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TEMPLO DE KOM OMBO

 TEMPLO DE KOM OMBO

Templo de Kom Ombo

Tras navegar por el Nilo durante media tarde, llegamos al anochecer al Templo de Kom Ombo. Bajar del barco es todo un espectáculo, rápidamente te ves rodeado de decenas  de vendedores de baratijas que te acompañan hasta las puertas del templo, ofreciéndote cualquier cosa con tal de que empieces a regatear con ellos... una vez que empiezas ya estás perdido, algo comprarás... 


Llegada a Kom Ombo
La zona desde donde desembarcamos está iluminada con pequeñas luces por el camino, y ello unido a la iluminación  del propio Templo hace que el ambiente sea enigmático, dándole una capa de misterio al emplazamiento.

El Templo de Kom Ombo, al igual que el de Philae, pertenece al periodo helenístico, entre los años 180 A.C. y 47 D.C., aunque fue ampliado varias veces incluso en época romana. Tiene la singularidad de ser un templo doble, algo casi inaudito en Egipto, es decir había un templo para Sobek y otro para Horoeris. 

Sobek era el Dios cocodrilo, creador del Nilo y Dios de la fertilidad, Horoeris es llamado también Horus el Viejo, Dios Halcón y vengador de su padre Osiris. La Mitad sur del templo era para Sobek, mientras que la mitad norte era de Horoeris, pero eso si cada parte del templo tenía su entradas, sus patios, sus capillas y sus santuarios.
Columnas del Patio Exterior

Como todos los templos egipcios, existía un gran pilono de acceso, del que solo queda hoy la parte derecha del mismo, donde aun se puede apreciar al emperador romano Domiciano, rindiendo culto a Sobek, Hathor y Khonsu.

Accedemos al interior del templo por la Puerta de Dionysos, desde donde se acceder al patio Interior, un patio rodeado en tres de sus lados de 16 columnas que antiguamente estuvieron pintadas, y de las que hoy solo queda la base de las mismas. Frente a nosotros se situa la pared exterior de la primesa sala hipóstila. con dos entradas a los templos, una a cada lado, con representaciones de Ptolomeo XII.



 


En el interior de la primera sala Hipóstila hay tres hileras de columnas transversales cada una de ellas con cinco columnas con capiteles campaniformes, algunas como flor de loto, otras de papiro, o de palmeras. El techo está decorado con escenas astronómicas y con el Dios Nekhnet, en forma de buitre con sus alas desplegadas. En las paredes de la sala, están representados todos los faraones del periodo Ptolomaico, incluida Cleopatra.


Entramos a continuación en la segunda sala Hipóstila, o sala de las ofrendas. De un tamaño mas reducido que la primera, en sus paredes se repiten las escenas de faraones ptlomaicos, aunque también podemos ver un calendario egipcio, o representaciones del faraón dando a luz, como símbolo de legitimidad.

 


  


Tras esta sala se encuentran los Santuarios, uno a la derecha y otro a la izquierda, uno para cada Dios, aunque esta parte es la que se encuentra más deteriorada.

Alrededor del templo hay un doble pasillo, y a lo largo de el numerosos relieves muy curiosos, como instrumentos quirúrgicos, tijeras, bisturíes, pinzas, y muchísimo material médico que nos dice hasta donde llegaba la evolución sanitaria por aquella época.

 


Conviene seguir paseando y rodear nuevamente el templo por este pasillo exterior, bordeando las salas hipóstilas, ya que sales de la masificación y te permite realizar bonitas fotos y observar los detalles.




Como estos frisos de cornisas, que aún conservan los colores originales trás más de 2000 años




Una vez finalizada la visita al Templo, se ha habilitado en los últimos años un Museo, llamado Museo del cocodrilo, donde se exponen numerosas piezas momificadas de estos animales, que eran considerados representaciones del Dios Sobek.

Museo del Cocodrilo




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