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domingo, 9 de marzo de 2025

BUCOVINA: MONASTERIO DE ARBORE Y MONASTERIO DE PUTNA

DESCUBRIENDO EL MONASTERIO DE ARBORE Y EL MONASTERIO DE PUTNA


EL MONASTERIO DE ARBORE

Después de visitar el impresionante Monasterio de Humor, nos subimos al coche en busca de nuestra siguiente parada: el Monasterio de Arbore. Un rincón mucho más pequeño, casi escondido, donde los turistas apenas llegan y que conserva un aire auténtico y tranquilo.




Está situado a pocos minutos de Humor
, pero si no prestas atención, es fácil pasarlo por alto. A un lado de la carretera hay un enorme cementerio, y al otro, una valla que no deja ver lo que hay detrás. Y sí, justo detrás de esa valla, nos esperaba el monasterio.


Al llegar, la escena era de lo más apacible: no había nadie, salvo una mujer ocupada en los jardines. En cuanto nos vio, se acercó para cobrarnos la entrada. Al principio parecía un poco seria, pero en cuanto comenzamos a hablar, nos encontramos con una mujer encantadora y llena de historias que contar. Nos explicó con entusiasmo la historia del monasterio, las tradiciones de la liturgia ortodoxa y los desafíos que enfrenta la iglesia para restaurar sus preciosas pinturas exteriores.



Un poco de historia

El Monasterio de Arbore, del que hoy solo queda la iglesia, está dedicado a la Decapitación de San Juan Bautista. Fue fundado en 1502 por Luca Arbore, un noble al servicio del gran rey Esteban el Grande, y construido en un tiempo récord: ¡menos de seis meses!


Arbore estableció su pequeña corte en este lugar, y la iglesia era el corazón de su linaje, destinada a ser la necrópolis familiar. Sin embargo, su destino no fue tan glorioso como esperaba. Conspiraciones y cambios políticos llevaron a que él y sus hijos fueran ejecutados, y con el tiempo, su legado fue desapareciendo, dejando solo la iglesia como testigo de su historia.

La iglesia también sufrió los estragos del abandono. Aunque fue restaurada en el siglo XVI, los siglos siguientes la sumieron nuevamente en la decadencia. Durante la ocupación austriaca, perdió su techo, lo que causó la destrucción de la mayoría de sus pinturas interiores.

Ya en el siglo XIX, se construyó un pequeño campanario al que aún se puede subir. Se intentó preservar la iglesia, pero no fue hasta el siglo XX cuando comenzaron los trabajos serios de restauración.

Cuando nosotros la visitamos, el suelo de la iglesia estaba completamente levantado por restauración. La comparación con otros monasterios de la zona es impactante: aquí el paso del tiempo es más evidente. Sin embargo, ese aire decadente le da un encanto especial, como si nos hablara de siglos de historia.

Explorando el recinto

El monasterio tiene dos áreas principales: la iglesia y el antiguo cementerio de la familia Arbore. Entre las tumbas se encuentran la del fundador y la de su esposa, rodeadas de lápidas antiguas que evocan tiempos lejanos.



Al cruzar la puerta de la iglesia, sentimos que habíamos viajado en el tiempo. Su estructura es similar a la de otros templos ortodoxos, pero sus pinturas, aunque desgastadas, tienen un aire auténtico y misterioso.

              


Nuestra guía improvisada nos reveló algunas curiosidades de la liturgia ortodoxa: las misas se celebran con los fieles de pie, el sacerdote es el único que puede acercarse al altar y, en ciertos momentos, se encierra en el santuario, fuera de la vista de los asistentes. También nos habló de la visión ortodoxa del Cisma entre Oriente y Occidente. Según su perspectiva, fue el Papa católico quien lo provocó al querer situarse por encima del resto de patriarcas, mientras que la organización ortodoxa es mucho más horizontal y sin una única figura de autoridad.

        


Las pinturas: arte y huellas del tiempo

A pesar de los siglos de abandono, muchas pinturas aún sobreviven en el interior. En el nártex, destaca el retrato de Santa Macrina, junto con escenas de los Concilios Ecuménicos y la Cabalgata del Emperador Constantino el Grande.

El fundador, Luca Arbore, también dejó su huella en la iglesia con dos representaciones suyas. En el muro sur del nártex aparece junto a su esposa Iuliana y dos de sus hijos, en una pintura que parece haber sido realizada poco después de la construcción del templo. Más adelante, en la nave, aparece de nuevo con su esposa y cinco hijos, lo que indica que esta segunda pintura se hizo en los últimos años de su vida.

En el exterior, el estado de las pinturas es muy desigual. Mientras que el lado norte ha perdido casi toda su decoración y la zona oriental está bastante deteriorada, los lados sur y occidental conservan sus colores con bastante nitidez.


Una de las escenas más llamativas es la del Asedio de Constantinopla. Pero no el de 1453, como podría pensarse, sino uno mucho más antiguo: el de 626, cuando los persas intentaron tomar la ciudad. Además, los muros están llenos de santos y figuras religiosas, y en la parte occidental se puede ver, como en muchas iglesias de la región, la representación del Juicio Final.

Restauración: un proceso a fuego lento

La restauración de la iglesia avanza, pero a paso de tortuga. Nos contaron que podría tardar más de 50 años en completarse. ¿El motivo? No solo es complicado encontrar los pigmentos originales, sino que el trabajo solo puede hacerse en verano. Si se intentara en invierno o en épocas húmedas, la pintura no se fijaría correctamente.

A pesar de todo, esta fue, sin duda, una de las visitas que más disfrutamos. A diferencia de otros monasterios más turísticos, aquí pudimos explorar con calma, empapándonos de la historia y de los relatos de nuestra anfitriona, que parecía disfrutar tanto como nosotros compartiendo los secretos del lugar.

Como broche de oro, nos recomendó un restaurante cercano, donde pudimos degustar comida tradicional rumana en un ambiente auténtico y acogedor (Restaurant Aroma Bucovinei).

Con el estómago lleno y el corazón contento, pusimos rumbo a nuestro siguiente destino: el Monasterio de Putna, más al norte, listos para seguir descubriendo los tesoros de esta fascinante región.

EL MONASTERIO DE PUTNA

A unos 50 kilómetros del Monasterio de Arbore, pero con un trayecto de casi una hora en coche, se encuentra uno de los centros culturales, religiosos y artísticos más importantes de la Bucovina: el Monasterio de Putna. Este lugar no solo es un monasterio, sino que también alberga un museo con una impresionante colección de manuscritos históricos, bordados y objetos religiosos de la Iglesia Ortodoxa Rumana.

Un poco de historia


El monasterio fue fundado en 1466 por Esteban el Grande, uno de los personajes más importantes de la historia de Moldavia, quien descansa eternamente en este lugar. La construcción finalizó en tan solo tres años, aunque las murallas y la torre fueron añadidas varias décadas después. El monasterio está dedicado a la Asunción de la Virgen María y ha sido, durante siglos, un símbolo espiritual para los rumanos.


Una entrada majestuosa

A diferencia de otros monasterios de la región, la entrada a Putna es toda una experiencia. Para acceder, hay que pasar bajo el arco abovedado de una torre de dos pisos. En su fachada oriental destaca el escudo de armas de Moldavia, fechado en 1471, recordándonos que esta región pertenecía al antiguo Principado de Moldavia, que abarcaba zonas de la Bucovina, Besarabia y Gertsa.

Aunque el monasterio es del siglo XV, la torre de entrada fue añadida mucho más tarde, en 1757, y el campanario se construyó en 1882, dando al conjunto un aspecto más imponente.

El interior del monasterio

Nada más cruzar la entrada, lo primero que nos llama la atención es el tamaño del monasterio. ¡Es enorme en comparación con los anteriores! Está rodeado por murallas imponentes, dentro de las cuales encontramos amplios jardines perfectamente cuidados. A lo largo de las murallas hay diversos edificios monacales, y al fondo del recinto, se encuentra el Museo, una visita imprescindible para conocer más sobre la historia del lugar.

En el corazón del jardín se alza la iglesia principal, y en uno de los laterales del monasterio, encontramos una pequeña capilla dedicada a San Pedro y San Pablo. En su interior, se conservan varias reliquias de santos, incluyendo la calavera de un santo, que los fieles acarician y veneran con devoción. Durante nuestra visita, vimos a muchos rumanos haciendo fila para rendirle homenaje con oraciones y muestras de fe.

El arte de Putna: un tesoro en su interior

A diferencia de otros monasterios de la Bucovina, donde las pinturas decoran las fachadas exteriores, en Putna el verdadero espectáculo artístico está en el interior. Aquí, la calidad de las pinturas es excepcional, reflejando el esmero con el que se han conservado y restaurado a lo largo de los siglos.

La iglesia principal mantiene la arquitectura tradicional moldava, con sus cinco salas características: pórtico, nártex, cripta, nave y altar. Para acceder de una a otra, se cruzan pequeñas puertas con dinteles de piedra, y en la cripta se encuentra la tumba de Esteban el Grande, rodeado de representaciones de santos y escenas del Evangelio.

             

En la nave, el dorado brilla con intensidad. Lo primero que capta la mirada es el iconostasio, completamente recubierto de pan de oro, una auténtica obra maestra. Mirando hacia arriba, en las cúpulas, nos observan desde lo alto un majestuoso Pantocrátor y una Virgen con el Niño, dando al lugar una atmósfera espiritual sobrecogedora. No olvidéis observar también el fresco del Juicio Final, y observar las representaciones de los demonios...

            


Hora de seguir explorando

Después de recorrer cada rincón del monasterio (porque sí, somos muy intensos 😆), nos preparamos para visitar los dos últimos monasterios de nuestra ruta por la Bucovina: Sucevița y Moldovița. ¡La aventura continúa!






































lunes, 3 de marzo de 2025

BUCOVINA: MONASTERIO DE VORONET Y MONASTERIO DE HUMOR

Descubriendo la Bucovina: Una Ruta por los Monasterios Pintados

Tras visitar el impresionante Monasterio de Neamț en la región de Moldavia, Rumania, decidimos hacer noche en Gura Humorului, una pequeña ciudad sin grandes atractivos en sí misma, pero estratégicamente ubicada a solo cinco minutos del primer monasterio que queríamos explorar en Bucovina: el Monasterio de Voroneț.

Elegimos el Hotel Bucheland para nuestra estancia. Se trata de un alojamiento cómodo y bien ubicado, con un restaurante que ofrece una agradable terraza donde cenar. La relación calidad-precio es bastante buena, y como dato curioso, su nombre, "Bucheland", significa "Bucovina" en alemán.

Monasterio de Voronet

Un Poco de Historia: La Bucovina y su Pasado Agitado

Bucovina es una región histórica del este de Europa, actualmente dividida entre Ucrania y Rumanía. Su historia es fascinante: pasó del dominio turco al austriaco, permaneciendo bajo este último hasta el final de la Primera Guerra Mundial, cuando se integró en Rumanía. Sin embargo, en 1941, las tropas soviéticas invadieron la región, y tras la Segunda Guerra Mundial, Bucovina quedó dividida: el norte pasó a formar parte de la República Socialista de Ucrania, mientras que la Bucovina del Sur permaneció en Rumanía.

Hoy en día, la región es famosa por sus monasterios pintados, joyas del arte bizantino de los siglos XV y XVI. En una época en la que la mayoría de la población era analfabeta, estas pinturas servían para narrar historias bíblicas, reforzar la presencia de la Iglesia y adoctrinar al pueblo. Uno de los aspectos más llamativos es que las pinturas en la cara sur de los monasterios se han conservado mejor que las del lado norte, debido a la exposición al frío y la humedad.

A pesar de que los Monasterios de Bucovina quedan fuera de los circuitos turísticos más habituales de Rumanía, que suelen centrarse en Transilvania, estos templos atesoran verdaderas joyas declaradas Patrimonio de la Humanidad. Para quienes desean conocer la dimensión cultural de la Iglesia Ortodoxa en el este de Europa, esta ruta es una visita imprescindible.

Plan para un Día en Bucovina

Si aprovechas la luz del día y has dormido cerca de Voroneț la noche anterior, es posible visitar los seis monasterios principales en un solo día: Voroneț, Humor, Arbore, Putna, Sucevița y Moldovița. Esto te permitirá obtener una visión muy completa de la zona y su riqueza artística.

Visita al Monasterio de Voroneț

Por la mañana, tras un buen desayuno, en apenas cinco minutos llegamos al Monasterio de Voroneț. Aparcamos cerca, en un amplio estacionamiento donde se puede dejar el coche por menos de un euro. Desde allí, un camino repleto de tiendas de souvenirs nos conduce a la entrada del monasterio, lo que deja claro que es uno de los más visitados de Bucovina.

El Azul de Voroneț: La Capilla Sixtina del Este


El Monasterio de Voroneț es el más famoso de la región, en gran parte gracias a su icónico azul inimitable, conocido entre artistas y pintores de todo el mundo. Fue construido en 1488 por Esteban el Grande en tan solo tres meses y tres semanas, como agradecimiento por la victoria en la batalla de Vaslui. Según la leyenda, Esteban, en plena crisis de fe durante la batalla contra los turcos, recibió el consejo espiritual del ermitaño Daniel, quien lo motivó a continuar. Tras ganar la batalla, Esteban erigió el monasterio en honor a San Jorge y nombró a Daniel su primer abad.






Explorando el Recinto del Monasterio

Después de comprar la entrada, cruzamos las puertas y nos encontramos con la iglesia en el centro del recinto, rodeada por jardines impecables. A su alrededor, dentro de los muros amurallados, se hallan los edificios de servicio y las celdas de los monjes.

La Arquitectura de la Iglesia

El templo está dividido en varias secciones:

  • Pórtico o nartex exterior: Una zona techada con columnas y arcos abiertos, característica de la arquitectura ortodoxa.

  • Nartex o pronaos: Conecta el exterior con el interior sacramental de la iglesia. Aquí, un monje o monja suele vigilar la entrada de los visitantes. Es importante recordar que está prohibido fotografiar a los monjes; de hecho, vimos cómo invitaron a abandonar el templo a algunos turistas que ignoraron esta norma.

  • Cámara sepulcral: Lugar donde se encuentran restos y reliquias de santos. En Voroneț, destaca la tumba de Daniel el Ermitaño.

  • Naos: La parte principal del templo, donde se encuentra el iconostasio, un impresionante retablo ricamente decorado con íconos de santos y escenas bíblicas. Esta estructura tiene tres puertas cubiertas con cortinas, a través de las cuales solo el clero puede acceder al altar. Durante las ceremonias religiosas, el sacerdote puede subir o bajar las cortinas dependiendo del nivel de intimidad que desee con Dios y los fieles.

                

Un detalle interesante es que las ceremonias ortodoxas pueden durar hasta tres horas y que las iglesias no tienen bancos, salvo algunos reservados para ancianos o personas con discapacidad. Los fieles deben permanecer de pie durante todo el servicio.

Las Pinturas de Voroneț: 500 Años de Historia Viva

Las pinturas del nartex y el naos datan de 1496, lo que significa que llevan más de 500 años intactas. Las del exterior, en cambio, fueron añadidas en 1547. Estas pinturas están consideradas las mejores de Bucovina por su calidad y conservación, lo que ha llevado a que Voroneț sea conocido como la "Capilla Sixtina del Este".


Sin duda, la pintura más impresionante es la del Juicio Final, ubicada en la parte trasera de la iglesia. Esta escena representa el destino de la humanidad, con ricos y pobres, nobles y plebeyos siendo juzgados por Dios. Los justos son elevados al paraíso junto a santos y arcángeles, mientras que los condenados son arrojados al fuego del infierno, donde, según la creencia ortodoxa, arderán por toda la eternidad. La riqueza de detalles y la fuerza visual de esta pintura justifican, por sí solas, dedicarle al menos media hora de observación.

El Juicio Final

El Incomparable Azul de Voroneț

Uno de los mayores misterios de este monasterio es el característico tono de azul que domina sus frescos exteriores, un color que no se ha logrado replicar en ningún otro lugar del mundo. Es tan único que se conoce como "Azul de Voroneț", y su fórmula sigue siendo un enigma.

Tras pasar más de una hora explorando este monasterio excepcional, continuamos nuestra ruta hacia el siguiente destino: el Monasterio de Humor.


Monasterio de Humor: Un Tesoro en Tonos Rojizos


Monasterio de Humor

A menos de 15 minutos de Voroneț, llegamos al Monasterio de Humor, fundado en 1530 por el obispo Toader Bubuiog. A diferencia del azul de Voroneț, este monasterio es famoso por sus frescos en tonos rojizos y su impresionante torre de defensa, construida en 1641 por el príncipe Vasile Lupu.


Historia y Restauración

En su época de esplendor, el monasterio contaba con celdas monásticas y altos muros de protección, pero tras la ocupación austriaca, la iglesia fue convertida en parroquia y gran parte del complejo cayó en ruinas. Sin embargo, en los años 60 y 70 del siglo XX se llevaron a cabo importantes obras de restauración y, en 1991, se reactivó como asentamiento monástico, albergando actualmente a 20 monjas que se dedican a tareas litúrgicas, talleres de pintura y confección de vestimentas sacerdotales.


Arquitectura y Arte en Humor

La iglesia del monasterio, dedicada a la Asunción de la Virgen María y a San Jorge, mantiene su estructura original con frescos tanto en su interior como en su exterior. 




Entre las escenas más destacadas se encuentran la Parábola del Hijo Pródigo, la Vida de San Nicolás y el Sitio de Constantinopla de 625, donde los persas han sido sustituidos por turcos, reflejando las amenazas históricas de la época.

        

         



En el exterior de la iglesia, encontramos dos elementos importantes: los restos de las antiguas celdas monásticas, derrumbadas tras el abandono sufrido bajo el dominio austriaco en los siglos XVIII y XIX, y la Torre de Vasile Lupu. Esta torre, situada al noreste del edificio, tenía una función defensiva, permitiendo a los defensores refugiarse en sus pisos superiores junto a los tesoros del monasterio. En caso de peligro, la escalera al nivel superior podía destruirse para evitar el acceso de los invasores.

             

A pesar del paso del tiempo, el monasterio conserva gran parte de su belleza original, siendo una parada imprescindible en nuestra ruta por la Bucovina. Nuestro próximo destino: el Monasterio de Arbore y el Monasterio Sucevița, con su inconfundible color verde esmeralda.