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jueves, 26 de diciembre de 2019

STONEHENGE

STONEHENGE

Stonehenge es uno de los lugares turísticos por excelencia, probablemente porque lo hemos visto en tantas películas, documentales y series que se ha convertido en un elemento a visitar en cuanto se tiene la menor oportunidad.

En todas las vueltas que he dado por Europa, era una de las asignaturas pendientes que tenía, y no podía dejar escapar la oportunidad de visitar este conjunto neolítico que tanta fama atesora.

Stonehenge esta situado a escasos kilómetros de Salisbury, la antigua Sarum. 








Para poder visitar Stonehenge puedes hacer dos cosas o sacar previamente las entradas por su pagina web ( https://www.english-heritage.org.uk/visit/places/stonehenge ), o bien sacarlos en la taquilla directamente. Las ventajas de sacarlas por la web, es que puedes elegir día y hora, y por supuesto ahorrarte las colas. Obteniéndolas por la web, obtienes un reguardo que luego canjeas por las entradas en una taquilla especial. Rápido, sencillo y seguro. Nosotros optamos por esta opción y la verdad es que fue realmente fácil y cómodo. En Invierno no se suelen producir colas, pero en verano por lo visto, las colas son tremendas. Si vas en coche, en el exterior hay un parking gratuito, pero vimos llegar cuando salíamos muchos autobuses turísticos de excursiones organizadas.

La visita se divide en tres partes, la primera es un museo donde se recoge la historia de la zona, la segunda es una recreación de un poblado de los constructores de estas estructuras y la tercera es el monumento megalítico propiamente dicho.

Stonehenge no es simplemente el circulo de piedras que todos vemos en los documentales, sino que comprende una amplia zona de restos, túmulos y enterramientos, y su historia se remonta mucho más allá de la colocación de las grandes piedras.

Los arqueólogos consideran como probables las fechas de construcción de las distintas fases y utilización entre el 3100 AC. y el 2000 AC. El foso y montículos circulares, los que constituyen la primera fase del monumento, se han datado en unos 5100 años atrás. La datación por radiocarbono sugiere que la primera piedra azul fue erigida entre el 2400 y el 2200 AC. aunque no se descarta que hubiera habido asentamientos o usos de la zona anteriores al 3100 AC.

En la zona del museo se pueden ver varias exposiciones interactivas y audiovisuales que nos trasportan en el tiempo, desde que la zona era una simple pradera, a cuando se fueron utilizando como lugares de enterramientos  o cuando finalmente se usó como lugar de culto. La visita al museo te llevará entre 15 y 30 minutos, dependiendo de las ganas de profundizar que tengas.



Saliendo del museo, se accede directamente a una recreación de un poblado donde vivían los constructores del monumento. Además de la representación de una gran piedra y del modo en que se supone eran transportadas, el resto del conjunto esta formado por una cabañas de adobe con un techo de caña. Aunque en la recreación del transporte de la piedra se vean unos troncos como medio de desplazamiento, las ultimas investigaciones indican que es probable que se hayan podido usar bolas de madera o piedra o cojinetes a modo de rodamientos en vez de los troncos de piedra.

Desde aquí , hay un camino marcado que nos lleva hasta los autobuses, y es que para llegar al propio monumento hay que ir en autobuses públicos, y en menos de cinco minutos te plantas en el.


Cuando llegamos somos realmente afortunados, al haber elegido las entradas en el primer turno horario, no encontramos prácticamente a nadie en los alrededores. Para entender Stonehenge y no quedarnos simplemente en observar un conjunto de piedras, hay que entender su importancia en su simbolismo.

La finalidad que tuvo la construcción de este gran monumento se ignora, pero se supone que se utilizaba como observatorio astronómico que servía para predecir las estaciones. Así en el solsticio de verano, el Sol salía justo atravesando el eje de la construcción, lo que hace suponer que los constructores tenían conocimientos de astronomía. El mismo día, el Sol se ocultaba atravesando el eje, donde se han encontrado multitud de huesos de animales y objetos que evidencian que se celebraban grandes fiestas o sacrificios, probablemente al anochecer. 




En sus orígenes era un monumento circular de carácter ritual rodeado por un talud y un foso, de modo similar a muchos otros situados en el sur de Inglaterra. 


A lo largo de los siglos, el monumento tomó su aspecto actual, para lo cual se transportaron 32 bloques de arenisca desde las montañas de Preseli, al suroeste de Gales y la piedra del «Altar» fue traída desde una región cercana a Milford Haven.

Analizando el conjunto de piedras, hay que decir que son grandes bloques de rocas sedimentarias e ígneas distribuidas en cuatro circunferencias concéntricas. La exterior tiene treinta metros de diámetro, y esta formado por grandes piedras rectangulares de arenisca que, originalmente, estaban coronada por dinteles también de piedra, de los que hoy en día solo quedan siete en su estado original.Dentro de esta hilera exterior se encuentra otro círculo de bloques más pequeños de arenisca azulada. Esta encierra una estructura con forma de herradura construida con piedras de arenisca del mismo color. En su interior permanece una losa de arenisca conocida como «el Altar».


A la hora de visitar el monumento, hay un camino que lo rodea, así que puedes verlo desde distintas perspectivas, ahora bien, no puedes acercarte ya que el sendero está acordonado y no se puede salir de el. Es conveniente ir temprano para hacer buenas fotos, ya que cuando habíamos dado la vuelta a su alrededor empezaron a llegar enjambres de turistas, y el sitio perdió parte de la magia que le envuelve.



Cuando terminas el recorrido, vuelves al autobús, que te deja en la entrada del complejo. Hemos tardado alrededor de dos horas en visitarlo, y mientras salimos, y a pesar de la lluvia que empieza a caer, siguen llegando turistas... Dejo un breve vídeo del lugar para que os podáis hacer una idea del complejo.



miércoles, 25 de diciembre de 2019

WELLS


WELLS

Después de contemplar las vistas desde el Alexandra Park, ponemos rumbo a nuestra siguiente parada, la ciudad de Wells, a  tan solo 45 minutos del mirador. Wells es una ciudad pequeña, de unos 12.000 habitantes, y es famosa especialmente por su espectacular catedral.

Su historia se remonta a la época romana, cuando se sabe que existió un asentamiento, debido a la existencia de fuentes, que hoy en día pueden encontrarse en los jardines del Palacio Episcopal. Posteriormente su historia ha estado ligada a la iglesia ya que fue sede del Obispado de Wells y Bath, motivo por el que se construyeron su imponente iglesia y su Palacio Episcopal.

Hoy en día su patrimonio histórico le permite fomentar su economía, habiendo sido elegida como lugar de rodaje de series como Poldark y  The White Princess, o películas como Dunkerke.

Nuestro encuentro con Wells fue en su mercado (A), un mercado muy animado, con comida, artículos de regalo, ropa... sumamente animado. El mercado se encuentra muy cerca del Palacio Episcopal, y a la que accedemos a través de una puerta en la muralla, llamada The Bishops Eye (B)

Mapa de Wells



Entrada al Palacio Episcopal
Una vez entramos en la zona del Palacio Episcopal (C), nos encontramos con una zona amurallada con un foso con agua. A la zona interior se accede por una puerta amurallada. En su interior podemos ver la zona exterior del palacio, con un camino que bordea la zona central. En un extremo están las taquillas, ya que el acceso al interior del palacio es de pago. 

El Palacio ha sido el hogar de los obispos de Bath and Wells durante más de 800 años y data de principios del siglo XIII cuando el obispo Jocelin Trotman recibió una licencia de la corona para construir una residencia y un parque de ciervos en tierra al sur de la Catedral de San Andrés. 








Palacio Episcopal


Salimos del Palacio Episcopal y volvemos sobre nuestros pasos para a través de un pasaje llamado Paupers Gate, alcanzar la Catedral de Wells (D). 

La Catedral de Wells, realizada en estilo gótico inglés, fue construida durante más de tres siglos, concretamente entre los años 1175 y 1490, aunque la mayor parte se realizó durante el primer siglo. 

Fachada de la Catedral de Wells


El gótico inglés se caracteriza por la horizontalidad: las puertas no destacan ni en dimensiones, ni en riqueza escultórica y, además, las torres, en uno y en otro extremo, están integradas en el edificio y son posteriores, estas en concreto fueron construidas entre 1315 y 1435 y se trata de cuerpos independientes. 

Nave Principal con Arcos de tijera
Su fachada principal es simplemente impresionante, tanto por su anchura, con una longitud de 46 metros entre torre y torre, como por su conjunto escultórico, con 365 estatuas policromadas, realizadas en el siglo XIII que representan reyes, caballeros y santos, la mayoría de ellos de medidas naturales.

Lo que te llamará nada más entrar en la nace principal, será unas grandes estructuras en forma de tijera. En 1313 se había construido una torre alta coronada por una aguja de madera cubierta de plomo, pero como los cimientos no eran estables, comenzaron a aparecer grandes grietas en la estructura de la torre. Temiendo un colapso total, se hicieron varios intentos de fortalecimiento interno y refuerzo, hasta que el famoso albañil William Joy puso en marcha los famosos 'arcos de tijera' como una solución final.


Cuando entramos pudimos encontrarnos con algo excepcional, el coro catedralicio cantando, la sonoridad es asombrosa, así que no pudimos hacer otra cosa que sentarnos plácidamente a escuchar una música celestial.


El reloj de Wells


Después de un buen rato, seguimos recorriendo la nave central, y encontramos en uno de sus laterales, el famoso reloj de la catedral de Wells. 

El reloj se considera como el segundo mecanismo de reloj más antiguo de Gran Bretaña, y probablemente del mundo, que sigue en uso. El reloj data de finales del siglo XIV y su esfera sigue siendo la original. Está representado el universo, con el sol y la luna girando alrededor de una tierra fija en el centro. Cuando el reloj marca cada cuarto, por encima del reloj aparecen unos caballeros de justas y giran como si estuviesen peleando.




Vidriera de Jesé

















Si seguimos la nave central, y tras los arcos en forma de tijera, en el crucero, nos encontramos la sillería del coro y el órgano y frente a éste, la hermosa vidriera llamada la "Vidriera de Jesé", del siglo XIV,  y que es  una de las pocas vidrieras que escapó intacta tras la Guerra Civil inglesa entre parlamentaristas y realistas. 

Lo que se puede ver en la actualidad, es exactamente lo mismo que crearon los artesanos hace mas de seiscientos años.

Al final de la nace central, en el ábside, encontramos otro bello conjunto de vidrieras, enmarcados en unas ventanas con arcos ojivales.








Recorremos las naves laterales, realmente hermosas y repletas de tumbas y túmulos hasta llegar a la sala capitular.

Sala Capitular
            


La sala capitular es una de las partes más antiguas de la catedral, concretamente del siglo X,  es una hermosa sala de forma octogonal, con una columna central. El interior de la sala capitular, está habilitado hoy en día como un museo sobre la historia de la construcción de la iglesia.


      



En una de las puertas laterales, tenemos acceso a un bellísimo claustro que conecta con la catedral. En su interior hay tumbas de hace varios siglos que salpican un césped verde y bien cuidado. Recorremos los pasillos del claustro y desde un acceso del mismo pasamos a un patio trasero de la catedral, donde encontramos un verdadero remanso de paz.

Parte trasera de la Catedral
           


Dejamos la catedral no sin antes sentarnos un buen rato a escuchar nuevamente al coro, un verdadero lujo que encontramos de casualidad.



Salimos de la catedral y bordeamos la misma hacia una de las calles de casas habitadas más antiguas de Inglaterra, llamada "Vicars Close". Antes de llegar, nos encontramos con un bello reloj exterior, donde dos caballeros tocan campanas marcando las horas, sobre una esfera blanca. (E)

                      


Llegamos ya a la calle que mencionaba antes, la Vicars Close (F), una calle empedrada, con casas a ambos lados y con un edificio al final de la misma, la biblioteca de los vicarios. El conjunto fue diseñado para proporcionar alojamiento comunitario para el Coro de los Vicarios, que cantaban el culto diario dentro de la Catedral. Esta tradición centenaria continúa hoy en día, siendo muy valorada culturalmente en el país.

Las casas se construyeron en el siglo XIV bajo la dirección del obispo Ralph de Shrewsbury y las chimeneas se agregaron en el siglo XV. Originalmente se construyeron 42 casas (una por vicario), pero algunas se combinaron después de la Reforma cuando se permitió casar a los vicarios. Hoy en día, existen 27 residencias, una capilla, biblioteca, tesorería y sala de actos. También hay un comedor conectado a la Catedral por una pasarela cubierta, el Puente Chain Gate. Vemos entrar y salir gente de las casas, y es que hoy en día todavía viven los doce hombres del coro de los vicarios actuales y los organistas de la catedral.


Vicars Close





Biblioteca de los Vicarios








martes, 24 de diciembre de 2019

BATH


BATH

Llegamos a Bath a media mañana, justo antes de la hora de comer, así que disponemos de toda la tarde para dar un paseo por Bath, una de las ciudades más bonitas de Inglaterra.



Los primeros indicios de Bath provienen de las leyendas, entorno a un legendario Rey que como agradecimiento a la superación de la enfermedad de la lepra, edificó un templo en honor a la dios Silus junto a un manantial. Sea o no cierta la leyenda, lo que no es menos cierto es que en época romana la ciudad se llamaba Aqua Sulis, señal de que el agua estaba muy presenta en época romana. De esta época es uno de los mayores atractivos de la ciudad, los antiguos Baños Romanos de Bath.


Pero Bath no es solo romana, también tiene un pasado medieval y sobre todo georgiano. Y es que, por un lado, estuvo muy vinculada a la iglesia católica, siendo sede del Obispado de Bath y Wells, razón por la que se edificó su maravillosa Abadía. También mantuvo durante todos los pasados siglos, su identidad como ciudad residencial gracias a los saludables beneficios de sus manantiales de agua, convirtiéndose de esta forma en lugar de vacaciones y recreo de la clase aristocrática del país, y de ello derivan las grandes construcciones de estilo georgiano. Por cierto, se denomina estilo georgiano, porque estas construcciones se hicieron en una época en la que se sucedieron hasta cuatro reyes ingleses llamados George, los monarcas Jorge I, II, III y IV que gobernaron sucesivamente desde 1714 hasta 1830.

Hoy en día es una ciudad de referencia en el suroeste de Inglaterra, con su propia Universidad, y es un centro de relevancia turística y comercial.


Bath Abbey
Bath tiene muchas cosas que ver, pero si lo que dispones de un día o día y medio y quieres disfrutar de la ciudad, además de ver sus monumentos, probablemente tengas que seleccionar lo que quieres ver. Lo más recomendable es que estés a primera hora de la mañana, podrás aprovechar más el día ya que muchos monumentos cierran a las 16 horas, especialmente en Invierno, que anochece muy pronto. He estado dos veces en Bath, una en verano y otra en Invierno, y en ambos casos tiene su encanto. En Verano, podrás disfrutar de sus parques y jardines, disfrutarás de más horas de sol, pero también tendrás que moverte entre un enjambre de turistas. En Invierno, si vas en Diciembre, encontrarás un clima lluvioso y menos horas de luz, pero disfrutarás de su Mercado de Navidad y del sabor de una buena cerveza en un pub... Para gusto, colores...

Nosotros llegamos a media mañana, y tras aparcar el coche, cosa que en Bath es difícil, nos dispusimos a ver lo más relevante de esta fabulosa ciudad. Antes que nada decir que para aparcar tienes dos opciones, o bien un parking, bastantes caros por cierto, o bien en la calle, pero ten en cuenta que es zona azul y es de pago (aunque más barato). En ese caso hay una sencilla aplicación de móvil para que no tengas que estar yendo y viniendo al coche al ponerle el ticket. Si te decides a aparcar, pon tu navegador hacia la zona del Royal Crescent, donde es más facil encontrar aparcamiento y no estarás lejos del centro.

ROYAL CRESCENT

Pues lo dicho, dejamos el coche cerca del Royal Crescent, un espectacular edificio en forma de media luna, uno de los símbolos de Bath. Los edificios en Bath están hechos todos de piedra local de color dorado y datan de entre los siglos XVII y XIX. Aunque se pueda pensar que estos enormes edificios como  el Royal Crescent o El Circus, estaban pensados para residencias aristocráticas u hoteles, lo cierto es que su propósito inicial era bien distinto. En realidad la mayor parte eran casas de alojamiento, donde los visitantes podían alquilar una habitación o incluso un piso entero durante su estancia en Bath, y era atendido por los sirvientes comunales de la casa. Algo parecido a un Bed and Breakfast del siglo XVIII, pero de larga estancia.


Royal Crescent
El Royal Crescent, fue construido entre 1767 y 1774 y diseñado por John Wood el Joven. Wood diseñó la gran fachada curva de lo que parecen ser unas 30 casas de tres alturas, con columnas jónicas. Pero ahora viene lo curioso, cada comprador compró una cierta longitud de la fachada, y luego empleó a su propio arquitecto para construir el interior y la distribución de la casa con sus propias especificaciones. Así que aunque se pueda pensar que todas las casas son iguales en realidad no es así, lo que parecen ser dos casas es en algunos casos solo una.



Hoy en día el edificio, además de por casas particulares, contiene un Hotel y un Museo, el "Nº1 Royal Crescent", donde si estás interesado en la historia, podrás ver la decoracion interior de una casa victoriana.

Un consejo, si queréis hacer una buena foto, hay una gran pradera frente al Royal Crescent, atravesadla y alejaros un poco para tener una buena perspectiva del edificio


THE CIRCUS

Desde el Royal Crescent, bajamos por la Brock Street y nos encontramos con otro de los edificios de estilo georgiano, imprescindibles de Bath, The Circus. 

The Circus

The Circus, es un complejo circular de casas residenciales, todas ellas iguales en fachada, divididas también en tres plantas, ocupando la zona central un amplio parque con un gran platanero.

A estas alturas, os preguntaréis que manía tenían en esa época en rememorar tiempos clásicos, pero es que el arquitecto principal en Bath de la época, John Wood el Viejo (padre del diseñador del Royal Crescent, John Wood el joven), quería recrear en Bath la arquitectura clásica paladiana en toda la ciudad, de hecho llego a diseñar un Foro Romano que nunca llegó a realizarse.

John Wood el Viejo, diseñó este edificio aunque nunca lo vio terminado, ya que murió tres meses después de ponerse la primera piedra, terminándolo su hijo John Wood el Joven. El edificio de forma circular está dividido en tres cuerpos, cada uno de ellos con una calle de acceso equidistante. Durante la II guerra mundial, y tras un bombardeo alemán algunas casas fueron dañadas, pero se reconstruyeron tras la contienda.




Tras el Circus, bajamos por la Gay Street y pasamos por delante del Museo de Jane Austen, la famosa escritora de novelas como " Orgullo y prejuicio" o "sentido y sensibilidad", donde un Señor con sobrero de copa y vestido de época nos saluda e invita a pasar. Declinamos la oferta y nos vamos a comer, a un pub recomendado y que nos cogía cerca, The Salamander, en la calle John Street. Un sitio con mucho ambiente donde tomar una buena cerveza y una buena comida a un precio asequible. 

Tras la comida, nos damos cuenta que estamos ya en el centro, y empezamos a ver todos los puestos del mercado de Navidad, que por cierto es enorme, y baja por toda la Union Street, pasando por todos los lugares famosos de Bath, como las termas romanas o la propia Abadía.

Tras pasear por la Union Street y todos los puestos del mercadillo de Navidad, nos encontramos con la fachada de la Abadía.

BATH ABBEY

Bath Abbey
La Abadía de Bath la podréis encontrar en Abbey Churchyard, una pequeña plaza junto a las Termas Romanas. En Navidad un gran arbol la preside, mientras que en Verano esta llena de terrazas. Una multitud de gente se aglutina escuchando villancicos en torno al arbol, mientras que otros disfrutan de un té, en el restaurante The Pump Room, con vistas a la plaza y con pinta de ser bastante caro. 



La Abadía de Bath, dedicada a San Pedro, fue una Abadía benedictina antes de convertirse en iglesia parroquial. Fue construida en el siglo VII, destruida y reconstruida durante los siglos siguientes, hasta que el siglo XIX se renovó al gusto victoriano de la época.

Tiene planta cruciforme, y su interior, como todos los templos ingleses está repleto de túmulos de personas notables de la ciudad.

La entrada es de pago y tienes acceso a un museo interior. Dada la hora en que llegamos y puesto que teníamos más ganas de mezclarnos en el ambiente del mercado navideño que del acogimiento religioso, declinamos la entrada y sumergirnos en el ambiente de la ciudad.



Justo al lado de la ciudad, a la espalda de los baños romanos se encuenta una plaza, llamada Kingston Parade, donde se aglutinan una gran cantidad de puestos de comida y bebida.

BAÑOS ROMANOS


Termas Romanas de Bath
Como decía, los orígenes de la ciudad de Bath están ligado a sus manantiales, cosa que supieron aprovechar lso romanos y las generaciones siguientes. Los primeros nos dejaron para la posteridad los famosos baños romanos de Bath.

Los baños propiamente dichos, se encuentran bajo el nivel de la calle, siendo los edificios que lo cubren y rodean, de estilo neoclásico los que están por encima de ese nivel. Fueron varios los arquitectos que modificaron el lugar, anexando edificios de estilo victoriano para diversos usos. En su interior puedes ver un Museo con los restos romanos encontrados

La entrada cuesta 22,50 libras, a mi juicio algo caro para lo que hay que ver, en especial si lo comparas con lo que cuestan las entradas a Pompeya o Jerash, verdaderos sitios donde trasladarse al mundo romano.

THE PULTNEY BRIDGE

Pultney Bridge
Una vez damos una vuelta por los puestos del mercado navideño, nos dirigimos a un lugar con unas vistas impresionantes, los Parade Gardens, justo detrás de la Abadía de Bath. Desde aqui encontramos unas maravillosas vistas del río Avon cuando atraviesa el famoso Pultney Bridge.


El Putney Bridge fue diseñado por Robert Adam y fue finalizado en 1773. Es uno de los únicamente cinco puentes habitados existentes en el mundo, con tiendas a lo largo de ambas márgenes, como una floristería, una tienda de antigüedades, y un bar de zumos. 


El arquitecto se basó en los modelos del Ponte Rialto de Venecia y  el Ponte Veccio de Florencia. y aunque su fachada desde los Parades Garden son armoniosas y delicadas, las distintas reformas de los comerciantes hicieron que a través de los siglos su parte trasera quedase deslucida. 

Te recomiendo que llegues al puente, veras el tráfico rodado en su interior y las tiendas a ambos lados, y puedes tomarte un helado o un zumo viendo como discurre el río Avon por esta maravillosa ciudad.

Pasamos el resto de la tarde paseando por Bath, eso sí ten en cuenta que las tiendas y el mercado navideño cierran a las 18 horas, por lo que con el frío y lluevia que suele hacer en Invierno es hora de refugiarse y tomar un té o un chocolate caliente.

Dejamos Bath y nos dirigimos a nuestro hospedaje, The Northey Arms, un buen lugar donde dormir y donde cenar junto a una chimenea, respirando el ambiente británico, limpio, bien de precio y a muy pocos kilómetros de Bath.

MIRADOR DE ALEXANDRA PARK

Al día siguiente ponemos rumbo a Wells, no sin antes hacer una parada en el Alexandra Park, a las afueras de Bath, sobre una loma que domina la ciudad. El parque es muy extenso, pero los miradores están hacia el lado norte, fáciles de encontrar. Las vistas son sencillamente maravillosas. Desde aqui podemos ver perfectamente la disposición de la ciudad, el Rotal Crescent, The Circus, La Abadía y los Baños romanos. Merece la pena desviarnos un poco de la ruta y subir a este mirador,... no tiene desperdicio.