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EL CAIRO: EL MUSEO EGIPCIO

GUIA PARA VISITAR EL MUSEO EGIPCIO

El Museo Egipcio de El Cairo, es hasta la apertura del Nuevo museo egipcio a finales de 2023, la referencia en egiptología en todo el mundo. En el se exponen más de 136.000 objetos de toda las historia de Egipto, desde el Imperio Antiguo hasta el periodo helenístico. 

El Museo Egipcio


Cuando se abra el Gran Museo Egipcio en la zona de Ghiza, este museo continuará abierto, simplemente la nueva apertura servirá para poder exponer más objetos de los fondos de este museo.

Y es que el actual museo, además de pequeño para la cantidad de objetos expuestos, tiene un aire decadente, trasnochado y de desorden que desdibujan los tesoros allí acumulados. No esperes un museo moderno, interactivo, con medios audiovisuales... todo lo contrario, muchos de los objetos siguen en urnas de madera, con escasa protección, mal conservadas exterior e interiormente.

Todo lo anterior no borra el impresionante tesoro histórico que contiene, desde el famoso ajuar de la tumba de Tut Ank amon, hasta estatuas de Ramsés, Akhenatón o momias como las de Tuyi.

Si bien es imposible describir todas las joyas que contiene, si podemos dar un repaso por algunas de las mas importantes.

Estatua de Ramses II
La visita se realiza de izquierda a derecha y recorriendo el edificio en torno al gran patio central. Como he dicho desde la izquierda se comienza por el Periodo Antiguo y se termina al final del recorrido por la derecha con el periodo helenístico.

En el Hall de entrada vemos dos enormes estatuas, el de la derecha es de Ramses II, en posición de vida, con el pie izquierdo adelantado. También se observa que se representa vivo porque la barba real es de posición recta, si fuese curvada indicaría que la representación del faraón era ya difunto.

Si giramos a la izquierda, hacia la zona del Imperio Antiguo, lo primero que nos encontramos en la sala es la Tríada de Micerinos, uno de los conjuntos escultóricos más relevantes de la Dinastia IV.



EL IMPERIO ANTIGUO



Triada de Micerinos

En la triada se representa al Faraón Micerinos en el centro, a su derecha la Diosa Hathor ,con cuernos y el disco solar, y a su izquierda la deidad local del nomo de Cinópolis. Aunque ambas Diosas se representan con igual tamaño, la preponderancia de Hathor sobre la otra Diosa local, se observa en que Hathor tiene el pie adelantado, mientras que la otra Diosa los tiene juntos.

Estatua de Zoser 

Estatua de Zoser

A continuación, en la siguiente sala, destaca especialmente otra escultura sedente, la estatua del Faraón Zoser, el primer faraón de la tercera dinastía, y que mandó construir la famosa pirámide escalonada de Saqqara. En la estatua, está envuelto en el manto del Hebsed, ceremonia de renovación que tenía lugar a los 30 años de su coronación. Esta estatua estaba situada en la pirámide escalonada, pero fue traída al museo tras su descubrimiento.

Giramos ahora hacia la derecha , y caminamos paralelamente al gran patio central. Nos encontramos a un lado una sala donde podemos ver la Estatua sedente del Faraón Kefrén, el constructor de una de las pirámides de Ghiza.











Estatua de Kefren


Estatua de Kefren

Kefrén aparece sentado en su trono real, con mirada hacia el infinito, sus manos reposan en cada pierna, la derecha en forma de puño y llevando un rollo, símbolo de estatus y la izquierda con los dedos extendidos en gesto de toma, como en acto de disposición a recibir ofrendas para su renacimiento. Lleva un faldellín tripartito y el típico tocado nemes de lino, y una falsa barba real. Todos estos símbolos pretenden ser una referencia a la naturaleza divina del faraón.​ Está deteriorado el antebrazo izquierdo y parte de la pierna izquierda. Con esta escultura se quería representar el poder del faraón, pues se idealiza por comleto al faraón, físico estilizado, rostro rejuvenecido, y proporciones ideales del cuerpo. Hau que observar detrás de la cabeza, como es cubierta con sus alas desplegadas por un Halcón, que representa a Horus.


En la misma sala se puede ver, tras la estatua de Kefren, una estela con una falsa puerta, normalmente se encontraba en el interior de las tumbas y pretendía enseñar al difunto el camino hacia el cielo.

Estela de falsa puerta

Escultura de Keops

En la siguiente sala encontramos otra pieza importante, la única estatua que se conoce del Gran Faraón Keops, constructor de la Gran Pirámide y perteneciente a la IV Dinastía.. Contrariamente a lo que pidiéramos pensar, de este faraón solo se conserva una estatua que mide apenas unos centímetros. 

Estatua de Keops
Keops se encuentra en posición sentada, sobre un trono y coronado con la corona del Bajo Egipto, una corona plana, al contrario que la alta y ovalada del Alto Egipto. Como la estatua de Kefren, mira al infinito, con los brazos pegados al cuerpo, portando en su mano derecha el símbolo del poder real, mientras que la derecha la posa sobre la rodilla, como muestra de aceptar ofrendas. Sabemos que se trata de Keops, porque a la altura de la pierna derecha, hay un cartucho que en escritura jeroglífica pone Jufu. Hay que recordar que el nombre de Keops es la adaptación al griego de su nombre real, Jufu.



Seguimos avanzando por las salas del Imperio Antiguo, destacando eun una de las salas tres piezas muy especiales, la estatua de Rahotep y Nofret, las estatua de Seneb y su familia, y el papiro de las Ocas de Meidum.


La estatua de Rahote y Nofret.

Rahotep y Nofret

Rahotep fie posiblemente hijo del Faraón Esnofru, el constructor de la primera pirámide completa que se conoce. Parece ser que Rahotep, ostentaba cargos religiosos y militares, como por ejemplo el de Gran sacerdote de Ra, o el de Director de expediciones. A pesar de estos títulos, en la estatua está representado de forma muy sencilla, con el torso desnudo, únicamente un faldellín blanco y con la piel muy morena, que era uno de los cánones de belleza en el antiguo Egipto.  Su pose es relajada pero firme, con una mano sobre el corazón y otra sobre la rodilla como venía siendo habitual. Por el contrario su esposa, Nofret, presenta un tono amarillento en la piel, cosa que también se debe a los cánones de belleza, pues en las mujeres la piel clara era señal de belleza. En este caso, al contrario que Nahotep que lleva su pelo natural, Nefret si lleva una peluca y también su mano en el pecho, aludiendo a la vida. El conjunto respira realismo, y los detalles son tan exquisitos que te quedas embelesado durante algunos minutos. 


La estatua de Seneb y su familia

Seneb y su familia

La estatua de Seneb es de las más llamativas del Museo, probablemente por el hecho de que al contrario que las estatuas de faraones, no muestra un ideal de belleza, sino todo lo contrario. Su protagonista es Seneb, un enano que fue Jefe del Guardarropas real, además de responsable del culto de los faraones Keops y Dudifri. Su esposa, Senetefes, estuvo también vinculada a la monarquía, ya que fue sacerdotisa de la Diosa Neit. El conjunto escultórico es como hemos dicho antes muy llamativo, Senet con sus piernas cortas y cabeza grande, esta sentado con las piernas cruzadas, en la postura de los escribas, pero en una posición relajada, abrazado afectuosamente por su esposa y con sus dos hijos representados a sus pies. En el antiguo egipcio, estas representaciones de afecto eran muy comunes, y querían expresas el deseo de la pareja de perpetuar su unión por la eternidad. También aquí se respeta el canon de belleza egipcio, ellos con tez morena y ellas con piel clara. Sus hijos, se muestran desnudos y chupándose los dedos, otra forma muy común en el antiguo Egipto.

Una de las cosas que mas llaman la atención es la proporcionalidad del conjunto, ya que para solventar el hecho de que Seneb era mucho más pequeño que su mujer, y representarlos de pie haría que el conjunto quedase descompensado, se le sienta como a un escriba, abajo se sitúa a los hijos, de esta forma se compensa el conjunto. Además consigue que ambos esposos tengan la misma altura, aunque al tener la cabeza más grande Seneb que su esposa, consigue tener cierta jerarquía.

Con un independencia de la composición artística, otra cosa nos dice la escultura, y no es otra que el hecho de que en el Antiguo egipcio, tener una deformación, no era impedimento para ascender en la escala social y ocupar cargos cercanos a la realeza

Las Ocas de Meidum

En una de las esquinas, prácticamente desapercibidos se encuentra la famosa pintura de los gansos de Meidum. La pintura era parte de una escena de caza de aves con red pintada en estuco en la mastaba de Nefermaat, hijo del faraón Snefru, el primer faraón de la IV dinastía.

Las ocas fueron realizadas siguiendo una técnica puntiforme, es decir mediante un conjunto de puntos de color, creas un conjunto. En el Antiguo Egipto era muy común esta serie de representación silvestres, pero en ningún sitio se ha encontrado una perfección como ésta, pues puede determinarse incluso la especie de oca que estaba dibujada. Las ocas se representaban mucho en las tumbas, pues servían simbólicamente para alejar el mal y evocar el renacer del difunto.

Ocas de Meidum


Antes de entrar en el Imperio Nuevo, destacamos dos nuevas esculturas, en este caso, no de faraones, sino del resto del pueblo, lo que viene a denominarse como escultura privada el llamado alcalde del pueblo y el escriba sentado

El Alcalde del Pueblo

Esta estatua perteneciente a la V dinastía, tiene mas de 4.500 años de antigüedad. Está realizada en madera de sicomoro, con incrustaciones en los ojos de cristal y obsidiana. Mide poco más de un metro de altura, pero aún así tiene un tamaño inusualmente grande para tratarse de una talla en madera. 

Se llama así, porque fue el nombre que le dieron los trabajadores de la excavación donde se encontró, pero realmente pertenecía a un Jefe de sacerdotes llamado Kaaper. Se observa un cuerpo rollizo y más bien flácido, así como una cara con papada, que refleja que Kaaper era un hombre bien alimentado, como por otro lado correspondía a su posición social. Tiene un gesto altanero y su mirada al frente, tratan de reflejar la importancia del personaje, ayudando a conseguir un rostro más realista las líneas de betún alrededor de los ojos y las incrustaciones de cristal y obsidiana de los mismos.

Se encontró en el interior de una mastaba, asi que probablemente su función era la de representar al Ka (algo parecido al alma) del difunto antes del pesaje del alma, en el juicio de Osiris

El escriba sentado

Esta estatua de un escriba es una de las mejores conservadas del Museo, data de la V dinastía, y fue esculpida en torno al 2.500 A.C. Los escribas eran funcionarios públicos y aunque no tenían un rango elevado en la Corte, este si tuvo que tenerlo ya que llegó a ser en una estatua.

Está sentado con las piernas cruzadas, escribiendo en un papiro, tal y como corresponde a su profesión. Lleva una peluca negra, y una especie de collar en torno al cuello. Sus ojos están hechos de cuarzo, lo que ayuda a darle ese aspecto altivo que tiene, mostrando serenidad, control de la situación y concentración. Con la mano izquierda sostiene el papiro y seguramente en la mano derecha, debía sostener una pluma, ya que entre los dedos hay un agujero.


EL IMPERIO MEDIO

Mentuhotep II
Siguiendo con nuestra ruta, entramos en las salas del Imperio Medio. En esta sala veremos estatuas de los faraones Mentuhotep II, faraón del Imperio Medio que unificó nuevamente Egipto allá por el año 2000 a.C. Esta parte es probablemente la menos llamativa, pero en seguida entramos nuevamente en otra zona muy llamativa, la del Imperio Nuevo. Es llamativo su color casi negro y que solo porta la doble corona del Alto y del Bajo Egipto





EL IMPERIO NUEVO

Cabeza de Hatsepshut
La cabeza de Hatsepshut

Y comenzamos la visita al Imperio Nuevo con la cabeza la Reina Hatsepshut, en la forma del Dios Osiris, cuyo templo funerario visitaríamos en Deir el Bahari, cerca de Luxor, dentro de unos días. La cabeza realiza en piedra caliza pintada, procede de allí mismo, de Deir el Bahari, donde formaba parte de uno de los colosos de la terraza superior del templo.

La reina Hatsepshut, que perteneció a la XVIII dinastía, se coronó como faraón a la muerte de su esposo, cosa excepcional en Egipto, donde las mujeres transmitían el derecho a ser Faraón, pero nunca eran faraones. Para reafirmar esta excepcionalidad, sus legitimidad al trono, se hacía representar como un faraón, con barba postiza, cuerpo de hombre, pero con rostro delicado y femenino. La cabeza representa a Hatsepchut como Osiris, y está realizada en piedra caliza pintada.

El periodo Amarniense

El la sala que queda al fondo encontramos estatuas y esculturas del periodo Amarniense. Este periodo está caracterizado por la Herejía protagonizada por Amenophis IV, más conocido como Akhenaton, quien eliminó el tradicional culto politeísta a Amón y resto de Dioses por un Dios único llamado Atón.

Las causas de esta herejía se fundamentan probablemente en una lucha de poder entre el clero de Amón y el faraón, y fue una forma de eliminar de un plumazo el inmenso poder que tenía el Sumo sacerdote de Amón y el resto del clero, en favor de la familia Real.

Se denomina periodo Amarniense, porque Akhenaton construyó una nueva capital, llamada El Amarna, situada entre Menphis y Tebas, donde se trasladó toda la corte a mediados del siglo XIV a.C. El periodo Amarniense, acabó a la muerte del faraón, volviendo gran parte del poder al clero amonita, y abandonándose la capital poco después dela muerte del faraón. Hoy en día poco queda de esta capital, ya que los siguientes faraones reutilizaron las piedras de la ciudad para nuevas construcciones.

Aparte de la religión, que marca un paréntesis en las creencias egipcias, otra cosa cambia, el arte. Se rompe con el canon de belleza tradicional. Se produce el alargamiento de las figuras, en especial las de la familia real. Además los personajes se representan con caderas anchas, trasero muy pronunciados, cintura muy estrecha y un cuello muy alargado. Además, se alarga muchísimo la longitud del cráneo, incluso cuando el faraón lleva corona o birrete. La diferencia entre hombres y mujeres, se encuentra principalmente en la barriga, siendo la de ellas algo más pronunciada. Las causas de esta forma de representación, aunque hay muchas teorías, vienen a coincidir en que, al igual que las pirámides era una vía para alcanzar el cielo por parte de los faraones, esta forma alargada era una forma de representar que el Faraón era quien tenía la posibilidad de comunicar con el Dios único Atón, el Dios Sol.


La estatua Colosal de Amenhotep III y Tiy

Nos giramos ahora hacia el Gran Hall, en el se encuentra el Gran conjunto de estatuas colosales de Amenhotep III, la Gran esposa Real Tiy y tres de sus hijas. Está hecha de roca caliza, y en la antigüedad estaba pintada de vivos colores. El tamaño del faraón y su esposa es el mismo, por lo que se refleja la importancia que tenía la gran esposa real. Se piensa por los rasgos del faraón y su esposa, y por la edad de las princesas que se esculpió hacia el final del reinado de los mismos, hacia la tercera década del reinado, coincidiendo probablemente con la fiesta del Seneb del faraón.  De las tres hijas solo se conserva el nombre de dos de ellas, ya que la tercera está muy deteriorada.

La historia de esta escultura es azarosa, ya que perteneció en sus orígenes al templo funerario de Amenhotep III, pero este desapareció con el tiempo por encontrarse demasiado cerca del río, y sus piedras fueron reutilizadas para otros templos. Esta estatua se conservó porque estaba en la zona más alejada, y se encontró por trozos, habiéndose reconstruido conforme se fueron encontrando piezas.


 


Abandonamos el Gran Hall y subimos por las escaleras laterales, nos adentramos ahora en las piezas del Tesoro del faraón más famoso, pero no más importante, el faraón Tut ankh Amon.

Las Joyas de la Tumba de Tut ankh Amon

Entramos ahora en un área donde las piezas encontradas están expuestas en urnas en el exterior, como son las sillas, sandalias, carros, tronos... pero las joyas están en una sala interior, donde no se pueden hacer fotos.

En el interior de la sala, dentro de los tesoros de Tut ankh Amon, encontramos su máscara mortuoria, los distintos sarcófagos que se encontraron, uno de ellos de oro macizo, los vasos canopos y el resto de joyas del ajuar.



La gran estrella de la exposición es sin lugar a dudas la máscara mortuoria, realizada para el faraón difunto en torno al 1350 a.C. Pesa un os 11 kilos y mide unos 54 cms.

Es de oro y de lapislázuli, una piedra de un azul intenso. Además, la máscara de también lleva incrustadas piedras ornamentales como el cuarzo y la obsidiana que componen los ojos. En cuanto a la simbología, hay que decir que la frente del faraón está ceñida con el ureo, la cobra Uadyet y la diosa buitre Nekhbet, divinidades protectoras de la realeza. El faraón luce además la barba ceremonial, alrededor de su cuello, un acho collar usej, formado por doce vueltas de cuentas elaboradas con pasta de vidrio de colores. Se sujeta a los hombros con dos cabezas de halcón.

Los restos de Tutankamón descansaban en un gran sarcófago de cuarcita, que contenía tres ataúdes hasta llegar a la momia. El primero y el segundo estaban realizados de madera recubiertos de pan de oro, pero el último, el último es el verdadero tesoro, pues está realizado en oro macizo. Pesa 110 kilos y mide 187 centímetros. Cuando se descubrió por parte de Howard Carter estaba cubierto de betún, probablemente originado por la combustión de elementos funerarios ante el intenso calor que se generaría dentro de los sarcófagos.

Fuera de la zona de seguridad, seguimos viendo distintos objetos hallados en la tumba de TutankAmon, como por ejemplo el Trono de Tutankamon, o asientos ceremoniales.

Trono de Tut Ankh Amón
El Trono, está realizado en oro laminado con imágenes del Faraón y la Gram Esposa Real, Anjesenamón, hija de Nefertiti y Akhenatón, y por tanto de la que derivaba la legitimidad real ,pues como ya he dicho en Egipto la legitimidad la transmitían las mujeres, aunque el poder lo ejercían los hombres. Así si un príncipe quería ser faraón, debía casarse con la hija del faraón anterior para de esta forma ser legítimo. El sobrerelieve de la silla pertenece al periodo Amarniense, es decir, al periodo herético, cuando se adoraba a Atón. Hay que tener en cuenta que durante los primeros años de reinado, Tut Ankh Amón, se llamaba Tut Ank Atón, aunque posteriormente volvió a la doctrina religiosa tradicional, y por eso se le conoce como Tut Ankh Amon. (Imagen viviente de Amon).

La escena representada, es una escena típica amarniense, muy del estilo de su antecesor Akhenatón, donde la reina se inclina en actitud protectora y afectuosa al rey. Las figuras tienen cuellos largos y estilizados, cráneos alargados y mandíbulas prominentes, junto a vientres abultados y Atón con su luz, ilumina y protege a ambos personajes.

Silla Ceremonial
Otro objeto interesante de la exposición es una silla ceremonial, realizada en madera de ébano laminada con pan de oro y decorada con marfil y piedras semi preciosas.

La función original de la silla nada tenía que ver con la de la actualidad puesto que se concebía como símbolo de poder y autoridad, para diferenciar al Faraón, sentado en su trono, alzado en una grada por encima del resto de los presentes.


Dejamos ya en el nivel superior la zona dedicada al faraón Tut Ankh Amon y recorremos los distintos pasillos entorno al gran Hall central. En esta zona podemos encontrar numerosas momias, sarcófagos de madera, papiros y otros utensilios de la vida cotidiana.


La tumba de Yuya y Tuyu.


Momia de Yuya
Llama más la atención la zona este, donde se encuentran los objetos encontrados en la tumba de Yuya y Tuyu.

Yuya y Tuyu fueron los padres de la Gran esposa real Tiy, esposa de Amenhotep III, y a raíz del matrimonio de estos fueron adquiriendo una gran relevancia y una inmensa fortuna en el reino. Yuya era de ascendencia Siria, mientras que Tuyu era de egipcia de pura cepa, probablemente pariente de Nefertari.

Momia de Tuyu
Parece ser que Yuya murió cuando contaba una edad cercana a los sesenta años, y algo más tarde le seguiría a la tumba su esposa, Tuyu, a una edad similar durante la segunda mitad del reinado de su yerno (que se mantuvo en el poder 39 años). Excepcionalmente el faraón Amenhotep III concedió a sus suegros el privilegio de ser enterrados en el Valle de los Reyes, pudiéndose conservar casi intacta durante milenios.

En las salas del Museo podemos ver las momias de Yuya y Tuyu, los sarcófagos laminados en oro, las máscaras funerarias también realizadas en oro e incluso carros de combate ceremoniales encontrados en la tumba. Y es que hay que señalar, que hasta que se descubrió la tumba de Tut Ankh Amon, esta fue la tumba más importante encontrada en todo Egipto.


Máscaras funerarias de Yuya y Tuyu


Y aquí acaba la visita, el Mueso tiene mucho más contenido, pero necesitarías varios días para verlo con detenimiento, y adicionalmente para un profano, es tal la cantidad de información y de objetos que llega a extasiar, por lo que creo que uno debe centrarse en lo que más le interese, y no aspirar a un conocimiento completo.

Hay que tener en cuenta, que gran parte de las piezas expuestas, en especial las del Tesoro de Tut Ankh Amon, será trasladadas al Nuevo Gran Museo Egipcio que se está construyendo en Ghiza, y que nunca termina de abrirse... (Ya van por finales de 2023)... No obstante el actual Museo seguirá abierto, tal es la cantidad de tesoros que esconden sus depósitos...

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