Una de las visitas más especiales de nuestro recorrido por Rumanía fue, sin duda, el descubrimiento de las iglesias de madera de la región de Maramureș, en el norte del país.

Estas iglesias son auténticas joyas del arte popular, construidas entre los siglos XVII y XVIII, aunque siguiendo tradiciones que se remontan a tiempos medievales.
Lo más llamativo de estas construcciones es su estructura: están hechas íntegramente de madera, sin utilizar clavos de metal, únicamente con ensamblajes tradicionales y técnicas de carpintería transmitidas de generación en generación.
La mayoría destacan por sus altísimas torres de madera, estilizadas y esbeltas, que sobresalen en el paisaje como lanzas apuntando al cielo.
En total, ocho de estas iglesias han sido declaradas Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, pero en la región se conservan muchas más, tanto en uso como abiertas al público para su visita.
Lo más bonito de esta experiencia es que muchas de ellas siguen siendo lugares de culto vivos: aldeanos de los alrededores acuden todavía hoy a sus misas, muchos de ellos vestidos con los trajes tradicionales de Maramureș, sobre todo los domingos y festivos.
Las iglesias que visitamos nosotros fueron:
-
Bârsana
-
Ieud
-
Desești
-
Budești Josani
-
Surdești
-
Plopiș
Cada una tiene su propia historia, su propio carácter y detalles únicos. A continuación te cuento cómo fue la visita a cada una de ellas.
IGLESIA DE LA NATIVIDAD DE LA MADRE DE DIOS DE LEUD

La primera parada del día fue en Ieud, muy cerca de nuestro alojamiento.
Encontrar la iglesia fue sencillo: el pueblo es pequeño y la iglesia se alza sobre una colina, bien visible. Además, cuenta con un pequeño aparcamiento donde dejar el coche.
Se trata de la Iglesia de la Natividad de la Madre de Dios, declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
Nada más llegar, nos cautivó el ambiente: la iglesia está rodeada de un cementerio precioso, todavía en uso, que le confiere un aire de serenidad y romanticismo difícil de describir.
La iglesia fue construida a principios del siglo XVII por una familia noble local.
Un dato curioso es que, en 1921, en el ático de esta iglesia se descubrió el Códice de Ieud, considerado por algunos historiadores como uno de los primeros textos escritos en lengua rumana.
Su exterior es austero, pero destaca por su gran campanario, una de las torres de madera más bonitas de Maramureș.
El interior, por su parte, está decorado con pinturas murales de gran calidad, representando escenas religiosas, lo que convierte a esta iglesia en una auténtica joya del arte sacro popular.
Tras pasear un rato por los alrededores, emprendimos el camino hacia nuestro siguiente destino: Bârsana.


MONASTERIO DE BARSANA
Después de pasear un rato por los alrededores de la iglesia de Leud, nos ponemos en camino hacia Bârsana, a donde llegamos en menos de media hora. Mientras que en Leud habíamos disfrutado de una visita completamente en solitario, aquí la situación cambia. El recinto del monasterio es enorme, y el hecho de que cuando llegamos se estuviese celebrando una misa al aire libre (era domingo) hizo que el lugar estuviese bastante concurrido, principalmente por población local, muchos de ellos vestidos con los trajes típicos de Maramureș.

La verdad es que fue una auténtica suerte presenciar una misa ortodoxa en un ambiente tan especial, con varios clérigos participando, un coro de monjas ortodoxas acompañando los cantos, y los fieles repartidos por los jardines del monasterio, creando una estampa difícil de olvidar.
En Bârsana hay dos lugares principales que no debes perderte:
El Monasterio nuevo, que aunque su apariencia nos lleve a pensar que es antiguo, en realidad fue construido en la década de los 90 del siglo XX.
Y la Iglesia de Madera antigua, del siglo XVII, declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
El actual Monasterio de Bârsana es un convento de monjas, restablecido en 1993. Aunque reciente, fue construido siguiendo los métodos y estilos tradicionales de la región, en madera tallada, respetando la herencia cultural de Maramureș. De hecho, durante un tiempo, su iglesia fue reconocida como la más alta de Europa construida en madera, hasta que en 2003 fue superada por la Iglesia de Perii Maramureșului en Săpânța.
Todo el complejo se levanta en el lugar donde se encontraba el antiguo monasterio medieval de Bârsana, cuyo edificio principal fue trasladado para su conservación. Por eso, al recorrerlo, todo parece nuevo pero auténtico, como si el tiempo se hubiese detenido para preservar la esencia de la arquitectura popular.
El monasterio es en realidad un gran conjunto de edificios, entre los que destacan:
- La espectacular iglesia nueva, con su altísima torre de 57 metros de altura.
- Un altar al aire libre en el centro del recinto, donde en verano se celebran los oficios religiosos.
- Varias construcciones de madera, como las celdas de las monjas, un pequeño museo, y edificios auxiliares, todos ellos distribuidos de manera armoniosa en un entorno de jardines perfectamente cuidados.
La visita permite entrar en muchos de estos edificios y pasear libremente por todo el recinto, disfrutando de la serenidad que transmite el lugar.
Muy cerca de este complejo moderno, en la colina de Jbâr, se encuentra la Iglesia de madera original de Bârsana, también declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Esta iglesia fue construida en 1711, como un gesto de agradecimiento a Dios tras haber sobrevivido la población local a una plaga en el año 1710.

Al tratarse de una iglesia de madera, fue trasladada en varias ocasiones, hasta que finalmente se instaló en su ubicación actual hacia el año 1800. Su interior aún conserva parte de la pintura mural original, que se aprecia especialmente en el altar y en la nave.
Estas pinturas fueron realizadas sobre piezas de tela que se fijaron a los muros de madera y luego se cubrieron con una capa de cal, un método peculiar y característico de la región.
MONASTERIO DE PERI SAPANTA
Desde Bârsana tomamos rumbo hacia el norte, en dirección a Săpânța, famoso sobre todo por su Cementerio Alegre. Pero nuestro primer destino allí fue otro: el imponente Monasterio de Peri.

Nada más llegar, lo que más impresiona es la altura de la iglesia, cuya torre alcanza 78 metros, lo que la convierte en la iglesia de madera más alta del mundo.
Desde lejos ya se puede divisar su esbelta silueta, elevándose sobre los árboles y dominando el paisaje.
El Monasterio de Peri fue construido a partir de 1997 para rendir homenaje al antiguo monasterio medieval de Peri, que existió en la región desde el siglo XIV.
Ese monasterio original tuvo una gran importancia cultural y espiritual, especialmente para la comunidad rumana de Maramureș, ya que fue un centro de irradiación religiosa y cultural en la región.
El monasterio medieval se encontraba en la actual Ucrania, en el pueblo de Khust (que entonces formaba parte del territorio de Maramureș).
La construcción actual de Săpânța no está ubicada en el mismo sitio, pero sí quiere mantener viva esa herencia histórica y espiritual.
La nueva iglesia fue realizada íntegramente en madera de roble, siguiendo las tradiciones artesanales de la zona, pero con unas dimensiones y una escala absolutamente impresionantes.
El conjunto lo componen:
-
La enorme iglesia con su torre altísima,
-
Un campanario,
-
Y otros edificios auxiliares que conforman el monasterio actual.
Aunque la construcción es moderna, todo está cuidado con un respeto absoluto por la estética tradicional: las cubiertas de madera trabajada, los porches abiertos, las proporciones de los tejados y la delicadeza de los detalles tallados a mano.
El entorno natural, con jardines cuidados y zonas de césped, refuerza todavía más la sensación de espiritualidad y recogimiento.
IGLESIA DE SANTA PARASKEVA DE DESESTI
Tras nuestra visita al Monasterio de Peri, nos dirigimos hacia el siguiente destino, Desești, donde nos esperaba otra de las iglesias más emblemáticas de la región: la Iglesia de Santa Paraskeva. El viaje duró unos 45 minutos y nos condujo a un pueblo tranquilo, rodeado de un paisaje montañoso espectacular.
La iglesia de Desești es una de las más importantes de Maramureș, tanto por su belleza como por su historia. Fue construida a mediados del siglo XVIII, y fue pintada en 1780 por artistas locales que plasmaron en sus paredes escenas religiosas de gran belleza.
El exterior de la iglesia tiene una elegancia sencilla pero impresionante. Se destaca por su campanario con un techo puntiagudo que se eleva sobre la estructura de madera.
El porche de la iglesia tiene una serie de arcos que dan paso a la nave principal, mientras que el interior se distingue por la riqueza de sus frescos.
Dentro de la iglesia, las pinturas son absolutamente sorprendentes.
La decoración pictórica de la iglesia recorre las paredes interiores, representando escenas tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento.
Una de las particularidades de las iglesias de Maramureș es que estas pinturas no están ordenadas de manera aleatoria, sino que siguen un patrón narrativo litúrgico e histórico. La idea es que los fieles, al entrar, puedan realizar un recorrido visual que los ayude a comprender mejor las Sagradas Escrituras.
Lo que más llama la atención en esta iglesia es la tranquilidad del lugar. Al igual que todas las iglesias de Maramureș, es un sitio donde se respira una calma que invita a la reflexión.
Antes de continuar, hicimos una parada para comer en Păstrăvăria Alex, un restaurante cercano rodeado de lagos y una piscifactoría. Como su nombre indica ("păstrăv" significa trucha), no puedes irte sin probar su especialidad. ¡Un auténtico acierto!
 |
Păstrăvăria Alex |
IGLESIA DE SAN NICOLAS DE BUDESTI

Al llegar a la Iglesia de Budesti, nos dirigimos al cementerio que la rodea y comenzamos a explorar los alrededores. Pero, como es habitual en muchas iglesias de la región, la iglesia estaba cerrada. Para acceder, tuvimos que llamar por teléfono al número que encontramos en la puerta, y tras unos minutos, una señora local llegó para abrirnos la iglesia.
La iglesia de Budesti fue construida en 1643 y, como todas las iglesias de madera de Maramureș, está dedicada a un santo: en este caso, a San Nicolás. Fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, y se destaca especialmente por su interior.
Nada más entrar, lo que más nos impresionó fue la sencillez del lugar, pero al mismo tiempo su profundidad espiritual.
El diseño interior sigue el modelo tradicional de las iglesias ortodoxas rumanas, con una nave central, un altar poligonal y un techo de madera pronunciado que se eleva en un ángulo dramático.
El campanario de la iglesia es uno de los elementos más distintivos. Tiene una aguja cuadrada que se alza sobre la estructura, y está enmarcada por cuatro pequeñas torres.
Este estilo es bastante común en las iglesias de Transilvania, pero en Maramureș es relativamente raro en las iglesias de madera, por lo que le da un aire único y majestuoso a la iglesia de Budesti.



IGLESIA DE LOS SANTOS ARCÁNGELES MIGUEL Y GABRIEL DE PLOPIS
Nuestra última parada antes de que comenzara a anochecer fue la Iglesia de Plopiş, ubicada cerca de Budești. Al igual que las demás, está rodeada de un cementerio y tiene una ubicación que resalta la belleza natural del entorno. Aunque el recinto estaba completamente desierto cuando llegamos, el ambiente tranquilo y solemne nos permitió disfrutar del lugar en total paz.
La Iglesia de Plopiş fue construida entre 1798 y 1811, y, como otras iglesias de la región, está dedicada a los Santos Arcángeles Miguel y Gabriel. Este monumento, también incluido en la lista de Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, es un ejemplo destacado de la arquitectura de madera de la zona, con una estructura que resalta por sus proporciones bien equilibradas.
Una característica interesante de esta iglesia es que, durante su restauración, se descubrió un documento al pie del altar que relataba el momento de su consagración. Además, 49 monedas fueron encontradas, una por cada familia del pueblo que contribuyó a su construcción. Esta iglesia, al igual que las demás, tiene una atmósfera única que invita a la reflexión y al recogimiento.

Aunque no pudimos entrar debido a la hora, asomarnos a través de las ventanas nos permitió admirar la belleza del interior. Los detalles de la construcción, el porche, el nártex, la nave y el altar son un reflejo del trabajo meticuloso y la devoción de los artesanos locales.

Con esto, hemos cubierto todas las iglesias de madera principales que visitamos en nuestra ruta. Ahora, después de este día tan lleno de historia y belleza, pusimos rumbo a Cluj-Napoca,.donde nos alojamos en el Apartahotel NOX: moderno, limpio, con aparcamiento gratuito y una excelente relación calidad-precio. Desde allí, seguiríamos nuestra ruta al día siguiente, rumbo a Sibiu con parada en las famosas Salinas de Turda.