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jueves, 1 de mayo de 2025

¿QUE VER EN RUMANIA EN SIETE DIAS?

 RUMANIA EN 7 DIAS

Descubre Rumanía: Más allá de Drácula y Transilvania

Rumanía, un destino fascinante y misterioso, sigue siendo uno de los secretos mejor guardados de Europa. Aunque la figura de Drácula ha dado notoriedad a este país, especialmente a la región de Transilvania, esta asociación suele reducir la percepción de lo que Rumanía realmente ofrece. Muchos visitantes se limitan a explorar castillos icónicos como Bran o Peles en Sinaia, pero al hacerlo, dejan de lado joyas impresionantes como Maramureș o Bucovina, regiones que rebosan belleza, historia y tradiciones.


Viajar solo para conocer los castillos es como visitar España y solo explorar Madrid. Rumanía tiene mucho más por descubrir: las iglesias fortificadas de Siebenbürgen, los monasterios pintados de Bucovina o las iglesias de madera de Maramureș, todas declaradas Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Además, ciudades como Brașov, Sighișoara, Târgu Mureș y Sibiu te seducirán con su encanto medieval y su rica historia.

¿Cómo moverte por Rumanía?

El mejor medio para recorrer este país es el coche. Aunque el transporte público existe, es limitado y podría restringir tus posibilidades de explorar muchos lugares fascinantes. Conducir por Rumanía es una experiencia bastante cómoda: las carreteras están en buen estado, pero las autovías son escasas. Los desplazamientos pueden ser largos y, a veces, desafiantes, especialmente al cruzar las montañas, con sus curvas y paisajes que, por suerte, hacen que cada kilómetro valga la pena. Eso sí, ¡asegúrate de disfrutar de la conducción!


Lo que debes saber

Rumanía es un destino económico con una oferta de alojamientos amplia y variada, desde acogedoras casas rurales hasta hoteles de alta calidad. Su gastronomía, rica en sabores y tradiciones, es otro de los atractivos que no te puedes perder. A medida que te alejas de las áreas más turísticas hacia el norte, las costumbres tradicionales emergen con fuerza, y te sumerges en un ritmo de vida que parece haberse detenido en el tiempo. Este contraste con la Europa moderna es una razón más para visitar este maravilloso país.

Una ruta ideal

En esta propuesta de siete días, dejamos Bucarest a un lado para centrarnos en paisajes y lugares únicos, alejados de las rutas turísticas tradicionales. Si amas los viajes organizados por tu cuenta, con paisajes sorprendentes y una rica herencia cultural, esta ruta es perfecta para ti.

Rumanía no solo es un país que visitar, sino un lugar para vivir experiencias inolvidables. ¿Estás listo para descubrirlo?


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DIA 1: SINAIA: MONASTERIO DE SINAIA, CASTILLO DE PELES Y CASTILLO DE PELISOR

DIA 2: CASTILLO DE BRAN, BRASOV, IGLESIA FORTIFICADA DE HARMAN E IGLESIA FORTIFICADA DE PREJMER

DIA 3:CIUDADELA RUPEA, IGLESIA FORTIFICADA DE VISCRI, IGLESIA FORTIFICADA DE SASCHIZ Y SIGHISOARA

DIA 4: TARGU MURES, LAGO ROJO, DESFILADERO DE BICAZ, MONASTERIO DE NEAMT

DIA 5: BUCOVINA: MONASTERIO DE VORONET, MONASTERIO DE HUMOR, MONASTERIO DE ARBORE, MONASTERIO DE PUTNA, MONASTERIO SUCEVITA Y MONASTERIO MOLDOVITA

DIA 6 MAREMURES: IGLESIA DE MADERA DE LEUD, MONASTERIO DE BARSANA, CEMENTERIO ALEGRE DE SAPANTA Y MONASTERIO DE PERI SAPANTA, IGLESIA DE MADERA DE DESESTI, IGLESIA DE MADERA DE BUDESTI, IGLESIA DE MADERA DE SURDESTI E IGLESIA DE MADERA DE POPLIS

DIA 7: SALINA TURDA Y SIBIU

DIA 8: REGRESO

SIBIU


SIBIU

Tras dejar atrás las Minas de Sal de Turda, nos dirigimos hacia nuestra última parada del viaje: la ciudad de Sibiu, situada a unos 150 kilómetros de distancia.

Sibiu fue fundada, como muchas ciudades de Transilvania, por colonos sajones en el siglo XII, quienes la bautizaron con el nombre de Hermannstadt. Durante el dominio austrohúngaro, en el siglo XVII, se convirtió en la capital de Transilvania y en el principal centro político y cultural de la comunidad sajona asentada en la región. En el siglo XX, tras la Primera Guerra Mundial, Sibiu pasó a formar parte de Rumanía. Aun así, la presencia sajona siguió siendo significativa hasta después de la Segunda Guerra Mundial, cuando el régimen comunista provocó el éxodo masivo de familias sajonas hacia la Alemania Occidental.


Hoy en día, aunque la comunidad sajona es minoritaria en número, su huella cultural y política sigue presente. De hecho, muchas de las autoridades locales de Sibiu aún tienen orígenes sajones.

Sibiu es actualmente una de las ciudades más relevantes de Rumanía, con cerca de 150.000 habitantes. Su centro histórico es uno de los mejores conservados del país, resultado de su rica herencia tanto sajona como rumana, lo que le valió ser designada Capital Europea de la Cultura en el año 2007.

Llegamos a Sibiu a media mañana y lo primero que hicimos fue ir a comer. Almorzamos en Crama Sibiul Vechi, un restaurante muy recomendable de cocina rumana tradicional, ubicado en una bodega subterránea con mucho encanto.


¿CÓMO VISITAR SIBIU?

Sibiu es una ciudad muy bien adaptada para el peatón, ya que casi todas las calles de su casco histórico están completamente peatonalizadas. A la hora de planificar la visita, se puede dividir el recorrido en tres ejes principales.

El primero es el eje comercial, que discurre a lo largo de la Strada Nicolae Bălcescu, una amplia calle peatonal que conecta el centro moderno con el corazón del casco antiguo, desembocando directamente en la Piața Mare (la Plaza Mayor). Esta calle está repleta de comercios, cafeterías y terrazas, por lo que si se desea hacer compras o simplemente disfrutar del ambiente local, este es el lugar indicado.



El segundo punto esencial es el entorno de la Piața Mare, donde se concentran algunos de los monumentos más representativos de la ciudad: la Iglesia Católica de la Santísima Trinidad (construida por los jesuitas), la Torre Sfatului (o Torre del Consejo), la Piața Mică, la Iglesia Luterana de Santa María y el emblemático Puente de las Mentiras.

El tercer eje de la visita se sitúa entre la Piața Mare y la Strada Nicolae Bălcescu, donde se alza imponente la Catedral Ortodoxa de la Santísima Trinidad, la más importante para la comunidad rumana ortodoxa, que constituye hoy la gran mayoría de la población de la ciudad.


¿QUÉ VER EN SIBIU?

Después de recorrer de punta a punta la Strada Nicolae Bălcescu, llegamos a la Piața Mare, la gran plaza de la ciudad, rodeada de imponentes edificios históricos que reflejan la riqueza cultural y arquitectónica de Sibiu. En el centro de la plaza destaca la Iglesia Católica de la Santísima Trinidad, pero no es el único edificio reseñable.

A su alrededor se conservan numerosas casas medievales, que pertenecieron a prominentes familias de comerciantes sajones. Entre las más destacadas se encuentran la Casa Weidner, actualmente convertida en hotel; la Casa Lutsch, cuyos orígenes se remontan al siglo XV; la Casa Haller, también del siglo XV y construida en estilo gótico-renacentista, que aún conserva elementos originales como el portal con escudo, la entrada a las arcadas y las decoraciones; la Casa Hecht, que albergó la primera Casa de la Moneda de Sibiu en el siglo XV, y donde en 1821 se estableció la Universidad Sajona, representación política de los sajones de Transilvania; y la Casa Generalului, llamada así porque fue la sede del cuartel general del comandante de las tropas austriacas en la región.

En las esquinas de la plaza se encuentran dos de los edificios más simbólicos: el Museo Nacional Brukenthal, que alberga una prestigiosa colección pictórica, y la Torre Sfatului, que conecta con la Piața Mică y constituye uno de los emblemas de Sibiu.


PIAȚA MARE

La Piața Mare (Plaza Grande) fue completada en el año 1366, coincidiendo con la finalización de uno de los anillos defensivos de la ciudad. Durante siglos fue el centro comercial y cívico de Sibiu, escenario de mercados, ferias, reuniones ciudadanas e incluso ejecuciones públicas.

Piata Mare

Hoy en día, aún conserva ese aire solemne y cargado de historia. Hay tres elementos especialmente destacables dentro de la plaza:

    Samuel von Brukenthal

  • En primer lugar, dos estatuas. Una dedicada a Gheorghe Lazăr, importante erudito rumano, y otra a Samuel von Brukenthal, gobernador sajón de Transilvania y gran coleccionista de arte. Este último es precisamente quien legó a la ciudad el museo pictórico que lleva su nombre y que se encuentra en la misma plaza.

  • En segundo lugar, una placa conmemorativa incrustada en el pavimento de granito recuerda a las víctimas de la Revolución de 1989 en Sibiu. Durante el levantamiento contra el régimen comunista, más de un centenar de personas murieron en la ciudad a manos de las fuerzas leales a Ceaușescu.

  • Por último, en la parte oriental de la plaza, un círculo de piedras rojas marca el lugar donde se erigía la Estatua de Rolando, atestiguada ya en 1550. La estatua fue demolida a mediados del siglo XVIII, pero se cree que fue una de las primeras estatuas cívicas de la ciudad. Bajo ella, se llevaban a cabo las ejecuciones capitales en épocas pasadas.

IGLESIA CATÓLICA DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD

Durante más de un siglo, desde 1543, todas las iglesias de Sibiu fueron protestantes, en consonancia con la Reforma que había arraigado entre los sajones. No fue hasta 1688, cuando Transilvania pasó a formar parte del Imperio Habsburgo, que resurgió una comunidad católica en la ciudad, en parte impulsada por las autoridades imperiales.

Iglesia Jesuita

Los jesuitas, encargados de atender a los nuevos fieles católicos, buscaron durante décadas un lugar donde construir una iglesia. Sin embargo, las autoridades locales, todavía dominadas por el poder sajón luterano, se lo negaron sistemáticamente. Finalmente, en el siglo XVIII, consiguieron la autorización y comenzaron la construcción del templo, que fue completado en el año 1733.

La iglesia ocupa un lugar destacado en la Piața Mare y llama la atención por su fachada barroca y su gran interior de una sola nave. Es un reflejo del contraste religioso e histórico de Sibiu: un templo católico imponente en una ciudad marcada por la herencia protestante sajona. Su presencia es testimonio de las transformaciones políticas y confesionales de Transilvania a lo largo de los siglos.

CASAS DE LA PIAȚA MARE

Alrededor de la Piața Mare, además de la iglesia católica y el Museo Brukenthal, se alinean varios edificios históricos que fueron propiedad de antiguas familias de comerciantes sajones. Muchas de estas construcciones conservan aún su estructura original o elementos de los siglos XV al XVIII, ofreciendo un recorrido arquitectónico por la historia urbana de Sibiu.



  • Casa Weidner: actualmente funciona como hotel, pero conserva la tipología tradicional sajona, con techos altos y fachada sobria.

  • Casa Lutsch: se remonta al siglo XV, aunque fue restaurada con posterioridad. Es representativa de la transición del estilo gótico al renacentista.

  • Casa Haller: una de las más imponentes. Su estructura data también del siglo XV, aunque la forma actual incorpora elementos góticos y renacentistas. Conserva el portal original con el escudo familiar, así como arcadas de entrada y decoraciones de época.

  • Casa Hecht: relevante porque en ella se ubicó la primera Casa de la Moneda de Sibiu en el siglo XV. Su importancia creció en el siglo XIX, cuando en 1821 se convirtió en la sede de la Universidad Sajona, el órgano de representación política de los sajones transilvanos.

  • Casa Generalului: recibe su nombre por haber sido cuartel general del comandante de las tropas austriacas en Transilvania. Es una construcción robusta y funcional, adaptada a fines administrativos y militares.

Estos edificios, de fachadas sobrias pero cargadas de historia, reflejan la riqueza cultural, comercial y política de Sibiu durante su época de esplendor sajón.

Gheorghes Lazhar y la Torre del Consejo

TURNUL SFATULUI (TORRE DEL CONSEJO)

Situada en una de las esquinas de la Piața Mare, la Torre del Consejo es uno de los monumentos más emblemáticos de Sibiu. Se alza justo en el punto donde la plaza mayor se conecta con la Piața Mică, funcionando como un pasaje entre ambas.

    Fue construida en el siglo XIII como parte del segundo cinturón defensivo de la ciudad. Su localización no es casual: se erigió junto al antiguo Ayuntamiento de Sibiu, lo que le dio su nombre. A lo largo de los siglos ha tenido diversos usos, desde torre de vigilancia y defensa hasta almacén de grano, prisión e incluso observatorio meteorológico.

    La torre consta de siete niveles, retranqueados en altura, con pequeñas aberturas que evidencian su carácter defensivo original. Ha sufrido varias reconstrucciones debido a derrumbes, siendo la más significativa la de 1826, cuando se le añadió el piso superior que le da su silueta actual.

    Hoy en día, la planta baja está habilitada como museo, donde se expone la historia de la ciudad. Además, es posible subir a lo alto de la torre, desde donde se obtiene una panorámica espectacular de los tejados del casco antiguo, con los famosos “ojos de Sibiu” asomando entre las cubiertas.


    PIAȚA MICĂ (PLAZA PEQUEÑA)

    Accedemos a la Piața Mică, o Plaza Pequeña, a través del pasaje que atraviesa la Torre del Consejo, conectando así con la Piața Mare. Esta plaza es la segunda en importancia dentro del centro histórico de Sibiu y, a diferencia de la gran plaza, tiene un carácter más íntimo y acogedor.

    La Piața Mică está dividida en dos partes por la calle Ocnei, que desciende bajo el Puente de las Mentiras en dirección a la Ciudad Baja. Esta calle ha sido históricamente una arteria de conexión entre los niveles de la ciudad, y su disposición inclinada refuerza ese carácter dinámico.

    Los lados norte y este de la plaza están ocupados por edificios con tejados inclinados y los característicos tragaluces conocidos como los “ojos de Sibiu”, unas ventanas en forma de párpado que parecen vigilar al visitante desde los tejados. Estos edificios no cuentan con portales abovedados como los de la Piața Mare, sino con soportales con arcos de medio punto sostenidos por pórticos, que se utilizaban antiguamente para exponer mercancías artesanales, pues aquí se concentraban numerosos talleres de artesanía.

    La esquina sureste de la plaza adquirió su aspecto actual en el siglo XVIII, cuando en el solar de la antigua casa del gremio de sastres se construyeron la iglesia católica romana y la casa parroquial, configurando así el conjunto que podemos ver hoy.

    En su conjunto, la Piața Mică conserva en gran medida su estructura original de los siglos XV y XVI, con todos sus edificios catalogados como monumentos históricos, en los que se distingue una mezcla de elementos defensivos, edificios públicos y viviendas residenciales, reflejo de la evolución urbana y comercial de Sibiu.


    PUENTE DE LAS MENTIRAS

    El Puente de las Mentiras, que cruza la Piața Mică, es uno de los puntos más famosos y pintorescos de Sibiu. Con una historia cargada de leyendas, este puente de hierro fundido, el primero de su tipo en el este de Europa, es conocido por la creencia popular de que se derrumbará en cuanto un mentiroso ponga un pie sobre él.

    Con una envergadura de 10,5 metros, el puente no solo destaca por su estructura metálica, sino también por su base de ladrillo y sillar de piedra arenisca, que le da un carácter robusto y duradero. Es, además, un símbolo del misticismo y las tradiciones populares de la región.

    El nombre del puente está relacionado con las historias y rumores que aseguran que quienes cruzan de forma deshonesta, o con malas intenciones, pueden sufrir una fatalidad. A lo largo de los años, el puente ha adquirido una rica simbología sobre la honestidad y la traición, convirtiéndose en un lugar de paso obligado para todos los que visitan la ciudad.

    Al cruzar el Puente de las Mentiras, se llega a otra de las iglesias más representativas de Sibiu, la Iglesia Luterana, continuando el recorrido hacia lo más destacado de la ciudad.


    IGLESIA LUTERANA

    La Iglesia Luterana de Santa María, una de las construcciones góticas más impresionantes de Transilvania, se alza majestuosamente en Sibiu. Su origen data del siglo XIV, aunque sobre el sitio de una iglesia anterior que existía desde el siglo XII. Es un ejemplo destacado de la arquitectura gótica en la región, con una torre que, con 73 metros de altura, se erige como el edificio más alto de la ciudad.

    A lo largo de su historia, la iglesia ha servido de lugar de sepultura para varias figuras importantes de la ciudad, incluidos alcaldes y condes. Desde 1496 y durante más de tres siglos, los habitantes de Sibiu sepultaban a sus personajes más notables en su interior. Aunque los entierros en la iglesia fueron prohibidos en 1796, hubo una excepción en 1803, cuando Samuel von Brukenthal, el famoso gobernador sajón y coleccionista de arte, fue enterrado en su nave.

    A mediados del siglo XIX, las lápidas que cubrían las tumbas fueron retiradas del suelo y colocadas en las paredes de la iglesia. Esta galería de 67 lápidas se ha convertido en una de las principales atracciones del lugar, brindando a los visitantes una mezcla de historia y arte medieval que no pasa desapercibida.

    Además de su importancia histórica, la iglesia es conocida por su hermoso interior, que alberga una impresionante galería de órganos y un altar gótico que complementa su atmósfera solemne. No te puedes perder el Pantocrátor en el techo de la nave central, una de las representaciones religiosas más significativas del lugar.

    Desde su imponente torre, se tiene una vista panorámica de Sibiu y sus alrededores, lo que convierte a la iglesia en un lugar fundamental para conocer la ciudad y su evolución a lo largo de los siglos.


    Catedral Ortodoxa de la Santísima Trinidad

    La Catedral Ortodoxa de la Santísima Trinidad es uno de los edificios más representativos de Sibiu. Su construcción comenzó a principios del siglo XX, una época en la que la ciudad estaba bajo el imperio Austrohúngaro. Para llevar a cabo su edificación, fue necesario obtener permiso del emperador de Austria, dado que la ciudad, como otras de Transilvania, aún estaba marcada por la presencia sajona y su historia religiosa católica y protestante. La iglesia fue pensada para reflejar la importancia del culto ortodoxo rumano, que hoy en día constituye la mayoría de la población local.

    El diseño arquitectónico está inspirado en las grandes basílicas bizantinas, con una notable influencia de Santa Sofía de Constantinopla. A pesar de su exterior modesto, construido con ladrillo rojo y amarillo, el interior de la catedral es todo un espectáculo de arte religioso. El edificio cuenta con una nave principal abovedada, acompañada de cuatro torres que se elevan hacia el cielo, y en su interior se pueden observar frescos que cubren las paredes y el techo, todos ellos siguiendo un estilo neobizantino.

    Uno de los aspectos más destacados de la catedral es el Pantocrátor, la representación de Cristo como el juez supremo. Situado en el centro de la bóveda principal, este fresco es uno de los elementos más significativos y teológicos del interior. La atmósfera que se respira en el lugar, solemne y de gran belleza, invita a la reflexión y a la admiración, mientras los detalles de la pintura religiosa decoran cada rincón de la catedral.

    Aunque su estilo es más moderno en comparación con otras iglesias de Sibiu, la Catedral Ortodoxa es fundamental en la identidad religiosa y cultural de la ciudad, sirviendo como un claro testimonio del pasado y presente ortodoxo de Sibiu, que sigue siendo la ciudad principal de la región en cuanto a población ruman










    miércoles, 30 de abril de 2025

    SALINA TURDA

    SALINA TURDA: UN VIAJE AL CORAZÓN DE LA TIERRA

    Mina Rudolf

    Tras pasar la noche en Cluj-Napoca, emprendemos rumbo hacia Sibiu, nuestro último destino antes de volver a Bucarest y regresar a España. Pero antes de llegar, decidimos hacer una parada que merece mucho la pena: las pintorescas y turísticas Minas de Sal de Turda. Esta joya subterránea se encuentra en el municipio del mismo nombre, a unos 45 minutos en coche desde Cluj, y se extiende por una superficie de 45 km², con capas de sal que alcanzan los 250 metros de espesor.

    Estas minas han sido explotadas durante más de 900 años, hasta su cierre en 1932. Se cree que ya eran conocidas en tiempos del Imperio Romano. Durante la Edad Media, poseer una mina como esta suponía un gran poder: la sal era un bien preciado, fundamental para la conservación de alimentos, y muy codiciado por los países del interior europeo. Con el paso del tiempo, y especialmente a partir del siglo XIX, la calidad del mineral fue disminuyendo, lo que provocó una explotación cada vez menor hasta su clausura. Hoy, ese legado nos permite recorrer un increíble mundo subterráneo de galerías, cámaras y túneles, abierto al público.







    Una entrada al inframundo de sal

    La entrada general cuesta unos 85 leus (aproximadamente 18 euros) e incluye acceso a todas las galerías. Las atracciones recreativas que se encuentran en el interior requieren un pago adicional.

    Galería Franz Joseph



    La visita comienza por la Galería Franz Josef, un impresionante túnel construido entre 1853 y 1870 para facilitar el transporte de sal desde el subsuelo. En sus inicios, la sal se transportaba en sacos sobre caballos, y más tarde en carros tirados por ellos, por lo que se diseñó un acceso amplio y funcional.

     
    Durante la Segunda Guerra Mundial, esta galería fue usada como refugio antiaéreo, y entre 1948 y 1992 se destinó al almacenamiento de quesos, aprovechando las condiciones estables del interior.









    Cámara de Eco y Mina Joseph

    El recorrido nos lleva hacia la Mina Joseph, una cavidad de forma cónica que desciende hasta 115 metros de profundidad, con un diámetro de 67 metros en la base. Se puede observar desde balcones excavados en la sal, situados a la altura de la galería de transporte. Una de sus curiosidades es la Cámara de Eco, donde el sonido rebota hasta 20 veces. Es inevitable probarlo con algún grito o canto.

    Cámara de Eco

    El Crivac y la Sala del Registro

    Cámara Crivac

    Más adelante, llegamos a una sala octogonal presidida por una impresionante estructura: el Crivac, o "molino de caballos", construido en 1881. 

    Es el único mecanismo de este tipo que se conserva en su ubicación original dentro de una mina de sal. Cada uno de sus brazos era movido por caballos, que giraban durante horas en condiciones de escasa iluminación, lo que provocaba que muchos quedaran ciegos en apenas dos semanas.

    Junto al Crivac se encuentra la Sala del Registro, desde donde se controlaban las entradas y salidas a la Mina Rudolf. En el centro de la sala se encuentra la Escalera de los Ricos, una estructura de madera de abeto, diseñada para resistir la salinidad. Su nombre se debe a que, según la leyenda, fue utilizada por el emperador Francisco José en su visita. Desde entonces, se prohibió su uso a los trabajadores comunes, quedando reservada exclusivamente para la nobleza.

    Sala del Registro

    Mina Rudolf: un paisaje subterráneo único

    Mina Rudolf

    Llegamos ahora a una de las partes más espectaculares del recorrido: la Mina Rudolf, nombrada en honor al príncipe Rodolfo de Austria. Fue la última zona explotada de la mina y es sencillamente impresionante. Esta enorme cámara tiene forma trapezoidal, con una cúpula de 42 metros de profundidad, 50 de ancho y 80 de largo.

    Para descender hasta el fondo, hay que bajar 172 escalones repartidos en 13 niveles. Cada uno de ellos está marcado con el año correspondiente a su explotación. En el techo, se han formado estalactitas de sal de hasta tres metros de largo.

    Aquí es donde el lugar cambia radicalmente: en el fondo de la mina han instalado diversas atracciones, como una noria, billares, minigolf, ping pong o una bolera. Aunque personalmente considero que esto desentona con el valor histórico y estético del lugar, entiendo que buscan hacerlo más atractivo para todo tipo de visitantes. Aun así, el espectáculo geológico es imponente por sí solo.












    Mina Theresa: un lago subterráneo en un cráter de sal

    Frente al ascensor panorámico, una escalera nos lleva a la Mina Theresa, una de las cámaras más antiguas y fascinantes del complejo, explotada entre 1690 y 1880. La actividad minera aquí dejó un pozo de más de 90 metros de altura y 75 de diámetro. Al llenarse de agua, se formó un lago subterráneo de más de seis metros de profundidad, en cuyo centro emergió una pequeña isla de sal residual.

    Mina Theresa

    Este entorno ofrece una de las imágenes más impactantes de toda la visita, mezcla de naturaleza y legado humano.

    Final del recorrido

    Mina Theresa
    Tras explorar la Mina Theresa, tomamos el ascensor panorámico, que nos devuelve a una sala multifuncional donde se celebran eventos y se puede tomar algo en la cafetería. Desde allí, otro ascensor nos lleva de nuevo a la superficie.



    ¿Merece la pena?

    Sin duda, la Salina Turda es un lugar sorprendente y muy recomendable si estás viajando entre el norte y el sur de Rumanía. Tal vez no alcance la espectacularidad o el renombre de las minas de sal de Wieliczka en Polonia, pero tiene personalidad propia y una historia fascinante que merece ser conocida.SALINA TURDA

































    domingo, 27 de abril de 2025

    LAS IGLESIAS DE MADERA DE MARAMURES

    LAS IGLESIAS DE MADERA DE MARAMUREȘ

    Tras un buen desayuno en el Hotel Magnelia Resort, emprendemos nuestra ruta por Maramureș, una jornada intensa en la que planeamos recorrer muchos kilómetros para descubrir el mayor número de iglesias de madera posible, además de visitar dos lugares icónicos: el Cementerio Alegre de Săpânța y el Monasterio de Bârsana.


    MARAMURES, UN RINCON DETENIDO EN EL TIEMPO

    Maramureș es una región histórica situada en el norte de Rumanía, haciendo frontera con el sur de Ucrania. Aunque actualmente está dividida entre ambos países (tras la Primera Guerra Mundial), ha sabido conservar intactas sus tradiciones.



    La región es célebre por su arte del tallado en madera. No solo las iglesias, sino también la mayoría de las casas rurales están hechas de este material. Es habitual encontrar en sus entradas impresionantes portales de madera tallada, adornados con símbolos folclóricos, santos, motivos florales o cruces.

    Una de las visitas más especiales de nuestro recorrido por Rumanía fue, sin duda, el descubrimiento de las iglesias de madera de la región de Maramureș, en el norte del país.

    Estas iglesias son auténticas joyas del arte popular, construidas entre los siglos XVII y XVIII, aunque siguiendo tradiciones que se remontan a tiempos medievales.

    Lo más llamativo de estas construcciones es su estructura: están hechas íntegramente de madera, sin utilizar clavos de metal, únicamente con ensamblajes tradicionales y técnicas de carpintería transmitidas de generación en generación.

    La mayoría destacan por sus altísimas torres de madera, estilizadas y esbeltas, que sobresalen en el paisaje como lanzas apuntando al cielo.

    En total, ocho de estas iglesias han sido declaradas Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, pero en la región se conservan muchas más, tanto en uso como abiertas al público para su visita.
    Lo más bonito de esta experiencia es que muchas de ellas siguen siendo lugares de culto vivos: aldeanos de los alrededores acuden todavía hoy a sus misas, muchos de ellos vestidos con los trajes tradicionales de Maramureș, sobre todo los domingos y festivos.

    Las iglesias que visitamos nosotros fueron:

    • Bârsana

    • Ieud

    • Desești

    • Budești Josani

    • Surdești

    • Plopiș

    Cada una tiene su propia historia, su propio carácter y detalles únicos. A continuación te cuento cómo fue la visita a cada una de ellas.

    IGLESIA DE LA NATIVIDAD DE LA MADRE DE DIOS DE LEUD


    La primera parada del día fue en Ieud, muy cerca de nuestro alojamiento.

    Encontrar la iglesia fue sencillo: el pueblo es pequeño y la iglesia se alza sobre una colina, bien visible. Además, cuenta con un pequeño aparcamiento donde dejar el coche.

    Se trata de la Iglesia de la Natividad de la Madre de Dios, declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.

    Nada más llegar, nos cautivó el ambiente: la iglesia está rodeada de un cementerio precioso, todavía en uso, que le confiere un aire de serenidad y romanticismo difícil de describir.

    La iglesia fue construida a principios del siglo XVII por una familia noble local.

    Un dato curioso es que, en 1921, en el ático de esta iglesia se descubrió el Códice de Ieud, considerado por algunos historiadores como uno de los primeros textos escritos en lengua rumana.

    Su exterior es austero, pero destaca por su gran campanario, una de las torres de madera más bonitas de Maramureș.










    El interior, por su parte, está decorado con pinturas murales de gran calidad, representando escenas religiosas, lo que convierte a esta iglesia en una auténtica joya del arte sacro popular.

    Tras pasear un rato por los alrededores, emprendimos el camino hacia nuestro siguiente destino: Bârsana.


    MONASTERIO DE BARSANA

    Después de pasear un rato por los alrededores de la iglesia de Leud, nos ponemos en camino hacia Bârsana, a donde llegamos en menos de media hora. Mientras que en Leud habíamos disfrutado de una visita completamente en solitario, aquí la situación cambia. El recinto del monasterio es enorme, y el hecho de que cuando llegamos se estuviese celebrando una misa al aire libre (era domingo) hizo que el lugar estuviese bastante concurrido, principalmente por población local, muchos de ellos vestidos con los trajes típicos de Maramureș.


    La verdad es que fue una auténtica suerte presenciar una misa ortodoxa en un ambiente tan especial, con varios clérigos participando, un coro de monjas ortodoxas acompañando los cantos, y los fieles repartidos por los jardines del monasterio, creando una estampa difícil de olvidar.


    En Bârsana hay dos lugares principales que no debes perderte:

    El Monasterio nuevo, que aunque su apariencia nos lleve a pensar que es antiguo, en realidad fue construido en la década de los 90 del siglo XX.

    Y la Iglesia de Madera antigua, del siglo XVII, declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.

    El actual Monasterio de Bârsana es un convento de monjas, restablecido en 1993. Aunque reciente, fue construido siguiendo los métodos y estilos tradicionales de la región, en madera tallada, respetando la herencia cultural de Maramureș. De hecho, durante un tiempo, su iglesia fue reconocida como la más alta de Europa construida en madera, hasta que en 2003 fue superada por la Iglesia de Perii Maramureșului en Săpânța.






    Todo el complejo se levanta en el lugar donde se encontraba el antiguo monasterio medieval de Bârsana, cuyo edificio principal fue trasladado para su conservación. Por eso, al recorrerlo, todo parece nuevo pero auténtico, como si el tiempo se hubiese detenido para preservar la esencia de la arquitectura popular.


    El monasterio es en realidad un gran conjunto de edificios, entre los que destacan:

    • La espectacular iglesia nueva, con su altísima torre de 57 metros de altura.
    • Un altar al aire libre en el centro del recinto, donde en verano se celebran los oficios religiosos.
    • Varias construcciones de madera, como las celdas de las monjas, un pequeño museo, y edificios auxiliares, todos ellos distribuidos de manera armoniosa en un entorno de jardines perfectamente cuidados.

    La visita permite entrar en muchos de estos edificios y pasear libremente por todo el recinto, disfrutando de la serenidad que transmite el lugar.


    Muy cerca de este complejo moderno, en la colina de Jbâr, se encuentra la Iglesia de madera original de Bârsana, también declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Esta iglesia fue construida en 1711, como un gesto de agradecimiento a Dios tras haber sobrevivido la población local a una plaga en el año 1710.

    Al tratarse de una iglesia de madera, fue trasladada en varias ocasiones, hasta que finalmente se instaló en su ubicación actual hacia el año 1800. Su interior aún conserva parte de la pintura mural original, que se aprecia especialmente en el altar y en la nave.















    Estas pinturas fueron realizadas sobre piezas de tela que se fijaron a los muros de madera y luego se cubrieron con una capa de cal, un método peculiar y característico de la región.

    MONASTERIO DE PERI SAPANTA

    Desde Bârsana tomamos rumbo hacia el norte, en dirección a Săpânța, famoso sobre todo por su Cementerio Alegre. Pero nuestro primer destino allí fue otro: el imponente Monasterio de Peri.

    Nada más llegar, lo que más impresiona es la altura de la iglesia, cuya torre alcanza 78 metros, lo que la convierte en la iglesia de madera más alta del mundo.

     

    Desde lejos ya se puede divisar su esbelta silueta, elevándose sobre los árboles y dominando el paisaje.

    El Monasterio de Peri fue construido a partir de 1997 para rendir homenaje al antiguo monasterio medieval de Peri, que existió en la región desde el siglo XIV.

    Ese monasterio original tuvo una gran importancia cultural y espiritual, especialmente para la comunidad rumana de Maramureș, ya que fue un centro de irradiación religiosa y cultural en la región. 

    El monasterio medieval se encontraba en la actual Ucrania, en el pueblo de Khust (que entonces formaba parte del territorio de Maramureș).

    La construcción actual de Săpânța no está ubicada en el mismo sitio, pero sí quiere mantener viva esa herencia histórica y espiritual.

    La nueva iglesia fue realizada íntegramente en madera de roble, siguiendo las tradiciones artesanales de la zona, pero con unas dimensiones y una escala absolutamente impresionantes.

    El conjunto lo componen:

    • La enorme iglesia con su torre altísima,

    • Un campanario,

    • Y otros edificios auxiliares que conforman el monasterio actual.

    Aunque la construcción es moderna, todo está cuidado con un respeto absoluto por la estética tradicional: las cubiertas de madera trabajada, los porches abiertos, las proporciones de los tejados y la delicadeza de los detalles tallados a mano. 


    El entorno natural, con jardines cuidados y zonas de césped, refuerza todavía más la sensación de espiritualidad y recogimiento.


    IGLESIA DE SANTA PARASKEVA DE DESESTI


    Tras nuestra visita al Monasterio de Peri, nos dirigimos hacia el siguiente destino, Desești, donde nos esperaba otra de las iglesias más emblemáticas de la región: la Iglesia de Santa Paraskeva. El viaje duró unos 45 minutos y nos condujo a un pueblo tranquilo, rodeado de un paisaje montañoso espectacular.

    La iglesia de Desești es una de las más importantes de Maramureș, tanto por su belleza como por su historia. Fue construida a mediados del siglo XVIII, y fue pintada en 1780 por artistas locales que plasmaron en sus paredes escenas religiosas de gran belleza.

    El exterior de la iglesia tiene una elegancia sencilla pero impresionante. Se destaca por su campanario con un techo puntiagudo que se eleva sobre la estructura de madera.

    El porche de la iglesia tiene una serie de arcos que dan paso a la nave principal, mientras que el interior se distingue por la riqueza de sus frescos.

    Dentro de la iglesia, las pinturas son absolutamente sorprendentes.

    La decoración pictórica de la iglesia recorre las paredes interiores, representando escenas tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento.






    Una de las particularidades de las iglesias de Maramureș es que estas pinturas no están ordenadas de manera aleatoria, sino que siguen un patrón narrativo litúrgico e histórico. La idea es que los fieles, al entrar, puedan realizar un recorrido visual que los ayude a comprender mejor las Sagradas Escrituras.






















    Lo que más llama la atención en esta iglesia es la tranquilidad del lugar. Al igual que todas las iglesias de Maramureș, es un sitio donde se respira una calma que invita a la reflexión.

    Antes de continuar, hicimos una parada para comer en Păstrăvăria Alex, un restaurante cercano rodeado de lagos y una piscifactoría. Como su nombre indica ("păstrăv" significa trucha), no puedes irte sin probar su especialidad. ¡Un auténtico acierto!

    Păstrăvăria Alex


    IGLESIA DE SAN NICOLAS DE BUDESTI


    Al llegar a la Iglesia de Budesti, nos dirigimos al cementerio que la rodea y comenzamos a explorar los alrededores. Pero, como es habitual en muchas iglesias de la región, la iglesia estaba cerrada. Para acceder, tuvimos que llamar por teléfono al número que encontramos en la puerta, y tras unos minutos, una señora local llegó para abrirnos la iglesia.

    La iglesia de Budesti fue construida en 1643 y, como todas las iglesias de madera de Maramureș, está dedicada a un santo: en este caso, a San Nicolás. Fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, y se destaca especialmente por su interior.

    Nada más entrar, lo que más nos impresionó fue la sencillez del lugar, pero al mismo tiempo su profundidad espiritual.

    El diseño interior sigue el modelo tradicional de las iglesias ortodoxas rumanas, con una nave central, un altar poligonal y un techo de madera pronunciado que se eleva en un ángulo dramático.





    El campanario de la iglesia es uno de los elementos más distintivos. Tiene una aguja cuadrada que se alza sobre la estructura, y está enmarcada por cuatro pequeñas torres.



    Este estilo es bastante común en las iglesias de Transilvania, pero en Maramureș es relativamente raro en las iglesias de madera, por lo que le da un aire único y majestuoso a la iglesia de Budesti.









    El interior de la iglesia está adornado con pinturas murales de vivos colores que ilustran escenas bíblicas, entre las que destacan las representaciones del Juicio Final y de la Pasión de Cristo.


    Uno de los detalles más interesantes es la pared norte, que carece de las pinturas, pero que alberga un icono de madera de gran valor, representando también el Juicio Final. Este icono fue pintado en el siglo XVII, lo que le da un carácter aún más antiguo y fascinante.




    Lo que nos sorprendió más durante la visita fue la atención al detalle de las pinturas. Cada escena religiosa tiene una composición única que no solo representa historias sagradas, sino que también busca enseñar lecciones morales a través de las imágenes.



    Este tipo de representaciones son comunes en Maramureș, ya que las iglesias de madera se diseñaron en su momento como una escuela visual para aquellos que no sabían leer, permitiendo a la comunidad comprender los textos sagrados a través de las imágenes.

    IGLESIA DE LOS SANTOS ARCÁNGELES MIGUEL Y GABRIEL DE SURDEȘTI

    Tras nuestra visita a la iglesia de Budesti, nos dirigimos a la siguiente parada de nuestra ruta, la Iglesia de Surdesti. A media hora en coche, llegamos a esta iglesia que, al igual que las demás que habíamos visitado, está rodeada por un cementerio de madera y un paisaje que parece sacado de un cuento.

    La iglesia fue construida en 1721 y está dedicada a los Santos Arcángeles Miguel y Gabriel. Es una de las más altas de la región, con una torre de 54 metros que la convierte en una de las estructuras más imponentes de Maramureș. De hecho, en su época, se creía que las iglesias más altas ayudaban a que las oraciones llegaran más rápido a Dios, lo que le da un carácter casi místico a este lugar.

    La iglesia de Surdesti destaca no solo por su altura, sino también por su arquitectura. Su torre se eleva sobre el resto del edificio, y su estructura de roble le confiere una gran robustez y belleza. Además, el hecho de que la iglesia se encuentre en una zona bastante aislada, rodeada de prados y montañas, le da una sensación de paz y serenidad única, lo que hace que la visita sea aún más especial.







    Lamentablemente, al llegar a la iglesia, ya era bastante tarde, cerca de las 5 de la tarde, por lo que no pudimos entrar, ya que las iglesias suelen cerrar a esa hora. Sin embargo, tuvimos la suerte de asomarnos a través de las ventanas y ver su interior, que estaba decorado con hermosas pinturas que representan escenas del Antiguo y Nuevo Testamento, pintadas en 1783.

    Una de las características más destacadas de esta iglesia es el porche con dos filas de arcos superpuestos, que le dan una apariencia única. Además, la iglesia de Surdesti tiene una atmósfera de tranquilidad y misterio que invita a la reflexión, una sensación que se comparte con muchas de las otras iglesias de la región.

    Como nos ocurrió con muchas de las iglesias en Maramureș, tuvimos que conformarnos con ver la iglesia desde fuera. La majestuosidad de la torre, la belleza del paisaje que la rodea y el silencio del ambiente contribuyen a que esta iglesia sea una de las más impresionantes de la región.


    IGLESIA DE LOS SANTOS ARCÁNGELES MIGUEL Y GABRIEL DE PLOPIS

    Nuestra última parada antes de que comenzara a anochecer fue la Iglesia de Plopiş, ubicada cerca de Budești. Al igual que las demás, está rodeada de un cementerio y tiene una ubicación que resalta la belleza natural del entorno. Aunque el recinto estaba completamente desierto cuando llegamos, el ambiente tranquilo y solemne nos permitió disfrutar del lugar en total paz.

    La Iglesia de Plopiş fue construida entre 1798 y 1811, y, como otras iglesias de la región, está dedicada a los Santos Arcángeles Miguel y Gabriel. Este monumento, también incluido en la lista de Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, es un ejemplo destacado de la arquitectura de madera de la zona, con una estructura que resalta por sus proporciones bien equilibradas.

    Una característica interesante de esta iglesia es que, durante su restauración, se descubrió un documento al pie del altar que relataba el momento de su consagración. Además, 49 monedas fueron encontradas, una por cada familia del pueblo que contribuyó a su construcción. Esta iglesia, al igual que las demás, tiene una atmósfera única que invita a la reflexión y al recogimiento.

    Aunque no pudimos entrar debido a la hora, asomarnos a través de las ventanas nos permitió admirar la belleza del interior. Los detalles de la construcción, el porche, el nártex, la nave y el altar son un reflejo del trabajo meticuloso y la devoción de los artesanos locales.


    Con esto, hemos cubierto todas las iglesias de madera principales que visitamos en nuestra ruta. Ahora, después de este día tan lleno de historia y belleza, pusimos rumbo a Cluj-Napoca,.donde nos alojamos en el Apartahotel NOX: moderno, limpio, con aparcamiento gratuito y una excelente relación calidad-precio. Desde allí, seguiríamos nuestra ruta al día siguiente, rumbo a Sibiu con parada en las famosas Salinas de Turda.