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domingo, 25 de diciembre de 2016

TAORMINA

TAORMINA


Taormina es una pequeña localidad Italiana situada en Sicilia, en su cosa este, a unos 50 kms de Mesina. Si bien puede que no hayas leído mucho de ella, es sin duda una de los pueblos mas bellos de Sicilia, y ello se debe a varias razones, el primer lugar su historia, en segundo lugar la conservación extraordinaria de sus monumentos, en tercer lugar su encanto y en cuarto y principal razón por estar en las faldas del Etna, el único volcán en activo del Mediterráneo.

Teatro Grecoromano con el Etna al fondo

Para llegar a Taormina, puedes hacerlo fácilmente en coche de alquiler desde Messina, no te llevara mas de 50 minutos y la carretera es excelente, en función del tiempo que dispongas puedes subir al Etna o no, cosa que dependerá y mucho si es un día soleado o si existen bancos de niebla en el volcán.


Al llegar a Taormina encontrarás un gran parking de pago de varias plantas, te recomiendo que dejes el coche allí ya que de lo contrario perderás mucho tiempo buscando donde dejarlo, y al tratarse de un pueblo turístico es realmente difícil encontrar alternativas. El parking "Porta catania" está muy cerca de la entrada del pueblo, así que no le des muchas vueltas.

Entramos por la Porta Catania y enfilamos el Corso Umberto, nada mas entrar en el pueblo lo que contemplamos en un pueblo encantador, con pequeñas iglesias, fuente spor doquier y plazas muy coquetas. La mayoría de las casas se encuentran adornadas con flores y prácticamente todos los bajos tienen tiendas, pero eso sí, pocas tiendas de souvenirs y muchísimas tiendas de decoración y artesanía, porque Taormina además de ser un pueblo turístico es un lugar de concentración de artistas.





A nuestra derecha, tras entrar vemos el Hotel Corso, jutno a la zona amurallada de la ciudad, y donde la propia casa parece integrarse en la muralla, no dejes de visitar sus jardines con vistas al mar.





Continuamos paseando por el Corso Umberto, y vemos como a derecha e izquierda nos encontramos con calles empinadas con decenas de escalones que bajo el intenso calor se nos hacen aterradoras.,...porque no se si lo he dicho antes, calor hace, no mucho, sino más... y es que no olvidemos que estamos en el Sur de Italia, en la Isla de Sicilia, y aunque Taormina esta frente al mar y algo suaviza la temperatura, los meses de julio son aterradores en el mediterráneo.

Continúan las plazas y calles empinadas a diestro y siniestro, con rincones encantadores. Paramos en una de estas plazas a tomar un refresco y un helado mientras contemplas las mareas de turistas que se dirigen al anfiteatro. 






Alcanzamos una plaza con una gran fuente escalonada y una iglesia amurallada, se trata del Duomo o Catedral de Taormina. 

La Plaza de la Catedral era el lugar preferido por los hombres famosos que en el pasado visitaron Taormina, como Oscar Wilde, Guy de Maupassant, Alejandro Dumas j., Richard Wagner y Brahms.En la plaza, además de la catedral, también se encuentra el Ayuntamiento. La fuente fue construida en 1635, con cuatro fuentes secundarios. En el chorro central está tallado el Minotauro, símbolo de la ciudad de Taormina.





Duomo






















Junto a esta Piazza, se puede ver el Palazzo Ciampoli, que originariamente era una casa de campo en el estilo catalán. El escudo de armas, que se encuentra por encima de la puerta de entrada está tallada la fecha de 1412 años de su construcción. Ciampoli era el nombre de la familia propietaria del edificio hasta que fue comprada por la Región de Sicilia.




Palazzo Ciampoli


















Seguimos nuestro camino y llegamos a una de las plazas principales de Taormina, la Piazza IX de Aprile con la Torre del Reloj, del siglo XII, qu es lo que queda de su antiguo castillo medieval, porque, aunque no lo haya dicho antes, no todo en Taormina es de época greco romana. 

De hecho Taormina, tras su pasado greco romano, fue capital de la Sicilia Bizantina, posteriormente fue conquistada por los árabes y por último por los godos, por lo cual tuvo que estar fortificada ante los continuos asaltos de piratas y corsarios.


En esta plaza también contemplamos la Iglesia de San Giuseppe (San José), de estilo barroco italiano, y de donde destaca por su belleza la doble escalera colocada delante de la entrada. 


San Giuseppe
Torre del Reloj















La plaza se llama así porque el 9 de abril de 1860, durante una misa en la catedral de Taormina, se corrió la voz de que Garibaldi había llegado a Marsala, para comenzar la liberación por los Borbones. La noticia resultó ser falsa: de hecho Garibaldi arribaría a Marsala sólo un mes más tarde, es decir el 9 de Mayo. No obstante los habitantes de Taormina quisieron recordar esa fecha, dedicando la plaza más bella de la ciudad.



Desde el mirador de esta plaza se puede contemplar la Bahía de Naxos, el Etna y el teatro greco-romano.





Vistas desde el mirador de la Piazza 9 de Aprile

Al final del Corso Umberto giramos a la derecha y por la Via teatro Greco y nos dirigimos, claro está,  hacia el  Teatro, una de las maravillas de Taormina.

Teatro romano con el Etna al fondo



Vistas de la Bahía de Naxos desde el Teatro
Fue construido en un lugar irrepetible, a las faldas de volcán Etna y a orillas del mar Jónico. El teatro fue mandado construir probablemente en el siglo III aC, por Philistis, la esposa de Hierón II, tirano de Siracusa. 

El edificio fue reconstruido en tiempos de los romanos, y más precisamente en el segundo siglo D.C. 

El teatro de Taormina, en tamaño, es la segundo de Sicilia después del de Siracusa.


Si bien durante la época griega de la Isla se uso eminentemente como teatro, en la época romana, la orquesta del teatro se transformó en una arena para juegos de gladiadores.



Hoy en día es un espacio cultural donde se representan obras de teatro, conciertos etc..

Vistas desde El Teatro Greco Romano

La visita, mas que la historia del lugar que de por si tiene para extenderse un rato, merece la pena por la singularidad de unir la monumentalidad de un teatro griego romano, con las impresionantes vistas del mar Jónico a un lado y el Volcán Etna al fondo. En las noches, cuando el Volcán está en erupción, el espectáculo debe ser abrumador.





Terminamos nuestra visita al Teatro Greco romano y rehacemos nuestro camino por el Corso Umberto, dejamos atrás una hermosa localidad, con un ambiente encantador, y unas vistas incomparables, sin duda uno de los lugares con más encanto de nuestro viaje.

sábado, 24 de diciembre de 2016

MARSELLA

MARSELLA


Vista del Viejo Puerto, con Ntra Sra de La Garde al fondo
Marsella está situada en el Sur de Francia, a orillas del Mediterráneo, siendo hoy en día la segunda ciudad mas poblada de Francia.

A modo de acercamiento histórico hay que decir que fue fundada por marineros y que pronto se hizo un sitio relevante como puerto comercial del mediterráneo. Fue incorporada por la corona de Francia en 1481 y desde entonces tuvo siempre fama de ciudad díscola frente al gobierno de París. El aumento del Imperio francés y las conquistas de Francia desde 1830 en adelante (sobre todo en Argelia) estimularon el comercio marítimo y aumentaron la prosperidad de la ciudad. Sin embargo durante la Segunda Guerra Mundial, la ciudad fue ocupada por la Wehrmacht entre noviembre de 1942 y agosto de 1944 y sufrió graves destrozos. Una gran parte del casco antiguo de la ciudad fue dinamitado en un proyecto masivo de limpieza, con el fin de reducir las posibilidades de ocultar a miembros de la resistencia que operaban en los edificios antiguos de gran densidad de población. 

A partir de la década de 1950, la ciudad sirvió como puerto de entrada a Francia para más de un millón de inmigrantes. En 1962 hubo una gran afluencia después de la independencia de Argelia, a la que hubo que sumar unos 150.000 franceses que tuvieron que volver a la metrópolis tras la independencia de Argelia.. todo ello convirtió a Marsella en una gran urbe multicultural.

A la hora de visitar Marsella y si no dispones de más de un día para hacerlo hay que dividirse en tres zonas: EL Viejo Puerto, El barrio de Le Parnier, y la zona de la Basílica de Notre Dame de La Garde. Sin duda hay más zonas en la ciudad interesantes, pero el tiempo no estira para más...

El Viejo Puerto


Empezamos por el viejo puerto, y lo primero que debes hacer es pasear. Hoy en día el Puerto es un sitio de congregación de gente, puestos de artesanía y de comida, donde aun puedes encontrar a los pescadores vendiendo directamente la captura diaria. Antiguamente el puerto era un lugar eminentemente comercial, punto de afluencia de los bancos mercantes provenientes de las colonias francesas de África y del comercio con Oriente. Hoy está repleto de embarcaciones de recreo, y aunque haya perdido su antiguo esplendor comercial, la monumentalidad de los edificios del entorno y el ambiente que se genera en torno a el, lo convierten en el corazón neurálgico de la ciudad,

Allí mismo puedes encontrar fácilmente unos trenecillos que te llevan por toda la ciudad, puedes hacer el recorrido completo (Viejo Puerto- Le Parnier y Ntra Sra de Le Garde) o bien solo el trayecto a Ntr Sra. de Le Garde. Nosotros optamos por el segundo y caminar por el barrio de Le Parnier.

Frente al puerto, comienza la Calle Le Canabiere donde se pueden encontrar las tiendas de mayor nivel adquisitivo de la ciudad. 

En mi opinión merce más la pena disfrutar del ambiente del Viejo Puerto, sus puestos de pescado, de jabón (¿Hay que recordar de donde viene el famoso Jabón de Marsella?), de artesanía, ...


Dejamos el Viejo Puerto y antes de adentrarnos en el Barrio de Le Parnier, decidimos recorrer un tramo de la Calle Le Canabiere, de edificios residenciales monumentales, amplias avenidas y como decía antes tiendas de cadenas comerciales de alto nivel, lo que la convierten en la arteria comercial principal de Marsella.


                   

Volvemos nuevamente hacia el viejo Puerto y nos adentramos en el Barrio de Le Parnier, a través de la Calle de la República. Poco a poco nos vamos elevando ya que este barrio queda encima de una pequeña colina sobre el Viejo Puerto, por lo que os encontraréis muy a menudo con escaleras. Las calles comienzan a ser mas estrechas y las casas más bajas y tradicionales.

El barrio de Le Parnier tuvo en sus comienzos bastante mala fama, ya que si bien en sus comienzos fue la zona de los primeros asentamientos en la ciudad, el crecimiento de esta, hizo que las clases mas adineradas buscasen otros lugares para establecer su residencia, quedando Le Parnier como un barrio de pescadores e inmigrantes a través de los siglos. En la segunda guerra mundial, fueron destruidos muchos de sus edificios, ya que al ser una zona con mucha densidad de población, los miembros de la resistencia la usaban como lugar de escondite. En los últimos años, la zona se ha rehabilitado, ahora se pueden encontrar muchos tiendas de artesanía, restaurantes y cafeterías con mucho encanto, por lo que se ha convertido en un lugar imprescindible en tu visita.


Plaza en el barrio de Le Parnier

La Vielle Charité


Paseando por le Parnier pasamos por delante de "La Vielle Charité", que fue un hospicio para los pobres, dedicada a Notre-Dame, madre de Charité (Nuestra Señora, Madre de la Caridad). 

Fue originalmente concebida en 1622 pero no se acabo hasta 1749. En el siglo XVII los mendigos eran perseguidos en la ciudad por los guaridas locales, a los que eran de fuera de la ciudad se les expulsaba, pero a los mendigos marselleses se les confinaba en estos hospicios, donde los educaban para distintos trabajos, aprendices, ayudantes, etc.. En realidad era medio hospicio y medio cárcel, ya que como decía antes eran confinados allí para que no estuvieran merodeando por la ciudad. 

Con el tiempo se usó además de hospicio, cuartel de la legión, incluso como lugar de alojo de los sin casa durante la II Guerra mundial. Hoy en día está transformado en un centro cultural que alberga escuelas, museos y centros de exposiciones.


La Vielle Charité



Catedral


Seguimos caminando por el barrio de Le Parnier y nos acercamos a una impresionante iglesia, la Catedral Mayor. Es una catedral románica bizantina, construida con piedras de color rosa de las canteras de La Couronne. 





La iglesia actual son en realidad varias iglesias, todo ello deriva de la historia de iglesias anteriores. Antes de la actual catedral estaba ubicada en el mismo lugar la catedral Vieja de Nuestra Sra, que existió hasta 1852, y que fue parcialmente derribada para construir la actual catedral. De esta solo se conserva el coro y una nave lateral que se conservan como parroquia independiente pero anexa a la catedral.


Interior de la Catedral 
La construcción de la nueva catedral supuso romper una racha de dos siglos sin construir nuevas catedrales en territorio francés. Sus dimensiones son comparables a la Basílica de San Pedro de Roma. El nuevo edificio se construyó con la idea de ser el reflejo del poderío de Marsella, en aquella época Puerto del Oriente, segunda cuidad de Francia y principal puerto del país.




Comenzamos a bajar nuevamente hacia el Viejo Puerto y tras unos minutos llegamos al Fort Saint Jean, desde donde además del propio fuerte, su elevación sobre el puerto permite contemplar una de las imágenes mas hermosas de Marsella. El Fuerte fue mandado construir por Luis XIV para proteger el Viejo Puerto y fue ocupada en sus inicios por la Orden Militar de San Juan de Jerusalen, de donde deriva su nombre. Ha sido utilizado durante siglos por el ejercito francés y durante la segunda guerra mundial por el alemán. De hecho en 1944 durante la liberación de Marsella, estalló un polvorín destruyendo parte de los edificios que contenía. Actualmente su uso es eminentemente cultural.

Murallas del Fuerte de Saint Jean


Fuerte de Saint Jean con el Fuerte de San Nicolas al fondo

Junto al fuerte podéis ver la Iglesia de Saint Laurent, mucho más modesta que las anteriores.

Seguimos bajando por la avenida Vaudoyer y seguimos contemplando preciosas imágenes del Viejo Puerto. Es un momento propicio para sentarnos en una plaza y tomar tranquilamente un refresco disfrutando de las vistas.



Viejo Puerto con Ntra Sra. de La Garde al fondo



Tras pasar un rato más por la zona del viejo puerto nos decidimos a coger uno de los trenecillos que dan una vuelta por la ciudad. En concreto de las distintas rutas que hay nosotros tomamos uno que nos subía hasta la Basílica de Ntra Sra de La Garde, ya que subir a pie no era una opción, habíamos leído que aunque se podía el camino era largo y con grandes cuestas, pero cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia... es peor aun... En resumen, subir en taxi, autobús o trenecillo, es altamente recomendable.


Isla de If
Una de las cosas más atractivas de tomar el tren es su velocidad, ...lenta, lo que te permite ver muchas cosas por el camino, como por ejemplo la Isla, con el castillo de If, famoso por las novelas del Conde de Montecristo y del Prisionero de la Máscara de Hierro. Aunque es famoso por esta ficción lo que la gente no suele saber es que fue famoso en la Edad Media porque allí naufragó una nao portuguesa con un rinoceronte que había sido capturado para ser mostrado en la corte portuguesa. Tal fue la fama de este rinoceronte que hasta el rey Francisco I de Francia se desplazó a Marsella para verlo.


Tras más de media hora de recorrido llegamos hasta la Basílica de Nuestra Señora de La garde, construida sobre un montículo de unos 150 metros sobre el nivel del mar. Las vistas como podéis imaginar de la ciudad de Marsella son impresionantes.

Vistas de Marsella desde la Basílica de Ntra Sra de La Garde


La basílica actual data del siglo XIX, aunque anteriormente hubo otra capilla dedicada a la Virgen. Para la visita necesitarás al menos una hora, ya que no solo visitas el templo, sino sus alrededores y la cripta.

No podéis dejar de ver el interior, pues se continua el estilo románico bizantino, con sus cúpulas y subcúpulas doradas.








domingo, 23 de octubre de 2016

EL MONT SAINT MICHEL

 EL MONT SAINT MICHEL




El Mont Saint Michel es uno de esos lugares llenos de magia que están repartidos por el mundo y del que no tomas conciencia hasta que no lo visitas. En torno a una gran marisma que asoma al Canal de la Mancha, este icono medieval se alza sobre un promontorio de granito. Mucho se puede decir del Mont Saint Michel, pero todas las palabras se quedan cortas cuando lo contemplas con los ojos.


Mont Saint Michel


El Mont Saint Michel está situado al Norte de Francia, en a región de la Normandía, en el estuario del rió Couesnon. Su origen se remonta al siglo XVIII y durante más de ocho siglos los monjes benedictinos no dejaron de agrandar la iglesia original hasta lo que hoy contemplamos.


El Mont Saint Michel se encuentra a unos 65 kms al norte de Rennes, referencia que te servirá si estas visitando la bretaña, y a unos 125 kms de Caen, que te será útil si estas visitando los lugares del desembarco. Conforme te vas acercando al lugar donde esperas encontrar el Mont Saint Michel, observas una gran planicie junto al río Coueston, hacia el estuario del mismo. Cuando menos te lo esperas, contemplas a lo lejos un gran promontorio que se alza sobre el mar y la tierra, y ya solo tienes un punto de atención, el resto deja de tener importancia...

Conforme te vas acercando, se observa un constante aumento de la densidad de coches, todos hacia un mismo sitio, el gran aparcamiento que se sitúa a varios kilómetros del Mont Saint Michel. Es obligatorio dejar el coche allí, porque salvo que estés alojado en algunos de los hoteles que están dentro del recinto, te está vedado el acceso. Así que no te queda otra opción que dejar el coche allí, y pagar los aproximadamente 14 euros que cuesta. Lo tienen muy bien montado, ya que la tarifa es plana, es decir, pagas 14 euros estés una hora o estés 8 horas aparcado,.. aunque la visita te pueda llevar unas 4 o 5 horas máximo. Por otro lado decir que a partir de las 19 horas ya es gratis, pero claro, es porque la abadía ya está cerrada, y evidentemente hay mucha menos gente.

Foto desde Barrage du Mont Saint Michel
Una vez aparcas el coche, el resto es muy fácil. Hay autobuses lanzadera gratuitos prácticamente cada dos minutos que te llevan desde el aparcamiento hasta las mismas puertas del recinto amurallado. Hay una parada, que para nosotros consideramos imprescindible en "Barrage du Mont Saint Michel". 

Es una parada intermedia, a unos 5 minutos del parking y donde se ha construido una pasarela sobre el río y donde puedes hacer una fotos maravillosas. Tras las fotos vuelves a montarte en el autobús y sigues hacia la abadía.


La Abadía desde el Puente de acceso
Continuamos nuestro viaje en el bus lanzadera y atravesamos una gran pasarela construida hace poco con la que se evitan las mareas, y sobre la que te van dejando los autobuses, desde allí solo tienes que caminar un par de minutos para entrar por las puertas del recinto amurallado. Hemos previsto nuestra visita, para que al llegar la marea este baja con el suficiente tiempo para que cuando hayamos terminado de ver la abadía, podemos contemplar la subida de la marea desde las terrazas de la abadía, lo que anticipo ya es un espectáculo maravilloso, e imprescindible en tu visita. Tened cuidado si vais en visitas guiadas porque este hecho es irrelevante para ellos, ya que llevan un programa que realizar sin importarles la hora, pero si vais por libre, diría que el fenómenos de la marea es tan impresionante como la propia abadía.

Cuando llegas a los pies del Mont Saint Michel te das cuenta que te encuentras en una ciudadela fortificada, con una muralla exterior que defiende el conjunto, y unas calles circulares y ascendentes hasta la propia Abadía. Al borde del recinto ves también otro de los accesos al recinto desde el parking, unos tradicionales coches tirados por caballos, cuyo precio a mi entender era exorbitante.

Se accede por una pequeña puerta entre las murallas, y tras ellas comienzan unas calles repletas de turistas que casi te impiden avanzar. Esta parte de la visita al Mont Saint Michel es gratuita (solo cuesta el acceso a la abadía) y ello causa que haya gente yendo y viniendo por sus calles y terrazas. Las tiendas son casi por completo tiendas de souvenirs, aunque encuentras bastantes hoteles y restaurantes. Los precios de los restaurantes son altos si lo comparas con cualquier sitio de España, pero no tan elevados como podrías suponer comparado con cualquier restaurante de Francia. Así que si te lo puedes permitir, cenar con la marea alta, en uno de los restaurantes con vistas es algo que seguro no olvidarás.





Conforme vamos ascendiendo vamos asomándonos a las distintas terrazas que encuentras por el camino. Si te decides a no visitar la abadía, puedes contemplar perfectamente la subida de la marea desde los distintos miradores que hay a lo largo del camino (especialmente en el lado noreste del recinto), aunque desde la Abadía, al aumentar la altura las vistas son si cabe más grandiosas.
A estas horas, son las 5 de la tarde, hay poca agua, el Mont Saint Michel, aparece rodeado de un gran lodazal, con barcos encallados sobre la arena, y el mar se divisa a kilómetros de distancia.

Si quieres saber cual es el horario de las mareas y así planificar tu visita, visita este enlace "Horario de Mareas en Mont Saint Michel".




Tras subir unas empinadas calles durante al menos 15 minutos, mientras vemos las tiendas y restaurantes que antes mencionaba entramos en la entrada de la Abadía. El coste de la entrada es de 9 euros los adultos y los menores de 18 años son gratis. A estas alturas de la tarde, hay pocas colas ya que la mayoría de los grupos han ido por la mañana o a primera hora de la tarde, por lo que se puede disfrutar de la abadía con mayor tranquilidad.


Los primeros relatos sobre el lugar de Mont-Saint-Michel son anteriores a la llegada de los vikingos y hablan de su ocupación por ermitaños. Según la tradición está dedicado al arcángel San Miguel, porque fue este quien se apareció al Obispo San Auvert y le indicó donde y como debía construir este santuario. Durante los siguientes siglos a la edificación de la abadía primigenia, el lugar atrajo peregrinos de toda Europa. ya que estaba bajo la protección de los Duques de Bretaña. Fue a partir del año 933, cuando aparecieron los vikingos, cuando el Mont Saint Michel paso de la Bretaña al Ducado de Normandía (por eso actualmente pertenece a la región normanda). Fueron los Duques de Normandía los que establecieron a los benedictinos como orden monástica encargada de su custodia.

En el año 992 Saint Michel sufrió un grave incendio que destruyó prácticamente todo el santuario y monasterio, pero gracias a los duques de Normandía y la afluencia de peregrinos, la abadía gozó de la suficiente prosperidad para emprender obras de reconstrucción del santuario en torno al año 1020. Durante los siguientes siglos la Abadía sufrió pestes, guerras, incendios, nuevas reconstrucciones y cambios en las ordenes monásticas que lo custodiaban. No obstante lo más significativo fue que su destino monacal fue interrumpido definitivamente por la Revolución francesa, época en la que se convirtió en prisión. Esa siguió siendo su función hasta 1863, cuando se cerró como tal, volviendo su función religiosa y posteriormente convirtiéndose en atracción turística mundial.


Tras pagar la entrada seguimos subiendo escaleras y lo primer que vemos es la basílica de la Abadía. la fachada original se destruyo por un incendia, así que se reconstruyó en estilo neoclásico. Su interior es muy somero, como corresponde a una abadía de la regla de San Benito. Unos altos pilares sostienen las bóvedas, con dos niveles adicionales, uno de pequeñas ventanas y otra con grandes ventanales que iluminan con luz natural el interior del edificio .





Una cosa que nos llamo la atención cuando visitamos la iglesia de la abadía fue que estaban orando varias hermanas de una orden monástica. Poco después leímos que actualmente la Abadía está ocupada por la orden de las Hermandades Monásticas de Jerusalen, que se establecieron en el año 2001, pues desde que los benedictinos abandonaron el lugar en el año 1791 con motivo de la Revolución francesa nunca estuvo ocupada por otra orden.






Tras la visita a la Iglesia abacial, llegamos a la parte de la Abadía llamada la Merveilla que se sitúa justo al norte de la iglesia abacial, e integra claustro, refrectorio, sala de trabajo y capellanía.

El claustro tiene una forma cuadrangular, y está compuesto por cuatro galerías que rodean el patio descubierto. Destacan las columnas de granito rosa y tres arcos que se abren al mar y al vacío.

En la galerías, destacan los hermosos rosetones y las figuras esculpidas. Y encima de los arcos, un friso de pequeños rosetones muy elegantes. En la galería sur del Claustro, está el lavatorium donde los monjes podían hacer sus abluciones y las ceremonias de lavado los pies que, según las reglas benedictinas, debían cumplirse todos los jueves.

El claustro alberga un jardín medieval . En el centro hay una gran esfera que te permite ver el claustro desde todos los ángulos.. Hay plantas medicinales, hierbas aromáticas y flores que los monjes utilizaban en la Edad Media.








Tras el claustro llegamos al refrectorio, lugar donde comian los monjes benedictinos, que data tambíen de comienzos del siglo XIII. Está compuesta de una nave doble cuyas bóvedas están formadas por arcos ojivales decorados en su unión por una roseta esculpida que se apoyan en columnas que se sustentan, a su vez, en las de otro edificio, la Capellanía. Está iluminado por nueve ventanales que tienen en su base bancos de piedra. Es digno de observar el conjunto, los bancos donde comían los monjes, junto con el púlpito desde donde uno de los monjes leía las santas escrituras mientras los demás comían en completo silencio.


El refrectorio


Seguimos caminando y llegamos a otras sala, llamada la Capellanía que está compuesta por dos naves. Las bóvedas de aristas, de forma ojival, reposan sobre fuertes columnas de base y capitel cuadrados. Ocho ventanas horadadas entre los contrafuertes llenan de claridad la sala.



Nuestra visita nos lleva ahora a las bodegas, para lo cual seguimos descendiendo... pasamos distintas salas abovedadas, con grandes pilares  que sostienen parte del edificio. Encontramos una pequeña capilla, usada normalmente por el cuerpo de guardia. Dentro de las bodegas se puede ver una gran polea, que se construyó durante la epoca de la revolucion francesa, y que servía para subir alimentos desde el exterior y también para hacerselos llegar a los prisioneros que estaban encerrados en las mazmorras, a decenas de metros bajo el suelo.




Subimos un poco y alcanzamos antes de terminar el recorrido una de las salas más espectaculares, por sus dimensiones y grandiosidad, la llamada sala de los caballeros. La Sala fue construida entre 1215 y 1220. Toma su nombre tras la institución de la Orden de Saint-Michel, fundada en 1469 por Luis XI.

Probablemente esta enorme sala estaba destinada en el siglo XIII a dormitorio de la guarnición.

La sala está formada por cuatro naves de anchuras diferentes, las dos primeras están llenas de columnas que reposan sobre los pilares de la bodega; la tercera sobre el roquedal. Las bóvedas se sustentan sobre columnas de base octogonal talladas muy finamente. Unas grandes bolas de metal suspendidas del techo en distintas esquinas de la sala, te permiten ob


Sala de los Caballeros


Tras la visita al interior de la Abadía comienza el otro espectáculo, el de la naturaleza... la marea alta del Mont Sant Michel. Para ello salimos al exterior y comenzamos a recorrer las terrazas que, aunque dentro del recinto abacial, se asoman sobre los grandes muros del conjunto. En ellos decenas de personas buscan un lugar donde observar el fenomeno, una de las maravillas de nuestro viaje.




Cuando sales de la Abadía lo primero que te das cuenta es que a lo lejos donde veias un gran lodazal, ya no hay tal, comienzas a ver como parte esta cubierto de agua, pero también como una pequeña ola, avanza constante e inexorablemente hacia donde estás. No es una gran ola, no es enorme, es simplemente una corriente, que en poco menos de una hora cubre completamente el horizonte, recorriendo mas de 15 kms desde el mar. 



Las siguientes fotos están sacadas en intervalos de dos minutos desde el mismo punto... se puede observar como el agua rodea por completo al Mont Saint Michel









Tras observar el fenómeno de las mareas, comenzamos a descender hacia la pasarela, son ya pasadas las 7 y media de la tarde, y el panorama es completamente distinto al que encontramos a nuestra llegada, los turistas han desaparecido por arte de magia, las tiendas están cerradas, solo algunos restaurantes permanecen abiertos. y las calles están desiertas... Una oportunidad inigualable para contemplar la grandiosidad del conjunto monumental.





Es la hora de la despedida, aunque una y otra vez nos volvemos para contemplar esa última imagen que llevarte en la retina, de un sitio único, mágico e irrepetible...El Mont Saint Michel.