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PONT JULIEN Y EL COLORADO PROVENZAL

  

PONT JULIEN Y EL COLORADO PROVENZAL


Comenzamos el día temprano, y tras desayunar en nuestro B&B, nos ponemos en marcha hacia el Colorado Provenzal, una ruta de senderismos por un paisaje muy especial de la zona. 

PONT JULIEN

Antes pasamos por el Pont Julien, un puente romano del I A.C. que formaba parte de la antigua calzada romana llamada VIA DOMITIA, que conectaba Narbona con Turín. Se llama así por su proximidad al actual pueblo de Apt, que en época romana se llamaba Colonia Apta Julia.

Pont Julien

Hay un aparcamiento justo al lado de la carretera, por lo que puedes aparcar y andar hasta el puente con facilidad. El puente en sí, está hecho con piedra caliza de las canteras próximas de la zona,  y mide unos 80 metros de largo y se compone de tres arcos, el central más elevado que los laterales. Su anchura era de unos 6 metros y es que los romanos lo calculaban todo, es la medida necesaria para que pasen dos carros, uno en cada sentido. Como curiosidad, decir que se usó hasta el año 2005, cuando se construyó otro puente para la carretera justo al lado, por lo que podemos calcular que se utilizó durante más de 2.000 años.

EL COLORADO PROVENZAL

El colorado provenzal o Colorado De L´Ocre se encuentra cerca de la localidad de Rustrell, a unos 25 minutos del Pont Julien.

El colorado provenzal


El Sahara
El colorado provenzal es un recorrido por una antigua mina a cielo abierto del mineral usado para realizar, tras distintos tratamientos, para crear el pigmento del ocre, muy usado para la tintura en tejidos, pintura y muchos más usos en la edad media y hasta hace pocos años. En concreto estas minas, se usaron desde el siglo XVII hasta 1992 cuando con el desarrollo de la industria química dejo de ser rentable su explotación.

El Sahara
Para saber como se originaron estos minerales, hay que remontarse hasta hace unos 100 millones de años, cuando sobre estas tierras estaban sumergidas por el mar de Tetis y en el subsuelo de este mar, de escasa profundidad, se depositaban capas y mas capas de arena. Estas arenas que se formaron eran de un color verde, debido a la formacion de un mineral que contenía hierro y glauconita. Gracias a la tectónica de placas el mar fue retrocediendo. Al secarse el mar  y rodeado de un clima tropical muy húmedo hizo que estas arenas  fueran aflorando quedándose alterando a los minerales y eliminando otros. Gradualmente estas arenas verdes  produjeron tierras de tonalidades ocres , amarillas, naranjas, blancas y de color ferroso.

El Sahara
La explotación de estas minas comienzan a finales del siglo XVIII, provocando la llegada del ferrocarril, y teniendo su pico productivo en los años veinte del siglo pasado. 

¿Pero como se produce el ocre? En primer lugar tenemos la extracción de la arena, que está compuesta en un 90% de mezcla arenosa y un 10% de ocre puro, así que se pasa por unos centrifugados para obtener el ocre puro. Posteriormente, la arena de ocre puro se pasa por un sistema de decantación y se recoge el pigmento, que se lleva posteriormente a unos hornos a una elevadísima temperatura. Normalmente el amarillo se vuelve rojo, por lo que se realizan distintas mezclas para obtener distintas tonalidades.

Mirador del Sahara


Si quieres visitar este lugar maravilloso, debes aparcar en uno de los parkings habilitados al efecto, no hay mas remedio que pasar por taquilla... Son cinco euros y te dan un plano con los dos senderos que puedes hacer, el corto de unos 40 minutos y el grande de 1 hora y media. Tras ver los dos circuitos recomiendo el largo, no es complicado de hacer y es mucho más interesante.

Saliendo del aparcamiento, debes girar a la derecha de forma paralela a una carretera de un solo carril, a la altura de un restaurante debes desviarte y comienza el sendero propiamente dicho. Las rutas están marcadas y no puedes desviarte pues hay personal vigilando para evitar accidentes por desprendimientos.

Chimenea de las Hadas
La primera parada es en una zona muy amplia, con distintos tonos de ocre claros y que llaman el Sahara. Es la zona más grande y donde se observan más tonalidades del ocre.





Tras el Sahara, continuamos caminando por un sendero ascendente que termina en un mirador con unas vistas maravillosas del Sahara.

El siguiente punto de parada son las chimeneas de las Hadas, donde aun permanecen unos penachos que se elevan hacia el cielo. Es un lugar protegido y solo se puede observar desde el mirador.

El Desierto Blanco
Por último, otra de las paradas interesantes es el llamado "desierto blanco", parecido a los anteriores, pero en este caso las arenas son de un calor blanquecino.

Tras este último punto se vuelve al parking, que a las 12 de la mañana está ya repleto de gente que viene con sus cestas de picnic, por un sendero paralelo a un riachuelo.

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