÓMO VISITAR SIBIU?

Sibiu es una ciudad muy bien adaptada para el peatón, ya que casi todas las calles de su casco histórico están completamente peatonalizadas. A la hora de planificar la visita, se puede dividir el recorrido en tres ejes principales.

El primero es el eje comercial, que discurre a lo largo de la Strada Nicolae Bălcescu, una amplia calle peatonal que conecta el centro moderno con el corazón del casco antiguo, desembocando directamente en la Piața Mare (la Plaza Mayor). Esta calle está repleta de comercios, cafeterías y terrazas, por lo que si se desea hacer compras o simplemente disfrutar del ambiente local, este es el lugar indicado.



El segundo punto esencial es el entorno de la Piața Mare, donde se concentran algunos de los monumentos más representativos de la ciudad: la Iglesia Católica de la Santísima Trinidad (construida por los jesuitas), la Torre Sfatului (o Torre del Consejo), la Piața Mică, la Iglesia Luterana de Santa María y el emblemático Puente de las Mentiras.

El tercer eje de la visita se sitúa entre la Piața Mare y la Strada Nicolae Bălcescu, donde se alza imponente la Catedral Ortodoxa de la Santísima Trinidad, la más importante para la comunidad rumana ortodoxa, que constituye hoy la gran mayoría de la población de la ciudad.


¿QUÉ VER EN SIBIU?

Después de recorrer de punta a punta la Strada Nicolae Bălcescu, llegamos a la Piața Mare, la gran plaza de la ciudad, rodeada de imponentes edificios históricos que reflejan la riqueza cultural y arquitectónica de Sibiu. En el centro de la plaza destaca la Iglesia Católica de la Santísima Trinidad, pero no es el único edificio reseñable.

A su alrededor se conservan numerosas casas medievales, que pertenecieron a prominentes familias de comerciantes sajones. Entre las más destacadas se encuentran la Casa Weidner, actualmente convertida en hotel; la Casa Lutsch, cuyos orígenes se remontan al siglo XV; la Casa Haller, también del siglo XV y construida en estilo gótico-renacentista, que aún conserva elementos originales como el portal con escudo, la entrada a las arcadas y las decoraciones; la Casa Hecht, que albergó la primera Casa de la Moneda de Sibiu en el siglo XV, y donde en 1821 se estableció la Universidad Sajona, representación política de los sajones de Transilvania; y la Casa Generalului, llamada así porque fue la sede del cuartel general del comandante de las tropas austriacas en la región.

En las esquinas de la plaza se encuentran dos de los edificios más simbólicos: el Museo Nacional Brukenthal, que alberga una prestigiosa colección pictórica, y la Torre Sfatului, que conecta con la Piața Mică y constituye uno de los emblemas de Sibiu.


PIAȚA MARE

La Piața Mare (Plaza Grande) fue completada en el año 1366, coincidiendo con la finalización de uno de los anillos defensivos de la ciudad. Durante siglos fue el centro comercial y cívico de Sibiu, escenario de mercados, ferias, reuniones ciudadanas e incluso ejecuciones públicas.

Piata Mare

Hoy en día, aún conserva ese aire solemne y cargado de historia. Hay tres elementos especialmente destacables dentro de la plaza:

    Samuel von Brukenthal

  • En primer lugar, dos estatuas. Una dedicada a Gheorghe Lazăr, importante erudito rumano, y otra a Samuel von Brukenthal, gobernador sajón de Transilvania y gran coleccionista de arte. Este último es precisamente quien legó a la ciudad el museo pictórico que lleva su nombre y que se encuentra en la misma plaza.

  • En segundo lugar, una placa conmemorativa incrustada en el pavimento de granito recuerda a las víctimas de la Revolución de 1989 en Sibiu. Durante el levantamiento contra el régimen comunista, más de un centenar de personas murieron en la ciudad a manos de las fuerzas leales a Ceaușescu.

  • Por último, en la parte oriental de la plaza, un círculo de piedras rojas marca el lugar donde se erigía la Estatua de Rolando, atestiguada ya en 1550. La estatua fue demolida a mediados del siglo XVIII, pero se cree que fue una de las primeras estatuas cívicas de la ciudad. Bajo ella, se llevaban a cabo las ejecuciones capitales en épocas pasadas.

IGLESIA CATÓLICA DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD

Durante más de un siglo, desde 1543, todas las iglesias de Sibiu fueron protestantes, en consonancia con la Reforma que había arraigado entre los sajones. No fue hasta 1688, cuando Transilvania pasó a formar parte del Imperio Habsburgo, que resurgió una comunidad católica en la ciudad, en parte impulsada por las autoridades imperiales.

Iglesia Jesuita

Los jesuitas, encargados de atender a los nuevos fieles católicos, buscaron durante décadas un lugar donde construir una iglesia. Sin embargo, las autoridades locales, todavía dominadas por el poder sajón luterano, se lo negaron sistemáticamente. Finalmente, en el siglo XVIII, consiguieron la autorización y comenzaron la construcción del templo, que fue completado en el año 1733.

La iglesia ocupa un lugar destacado en la Piața Mare y llama la atención por su fachada barroca y su gran interior de una sola nave. Es un reflejo del contraste religioso e histórico de Sibiu: un templo católico imponente en una ciudad marcada por la herencia protestante sajona. Su presencia es testimonio de las transformaciones políticas y confesionales de Transilvania a lo largo de los siglos.

CASAS DE LA PIAȚA MARE

Alrededor de la Piața Mare, además de la iglesia católica y el Museo Brukenthal, se alinean varios edificios históricos que fueron propiedad de antiguas familias de comerciantes sajones. Muchas de estas construcciones conservan aún su estructura original o elementos de los siglos XV al XVIII, ofreciendo un recorrido arquitectónico por la historia urbana de Sibiu.



  • Casa Weidner: actualmente funciona como hotel, pero conserva la tipología tradicional sajona, con techos altos y fachada sobria.

  • Casa Lutsch: se remonta al siglo XV, aunque fue restaurada con posterioridad. Es representativa de la transición del estilo gótico al renacentista.

  • Casa Haller: una de las más imponentes. Su estructura data también del siglo XV, aunque la forma actual incorpora elementos góticos y renacentistas. Conserva el portal original con el escudo familiar, así como arcadas de entrada y decoraciones de época.

  • Casa Hecht: relevante porque en ella se ubicó la primera Casa de la Moneda de Sibiu en el siglo XV. Su importancia creció en el siglo XIX, cuando en 1821 se convirtió en la sede de la Universidad Sajona, el órgano de representación política de los sajones transilvanos.

  • Casa Generalului: recibe su nombre por haber sido cuartel general del comandante de las tropas austriacas en Transilvania. Es una construcción robusta y funcional, adaptada a fines administrativos y militares.

Estos edificios, de fachadas sobrias pero cargadas de historia, reflejan la riqueza cultural, comercial y política de Sibiu durante su época de esplendor sajón.

Gheorghes Lazhar y la Torre del Consejo

TURNUL SFATULUI (TORRE DEL CONSEJO)

Situada en una de las esquinas de la Piața Mare, la Torre del Consejo es uno de los monumentos más emblemáticos de Sibiu. Se alza justo en el punto donde la plaza mayor se conecta con la Piața Mică, funcionando como un pasaje entre ambas.

    Fue construida en el siglo XIII como parte del segundo cinturón defensivo de la ciudad. Su localización no es casual: se erigió junto al antiguo Ayuntamiento de Sibiu, lo que le dio su nombre. A lo largo de los siglos ha tenido diversos usos, desde torre de vigilancia y defensa hasta almacén de grano, prisión e incluso observatorio meteorológico.

    La torre consta de siete niveles, retranqueados en altura, con pequeñas aberturas que evidencian su carácter defensivo original. Ha sufrido varias reconstrucciones debido a derrumbes, siendo la más significativa la de 1826, cuando se le añadió el piso superior que le da su silueta actual.

    Hoy en día, la planta baja está habilitada como museo, donde se expone la historia de la ciudad. Además, es posible subir a lo alto de la torre, desde donde se obtiene una panorámica espectacular de los tejados del casco antiguo, con los famosos “ojos de Sibiu” asomando entre las cubiertas.


    PIAȚA MICĂ (PLAZA PEQUEÑA)

    Accedemos a la Piața Mică, o Plaza Pequeña, a través del pasaje que atraviesa la Torre del Consejo, conectando así con la Piața Mare. Esta plaza es la segunda en importancia dentro del centro histórico de Sibiu y, a diferencia de la gran plaza, tiene un carácter más íntimo y acogedor.

    La Piața Mică está dividida en dos partes por la calle Ocnei, que desciende bajo el Puente de las Mentiras en dirección a la Ciudad Baja. Esta calle ha sido históricamente una arteria de conexión entre los niveles de la ciudad, y su disposición inclinada refuerza ese carácter dinámico.

    Los lados norte y este de la plaza están ocupados por edificios con tejados inclinados y los característicos tragaluces conocidos como los “ojos de Sibiu”, unas ventanas en forma de párpado que parecen vigilar al visitante desde los tejados. Estos edificios no cuentan con portales abovedados como los de la Piața Mare, sino con soportales con arcos de medio punto sostenidos por pórticos, que se utilizaban antiguamente para exponer mercancías artesanales, pues aquí se concentraban numerosos talleres de artesanía.

    La esquina sureste de la plaza adquirió su aspecto actual en el siglo XVIII, cuando en el solar de la antigua casa del gremio de sastres se construyeron la iglesia católica romana y la casa parroquial, configurando así el conjunto que podemos ver hoy.

    En su conjunto, la Piața Mică conserva en gran medida su estructura original de los siglos XV y XVI, con todos sus edificios catalogados como monumentos históricos, en los que se distingue una mezcla de elementos defensivos, edificios públicos y viviendas residenciales, reflejo de la evolución urbana y comercial de Sibiu.


    PUENTE DE LAS MENTIRAS

    El Puente de las Mentiras, que cruza la Piața Mică, es uno de los puntos más famosos y pintorescos de Sibiu. Con una historia cargada de leyendas, este puente de hierro fundido, el primero de su tipo en el este de Europa, es conocido por la creencia popular de que se derrumbará en cuanto un mentiroso ponga un pie sobre él.

    Con una envergadura de 10,5 metros, el puente no solo destaca por su estructura metálica, sino también por su base de ladrillo y sillar de piedra arenisca, que le da un carácter robusto y duradero. Es, además, un símbolo del misticismo y las tradiciones populares de la región.

    El nombre del puente está relacionado con las historias y rumores que aseguran que quienes cruzan de forma deshonesta, o con malas intenciones, pueden sufrir una fatalidad. A lo largo de los años, el puente ha adquirido una rica simbología sobre la honestidad y la traición, convirtiéndose en un lugar de paso obligado para todos los que visitan la ciudad.

    Al cruzar el Puente de las Mentiras, se llega a otra de las iglesias más representativas de Sibiu, la Iglesia Luterana, continuando el recorrido hacia lo más destacado de la ciudad.


    IGLESIA LUTERANA

    La Iglesia Luterana de Santa María, una de las construcciones góticas más impresionantes de Transilvania, se alza majestuosamente en Sibiu. Su origen data del siglo XIV, aunque sobre el sitio de una iglesia anterior que existía desde el siglo XII. Es un ejemplo destacado de la arquitectura gótica en la región, con una torre que, con 73 metros de altura, se erige como el edificio más alto de la ciudad.

    A lo largo de su historia, la iglesia ha servido de lugar de sepultura para varias figuras importantes de la ciudad, incluidos alcaldes y condes. Desde 1496 y durante más de tres siglos, los habitantes de Sibiu sepultaban a sus personajes más notables en su interior. Aunque los entierros en la iglesia fueron prohibidos en 1796, hubo una excepción en 1803, cuando Samuel von Brukenthal, el famoso gobernador sajón y coleccionista de arte, fue enterrado en su nave.

    A mediados del siglo XIX, las lápidas que cubrían las tumbas fueron retiradas del suelo y colocadas en las paredes de la iglesia. Esta galería de 67 lápidas se ha convertido en una de las principales atracciones del lugar, brindando a los visitantes una mezcla de historia y arte medieval que no pasa desapercibida.

    Además de su importancia histórica, la iglesia es conocida por su hermoso interior, que alberga una impresionante galería de órganos y un altar gótico que complementa su atmósfera solemne. No te puedes perder el Pantocrátor en el techo de la nave central, una de las representaciones religiosas más significativas del lugar.

    Desde su imponente torre, se tiene una vista panorámica de Sibiu y sus alrededores, lo que convierte a la iglesia en un lugar fundamental para conocer la ciudad y su evolución a lo largo de los siglos.


    Catedral Ortodoxa de la Santísima Trinidad

    La Catedral Ortodoxa de la Santísima Trinidad es uno de los edificios más representativos de Sibiu. Su construcción comenzó a principios del siglo XX, una época en la que la ciudad estaba bajo el imperio Austrohúngaro. Para llevar a cabo su edificación, fue necesario obtener permiso del emperador de Austria, dado que la ciudad, como otras de Transilvania, aún estaba marcada por la presencia sajona y su historia religiosa católica y protestante. La iglesia fue pensada para reflejar la importancia del culto ortodoxo rumano, que hoy en día constituye la mayoría de la población local.

    El diseño arquitectónico está inspirado en las grandes basílicas bizantinas, con una notable influencia de Santa Sofía de Constantinopla. A pesar de su exterior modesto, construido con ladrillo rojo y amarillo, el interior de la catedral es todo un espectáculo de arte religioso. El edificio cuenta con una nave principal abovedada, acompañada de cuatro torres que se elevan hacia el cielo, y en su interior se pueden observar frescos que cubren las paredes y el techo, todos ellos siguiendo un estilo neobizantino.

    Uno de los aspectos más destacados de la catedral es el Pantocrátor, la representación de Cristo como el juez supremo. Situado en el centro de la bóveda principal, este fresco es uno de los elementos más significativos y teológicos del interior. La atmósfera que se respira en el lugar, solemne y de gran belleza, invita a la reflexión y a la admiración, mientras los detalles de la pintura religiosa decoran cada rincón de la catedral.

    Aunque su estilo es más moderno en comparación con otras iglesias de Sibiu, la Catedral Ortodoxa es fundamental en la identidad religiosa y cultural de la ciudad, sirviendo como un claro testimonio del pasado y presente ortodoxo de Sibiu, que sigue siendo la ciudad principal de la región en cuanto a población ruman










    lunes, 21 de abril de 2025

    SINAIA: MONASTERIO DE SINAIA, CASTILLO DE PELES Y CASTILLO PELISOR

     


    SINAIA: MONASTERIO DE SINAIA, CASTILLO DE PELEȘ Y CASTILLO PELIȘOR

    MONASTERIO DE SINAIA

    Después de visitar el castillo de Bran y pasar la noche en Brașov, al día siguiente emprendemos el camino de regreso para conocer Sinaia. Aunque lo más lógico habría sido visitar primero Sinaia viniendo desde Bucarest, las circunstancias nos obligaron a modificar el plan: la hora de llegada del vuelo y el cierre del Castillo de Peleș el día que aterrizamos nos hicieron posponer esta parada para el día siguiente. El cambio supuso una hora extra de carretera, pero estando ya en Rumanía, queríamos aprovechar al máximo y descubrir cada rincón de esta fascinante zona.

    Sinaia es conocida por tres razones principales: primero, por haber sido la residencia de verano de la familia real rumana, lo que nos permite hoy disfrutar de los espectaculares castillos de Peleș y Pelișor. En segundo lugar, por su importancia religiosa gracias al Monasterio de Sinaia, un monasterio ortodoxo estrechamente vinculado a la monarquía. Y finalmente, por ser un popular destino turístico de invierno, famoso por sus aguas medicinales, rutas de senderismo y pistas de esquí.

    Nos levantamos temprano y a las 8:30 ya estamos en el Monasterio de Sinaia, que abre sus puertas a las 8 de la mañana. Queríamos visitarlo antes de dirigirnos al Castillo de Peleș, donde suelen formarse largas colas por ser uno de los destinos más concurridos del país. Sin embargo, nuestra llegada a Sinaia vino acompañada de una alerta en el móvil: había osos merodeando por algunas calles de la ciudad. El mensaje aconsejaba evitar ciertas zonas y resguardar a los animales domésticos. Por suerte, nuestra primera parada, el monasterio, se encuentra en la zona baja de Sinaia, así que seguimos con nuestro plan.

    El Monasterio de Sinaia fue fundado en 1695 por el príncipe Mihai Cantacuzino, tras su regreso de Tierra Santa. De hecho, el nombre "Sinaia" proviene del Monte Sinaí. Este lugar sagrado es conocido como “la catedral de los Cárpatos”, debido a la abundante iconografía de estilo bizantino que adorna su interior.

    El conjunto monástico se divide en varias áreas:

    Al ingresar, lo primero que encontramos es el campanario, adosado al muro exterior y finalizado en 1892. La campana, que pesa más de 1.700 kilos, fue trasladada desde Bucarest. Hay que recordar que Sinaia fue un monasterio real, y los reyes de Rumanía solían pasar sus veranos allí mientras se completaba la construcción del Castillo de Peleș.

    Pocos pasos después se encuentra la Iglesia Nueva, erigida en 1865 en estilo neobizantino. En su interior destacan los brillantes mosaicos dorados y varias figuras reales como el rey Carlos I, la reina Isabel y su hija, la princesa María.

    Justo enfrente, se halla la zona del monasterio propiamente dicho, que alberga la Iglesia Vieja, una capilla, la tumba de Tache Ionescu y el pequeño claustro o chilii.

    El auténtico tesoro del complejo es la Iglesia Vieja, restaurada recientemente y dedicada a la Virgen María. Sus muros están cubiertos de frescos que narran la historia de Rumanía: la constante lucha contra los turcos y los pueblos eslavos, así como su relación política y religiosa con Bizancio.

    Los frescos son de gran riqueza temática: escenas evangélicas, figuras religiosas como papas y santos, y también personajes históricos como condes y reyes.


    Tras disfrutar de esta joya artística, accedemos al claustro, donde se encuentra una pequeña capilla con la tumba de Tache Ionescu, Primer Ministro durante la Primera Guerra Mundial. Fue enterrado aquí por voluntad propia, ya que en este monasterio logró recuperarse del cólera.

    Tras algo más de una hora de visita, ponemos rumbo a uno de los grandes protagonistas del día: el Castillo de Peleș.







    CASTILLO DE PELEȘ

    A tan solo unos minutos del monasterio, se alza el Castillo de Peleș, antigua residencia de verano de la familia real rumana desde finales del siglo XIX hasta inicios del XX. Su construcción fue iniciada por el rey Carlos I en 1873 y tomó más de 12 años completarla.

    El acceso requiere una caminata, ya que el aparcamiento se encuentra alejado de la entrada al recinto. El entorno es espectacular: un bosque frondoso, lleno de riachuelos, ofrece vistas mágicas del castillo... o al menos, así habría sido de no estar su fachada cubierta por lonas de restauración durante nuestra visita. Aun así, el interior compensó con creces.

              

    El palacio tiene más de 3.200 m² construidos y más de 160 habitaciones. Fue el primero de su época en disponer de electricidad y ascensor.

    Aquí ocurrieron hechos históricos clave para Rumanía: como la reunión que decidió la neutralidad del país en la Primera Guerra Mundial o el nacimiento de Carlos II, el primer rey rumano coronado y bautizado por la Iglesia Ortodoxa.

             

    La visita comienza en el imponente salón de entrada, revestido en madera de nogal, con relieves y esculturas. Su techo de cristal, móvil, era activado por un motor eléctrico: una sorpresa diseñada para que el rey pudiera contemplar el cielo en las noches veraniegas.

    Entre las salas más destacadas están:

    • La armería, con picas, espadas, armaduras y armas de fuego medievales.

    • La sala turca.

    • El salón de Maura, con toques de arte morisco español.

    • La sala de columnas.

                 


    También encontramos la biblioteca, la sala de música e incluso un pequeño teatro con capacidad para más de 60 personas.

    Al finalizar el recorrido, se puede pasear por los jardines interiores. Aunque más modestos en tamaño comparados con otras residencias reales europeas, su belleza radica en el entorno natural que los rodea: el bosque que parece abrazar el castillo.


    CASTILLO DE PELIȘOR

    Subiendo una pequeña cuesta desde Peleș, se llega al Castillo de Pelișor, la antigua residencia de verano de los herederos al trono rumano.

    Es importante revisar previamente los horarios de visita, ya que son más limitados que los del Castillo de Peleș.




    Si esperas encontrar un castillo tan majestuoso como su vecino, es mejor ajustar las expectativas. Aunque su exterior es bonito, se trata de una construcción más modesta, con menos de 90 habitaciones. Sin embargo, su interior ofrece rincones realmente únicos.

    Fue mandado construir también por el rey Carlos I a finales del siglo XIX, como residencia para su sobrino Fernando y su esposa, la reina María. El palacio fue decorado al gusto de esta última, combinando el estilo Art Nouveau con detalles bizantinos y celtas.


    Entre los espacios más destacados se encuentran:

    • El salón principal, revestido de maderas nobles.

    • El despacho del futuro rey Fernando.

    • La capilla.

    • El dormitorio de la reina María.

    Pero sin duda, el gran protagonista es la Sala Dorada, con paredes de estuco dorado decoradas con hojas de cardo —símbolo de Nancy (cuna del Art Nouveau) y también vinculado a Escocia, lugar de nacimiento de la reina. El mobiliario combina ornamentos celtas y bizantinos, y una gran cruz celta preside el techo.

               

    Durante la etapa comunista, tras la abdicación del rey Miguel I, el palacio fue cerrado, sus bienes inventariados y repartidos por museos del país. Más tarde, se convirtió en residencia para artistas y escritores afines al régimen. Tras un periodo de clausura, volvió a abrir sus puertas al público en 2007. Hoy pertenece a la familia real, pero su gestión está en manos del Estado.

    Al salir, puedes aprovechar para pasear por los alrededores, donde encontrarás otros edificios pintorescos y un encantador mercado de artesanías y souvenirs locales.





     


    lunes, 27 de enero de 2025

    QUE VER EN TARGU MURES



    DESCUBRIENDO TARGU MURES
    Historia, Monumentos y Encanto en el Corazón de Transilvania

    Después de despedirnos de la encantadora Sighișoara, tomamos rumbo al norte con un itinerario enriquecido para aprovechar el día al máximo. Decidimos hacer un desvío estratégico para visitar Târgu Mureș, continuar hacia el Lago Rojo, cruzar la impresionante Garganta de Bicaz y finalizar con una visita al emblemático Monasterio de Neamț.

    Ayuntamiento de Târgu Mureș

    Nuestra primera parada es Târgu Mureș, situada a poco más de 50 km de Sighișoara. Aunque la distancia parece corta, las carreteras de un solo carril, con curvas constantes, hicieron que tardáramos más de una hora en llegar.

    Llegada y aparcamiento en Târgu Mureș

    El centro es fácil de encontrar, y el estacionamiento no resulta complicado. Sin embargo, debes saber que el sistema de aparcamiento funciona de forma peculiar: no hay postes ni aplicaciones. Para comprar el ticket, necesitas adquirirlo en las tiendas cercanas, donde te proporcionan un papel en el que marcas manualmente las horas de entrada y salida.

    Nosotros dedicamos media mañana a explorar Târgu Mureș. Aunque no pudimos verlo todo, sí conseguimos hacernos una buena idea de la ciudad y sus encantos.


    Un recorrido por Târgu Mureș: Qué ver en una mañana

    1. Catedral Ortodoxa de la Anunciación

    Catedral de la Anunciación

    Conocida también como la "Pequeña Catedral", esta iglesia fue construida entre 1926 y 1936 siguiendo el modelo de la Basílica de San Pedro en Roma. Originalmente, perteneció a la Iglesia Rumana Unificada con Roma, de rito greco-romano, una tradición religiosa muy arraigada en Transilvania durante siglos.


    El Conflicto Religioso: Greco-Romanos y Ortodoxos
    Durante la época comunista, la Iglesia Greco-Romana sufrió una dura represión. En 1948, el régimen comunista prohibió su existencia, ordenó la unificación forzosa de esta iglesia con la Iglesia Ortodoxa y expropió todos sus bienes. Entre estas propiedades estaba la Catedral de la Anunciación, que pasó a manos de la Iglesia Ortodoxa Rumana.


    El gobierno comunista veía en la Iglesia Greco-Romana un vínculo con Roma que podía alimentar sentimientos separatistas en Transilvania, una región con una identidad histórica compleja debido a su diversidad étnica y religiosa. Por eso, la política de "unificación religiosa" era una estrategia para consolidar el control político y cultural sobre la región.

    Tras la caída del comunismo en 1989, la Iglesia Greco-Romana fue legalmente restaurada. Sin embargo, hasta hoy, muchas de sus antiguas propiedades permanecen bajo control de la Iglesia Ortodoxa. Este conflicto no solo refleja tensiones religiosas, sino también debates sobre justicia histórica y propiedad, que aún son sensibles en Rumanía.

    La Catedral de la Anunciación, además de su imponente cúpula de 38 metros y sus vibrantes pinturas murales, es un símbolo de estos episodios históricos y religiosos que marcaron la identidad de la región.


    2. Ayuntamiento y Edificio de la Prefectura

    De camino al Palacio de la Cultura, pasamos por dos impresionantes edificios gubernamentales construidos bajo el dominio del Imperio Austrohúngaro, a principios del siglo XX. Ambos se sitúan alrededor de una pequeña plaza con un monumento que incluye la loba capitolina, símbolo de los orígenes latinos de Rumanía.

    Edificio de la Prefectura



    3. Palacio de la Cultura

    El Palacio de la Cultura es, sin duda, el monumento más destacado de Târgu Mureș. Este edificio de estilo Art Nouveau local y húngaro comenzó a construirse a principios del siglo XX en honor al emperador Francisco José. Actualmente, alberga exposiciones permanentes y temporales, además de ser una obra de arte por sí misma.

    • Horario: De martes a sábado, de 9:00 a 16:00.
    • Entrada: 25 LEI.

    ¿Qué no te puedes perder?

    • El vestíbulo, decorado con vidrieras amarillas que llenan el espacio de una luz cálida y oriental.
    • El Salón de los Espejos, donde las vidrieras representan escenas de la vida cotidiana y leyendas de Transilvania. Las centrales están dedicadas a baladas populares húngaras.
    • Las salas de exposiciones, especialmente la permanente, que es realmente fascinante.
    • La sala de conciertos, decorada con motivos vegetales y animales, textiles carmesí y detalles dorados. El órgano Rieger, inaugurado en 1913, todavía conserva su encanto y sonido original.



    Nosotros pasamos más de una hora explorando el Palacio, ¡y la experiencia fue increíble!



    4. La Plaza de las Rosas

    Al salir del Palacio, recorremos la Plaza de las Rosas, una de las arterias principales de la ciudad. Al final de la misma se encuentra la Catedral de la Asunción.

    Plaza de las Rosas y Catedral de la Asunción

    5. Catedral Ortodoxa de la Asunción

    Esta catedral, aunque no es sede de una diócesis, es considerada una de las más importantes de Rumanía. Su construcción comenzó en 1925, pero no se completó hasta 1986 por falta de fondos. Con una arquitectura monumental, es un lugar imprescindible para los amantes de los edificios religiosos.

                  




    6. Iglesia Católica de San Juan Bautista

    Situada junto a la Catedral de la Asunción, esta iglesia de estilo barroco fue construida a comienzos del siglo XVIII por los jesuitas, en tiempos del dominio austriaco. Su interior es mucho más sobrio que el de las iglesias ortodoxas, predominando el blanco de la piedra.



    7. La Ciudadela de Târgu Mureș

    A pocos metros de la iglesia, encontramos la antigua ciudadela, que alberga el edificio más antiguo de la ciudad: la iglesia reformada calvinista, del siglo XIII. La ciudadela está rodeada por murallas y bastiones, que en su momento eran defendidos por los gremios locales (carniceros, curtidores, cerrajeros, sastres...).

    Además, dentro de la ciudadela también encontramos el antiguo Ayuntamiento, ahora convertido en el Museo Arqueológico.


    Dejando Târgu Mureș: Próxima parada, el Lago Rojo y la Garganta de Bicaz

    Tras unas horas intensas en Târgu Mureș, continuamos nuestro camino hacia el Lago Rojo y la serpenteante Garganta de Bicaz. El trayecto promete paisajes espectaculares y curvas que desafían la paciencia de cualquier viajero.