OPCIONES

miércoles, 30 de abril de 2025

SALINA TURDA

SALINA TURDA: UN VIAJE AL CORAZÓN DE LA TIERRA

Mina Rudolf

Tras pasar la noche en Cluj-Napoca, emprendemos rumbo hacia Sibiu, nuestro último destino antes de volver a Bucarest y regresar a España. Pero antes de llegar, decidimos hacer una parada que merece mucho la pena: las pintorescas y turísticas Minas de Sal de Turda. Esta joya subterránea se encuentra en el municipio del mismo nombre, a unos 45 minutos en coche desde Cluj, y se extiende por una superficie de 45 km², con capas de sal que alcanzan los 250 metros de espesor.

Estas minas han sido explotadas durante más de 900 años, hasta su cierre en 1932. Se cree que ya eran conocidas en tiempos del Imperio Romano. Durante la Edad Media, poseer una mina como esta suponía un gran poder: la sal era un bien preciado, fundamental para la conservación de alimentos, y muy codiciado por los países del interior europeo. Con el paso del tiempo, y especialmente a partir del siglo XIX, la calidad del mineral fue disminuyendo, lo que provocó una explotación cada vez menor hasta su clausura. Hoy, ese legado nos permite recorrer un increíble mundo subterráneo de galerías, cámaras y túneles, abierto al público.







Una entrada al inframundo de sal

La entrada general cuesta unos 85 leus (aproximadamente 18 euros) e incluye acceso a todas las galerías. Las atracciones recreativas que se encuentran en el interior requieren un pago adicional.

Galería Franz Joseph



La visita comienza por la Galería Franz Josef, un impresionante túnel construido entre 1853 y 1870 para facilitar el transporte de sal desde el subsuelo. En sus inicios, la sal se transportaba en sacos sobre caballos, y más tarde en carros tirados por ellos, por lo que se diseñó un acceso amplio y funcional.

 
Durante la Segunda Guerra Mundial, esta galería fue usada como refugio antiaéreo, y entre 1948 y 1992 se destinó al almacenamiento de quesos, aprovechando las condiciones estables del interior.









Cámara de Eco y Mina Joseph

El recorrido nos lleva hacia la Mina Joseph, una cavidad de forma cónica que desciende hasta 115 metros de profundidad, con un diámetro de 67 metros en la base. Se puede observar desde balcones excavados en la sal, situados a la altura de la galería de transporte. Una de sus curiosidades es la Cámara de Eco, donde el sonido rebota hasta 20 veces. Es inevitable probarlo con algún grito o canto.

Cámara de Eco

El Crivac y la Sala del Registro

Cámara Crivac

Más adelante, llegamos a una sala octogonal presidida por una impresionante estructura: el Crivac, o "molino de caballos", construido en 1881. 

Es el único mecanismo de este tipo que se conserva en su ubicación original dentro de una mina de sal. Cada uno de sus brazos era movido por caballos, que giraban durante horas en condiciones de escasa iluminación, lo que provocaba que muchos quedaran ciegos en apenas dos semanas.

Junto al Crivac se encuentra la Sala del Registro, desde donde se controlaban las entradas y salidas a la Mina Rudolf. En el centro de la sala se encuentra la Escalera de los Ricos, una estructura de madera de abeto, diseñada para resistir la salinidad. Su nombre se debe a que, según la leyenda, fue utilizada por el emperador Francisco José en su visita. Desde entonces, se prohibió su uso a los trabajadores comunes, quedando reservada exclusivamente para la nobleza.

Sala del Registro

Mina Rudolf: un paisaje subterráneo único

Mina Rudolf

Llegamos ahora a una de las partes más espectaculares del recorrido: la Mina Rudolf, nombrada en honor al príncipe Rodolfo de Austria. Fue la última zona explotada de la mina y es sencillamente impresionante. Esta enorme cámara tiene forma trapezoidal, con una cúpula de 42 metros de profundidad, 50 de ancho y 80 de largo.

Para descender hasta el fondo, hay que bajar 172 escalones repartidos en 13 niveles. Cada uno de ellos está marcado con el año correspondiente a su explotación. En el techo, se han formado estalactitas de sal de hasta tres metros de largo.

Aquí es donde el lugar cambia radicalmente: en el fondo de la mina han instalado diversas atracciones, como una noria, billares, minigolf, ping pong o una bolera. Aunque personalmente considero que esto desentona con el valor histórico y estético del lugar, entiendo que buscan hacerlo más atractivo para todo tipo de visitantes. Aun así, el espectáculo geológico es imponente por sí solo.












Mina Theresa: un lago subterráneo en un cráter de sal

Frente al ascensor panorámico, una escalera nos lleva a la Mina Theresa, una de las cámaras más antiguas y fascinantes del complejo, explotada entre 1690 y 1880. La actividad minera aquí dejó un pozo de más de 90 metros de altura y 75 de diámetro. Al llenarse de agua, se formó un lago subterráneo de más de seis metros de profundidad, en cuyo centro emergió una pequeña isla de sal residual.

Mina Theresa

Este entorno ofrece una de las imágenes más impactantes de toda la visita, mezcla de naturaleza y legado humano.

Final del recorrido

Mina Theresa
Tras explorar la Mina Theresa, tomamos el ascensor panorámico, que nos devuelve a una sala multifuncional donde se celebran eventos y se puede tomar algo en la cafetería. Desde allí, otro ascensor nos lleva de nuevo a la superficie.



¿Merece la pena?

Sin duda, la Salina Turda es un lugar sorprendente y muy recomendable si estás viajando entre el norte y el sur de Rumanía. Tal vez no alcance la espectacularidad o el renombre de las minas de sal de Wieliczka en Polonia, pero tiene personalidad propia y una historia fascinante que merece ser conocida.SALINA TURDA

































domingo, 27 de abril de 2025

LAS IGLESIAS DE MADERA DE MARAMURES

LAS IGLESIAS DE MADERA DE MARAMUREȘ

Tras un buen desayuno en el Hotel Magnelia Resort, emprendemos nuestra ruta por Maramureș, una jornada intensa en la que planeamos recorrer muchos kilómetros para descubrir el mayor número de iglesias de madera posible, además de visitar dos lugares icónicos: el Cementerio Alegre de Săpânța y el Monasterio de Bârsana.


MARAMURES, UN RINCON DETENIDO EN EL TIEMPO

Maramureș es una región histórica situada en el norte de Rumanía, haciendo frontera con el sur de Ucrania. Aunque actualmente está dividida entre ambos países (tras la Primera Guerra Mundial), ha sabido conservar intactas sus tradiciones.



La región es célebre por su arte del tallado en madera. No solo las iglesias, sino también la mayoría de las casas rurales están hechas de este material. Es habitual encontrar en sus entradas impresionantes portales de madera tallada, adornados con símbolos folclóricos, santos, motivos florales o cruces.

Una de las visitas más especiales de nuestro recorrido por Rumanía fue, sin duda, el descubrimiento de las iglesias de madera de la región de Maramureș, en el norte del país.

Estas iglesias son auténticas joyas del arte popular, construidas entre los siglos XVII y XVIII, aunque siguiendo tradiciones que se remontan a tiempos medievales.

Lo más llamativo de estas construcciones es su estructura: están hechas íntegramente de madera, sin utilizar clavos de metal, únicamente con ensamblajes tradicionales y técnicas de carpintería transmitidas de generación en generación.

La mayoría destacan por sus altísimas torres de madera, estilizadas y esbeltas, que sobresalen en el paisaje como lanzas apuntando al cielo.

En total, ocho de estas iglesias han sido declaradas Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, pero en la región se conservan muchas más, tanto en uso como abiertas al público para su visita.
Lo más bonito de esta experiencia es que muchas de ellas siguen siendo lugares de culto vivos: aldeanos de los alrededores acuden todavía hoy a sus misas, muchos de ellos vestidos con los trajes tradicionales de Maramureș, sobre todo los domingos y festivos.

Las iglesias que visitamos nosotros fueron:

  • Bârsana

  • Ieud

  • Desești

  • Budești Josani

  • Surdești

  • Plopiș

Cada una tiene su propia historia, su propio carácter y detalles únicos. A continuación te cuento cómo fue la visita a cada una de ellas.

IGLESIA DE LA NATIVIDAD DE LA MADRE DE DIOS DE LEUD


La primera parada del día fue en Ieud, muy cerca de nuestro alojamiento.

Encontrar la iglesia fue sencillo: el pueblo es pequeño y la iglesia se alza sobre una colina, bien visible. Además, cuenta con un pequeño aparcamiento donde dejar el coche.

Se trata de la Iglesia de la Natividad de la Madre de Dios, declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.

Nada más llegar, nos cautivó el ambiente: la iglesia está rodeada de un cementerio precioso, todavía en uso, que le confiere un aire de serenidad y romanticismo difícil de describir.

La iglesia fue construida a principios del siglo XVII por una familia noble local.

Un dato curioso es que, en 1921, en el ático de esta iglesia se descubrió el Códice de Ieud, considerado por algunos historiadores como uno de los primeros textos escritos en lengua rumana.

Su exterior es austero, pero destaca por su gran campanario, una de las torres de madera más bonitas de Maramureș.










El interior, por su parte, está decorado con pinturas murales de gran calidad, representando escenas religiosas, lo que convierte a esta iglesia en una auténtica joya del arte sacro popular.

Tras pasear un rato por los alrededores, emprendimos el camino hacia nuestro siguiente destino: Bârsana.


MONASTERIO DE BARSANA

Después de pasear un rato por los alrededores de la iglesia de Leud, nos ponemos en camino hacia Bârsana, a donde llegamos en menos de media hora. Mientras que en Leud habíamos disfrutado de una visita completamente en solitario, aquí la situación cambia. El recinto del monasterio es enorme, y el hecho de que cuando llegamos se estuviese celebrando una misa al aire libre (era domingo) hizo que el lugar estuviese bastante concurrido, principalmente por población local, muchos de ellos vestidos con los trajes típicos de Maramureș.


La verdad es que fue una auténtica suerte presenciar una misa ortodoxa en un ambiente tan especial, con varios clérigos participando, un coro de monjas ortodoxas acompañando los cantos, y los fieles repartidos por los jardines del monasterio, creando una estampa difícil de olvidar.


En Bârsana hay dos lugares principales que no debes perderte:

El Monasterio nuevo, que aunque su apariencia nos lleve a pensar que es antiguo, en realidad fue construido en la década de los 90 del siglo XX.

Y la Iglesia de Madera antigua, del siglo XVII, declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.

El actual Monasterio de Bârsana es un convento de monjas, restablecido en 1993. Aunque reciente, fue construido siguiendo los métodos y estilos tradicionales de la región, en madera tallada, respetando la herencia cultural de Maramureș. De hecho, durante un tiempo, su iglesia fue reconocida como la más alta de Europa construida en madera, hasta que en 2003 fue superada por la Iglesia de Perii Maramureșului en Săpânța.






Todo el complejo se levanta en el lugar donde se encontraba el antiguo monasterio medieval de Bârsana, cuyo edificio principal fue trasladado para su conservación. Por eso, al recorrerlo, todo parece nuevo pero auténtico, como si el tiempo se hubiese detenido para preservar la esencia de la arquitectura popular.


El monasterio es en realidad un gran conjunto de edificios, entre los que destacan:

  • La espectacular iglesia nueva, con su altísima torre de 57 metros de altura.
  • Un altar al aire libre en el centro del recinto, donde en verano se celebran los oficios religiosos.
  • Varias construcciones de madera, como las celdas de las monjas, un pequeño museo, y edificios auxiliares, todos ellos distribuidos de manera armoniosa en un entorno de jardines perfectamente cuidados.

La visita permite entrar en muchos de estos edificios y pasear libremente por todo el recinto, disfrutando de la serenidad que transmite el lugar.


Muy cerca de este complejo moderno, en la colina de Jbâr, se encuentra la Iglesia de madera original de Bârsana, también declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Esta iglesia fue construida en 1711, como un gesto de agradecimiento a Dios tras haber sobrevivido la población local a una plaga en el año 1710.

Al tratarse de una iglesia de madera, fue trasladada en varias ocasiones, hasta que finalmente se instaló en su ubicación actual hacia el año 1800. Su interior aún conserva parte de la pintura mural original, que se aprecia especialmente en el altar y en la nave.















Estas pinturas fueron realizadas sobre piezas de tela que se fijaron a los muros de madera y luego se cubrieron con una capa de cal, un método peculiar y característico de la región.

MONASTERIO DE PERI SAPANTA

Desde Bârsana tomamos rumbo hacia el norte, en dirección a Săpânța, famoso sobre todo por su Cementerio Alegre. Pero nuestro primer destino allí fue otro: el imponente Monasterio de Peri.

Nada más llegar, lo que más impresiona es la altura de la iglesia, cuya torre alcanza 78 metros, lo que la convierte en la iglesia de madera más alta del mundo.

 

Desde lejos ya se puede divisar su esbelta silueta, elevándose sobre los árboles y dominando el paisaje.

El Monasterio de Peri fue construido a partir de 1997 para rendir homenaje al antiguo monasterio medieval de Peri, que existió en la región desde el siglo XIV.

Ese monasterio original tuvo una gran importancia cultural y espiritual, especialmente para la comunidad rumana de Maramureș, ya que fue un centro de irradiación religiosa y cultural en la región. 

El monasterio medieval se encontraba en la actual Ucrania, en el pueblo de Khust (que entonces formaba parte del territorio de Maramureș).

La construcción actual de Săpânța no está ubicada en el mismo sitio, pero sí quiere mantener viva esa herencia histórica y espiritual.

La nueva iglesia fue realizada íntegramente en madera de roble, siguiendo las tradiciones artesanales de la zona, pero con unas dimensiones y una escala absolutamente impresionantes.

El conjunto lo componen:

  • La enorme iglesia con su torre altísima,

  • Un campanario,

  • Y otros edificios auxiliares que conforman el monasterio actual.

Aunque la construcción es moderna, todo está cuidado con un respeto absoluto por la estética tradicional: las cubiertas de madera trabajada, los porches abiertos, las proporciones de los tejados y la delicadeza de los detalles tallados a mano. 


El entorno natural, con jardines cuidados y zonas de césped, refuerza todavía más la sensación de espiritualidad y recogimiento.


IGLESIA DE SANTA PARASKEVA DE DESESTI


Tras nuestra visita al Monasterio de Peri, nos dirigimos hacia el siguiente destino, Desești, donde nos esperaba otra de las iglesias más emblemáticas de la región: la Iglesia de Santa Paraskeva. El viaje duró unos 45 minutos y nos condujo a un pueblo tranquilo, rodeado de un paisaje montañoso espectacular.

La iglesia de Desești es una de las más importantes de Maramureș, tanto por su belleza como por su historia. Fue construida a mediados del siglo XVIII, y fue pintada en 1780 por artistas locales que plasmaron en sus paredes escenas religiosas de gran belleza.

El exterior de la iglesia tiene una elegancia sencilla pero impresionante. Se destaca por su campanario con un techo puntiagudo que se eleva sobre la estructura de madera.

El porche de la iglesia tiene una serie de arcos que dan paso a la nave principal, mientras que el interior se distingue por la riqueza de sus frescos.

Dentro de la iglesia, las pinturas son absolutamente sorprendentes.

La decoración pictórica de la iglesia recorre las paredes interiores, representando escenas tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento.






Una de las particularidades de las iglesias de Maramureș es que estas pinturas no están ordenadas de manera aleatoria, sino que siguen un patrón narrativo litúrgico e histórico. La idea es que los fieles, al entrar, puedan realizar un recorrido visual que los ayude a comprender mejor las Sagradas Escrituras.






















Lo que más llama la atención en esta iglesia es la tranquilidad del lugar. Al igual que todas las iglesias de Maramureș, es un sitio donde se respira una calma que invita a la reflexión.

Antes de continuar, hicimos una parada para comer en Păstrăvăria Alex, un restaurante cercano rodeado de lagos y una piscifactoría. Como su nombre indica ("păstrăv" significa trucha), no puedes irte sin probar su especialidad. ¡Un auténtico acierto!

Păstrăvăria Alex


IGLESIA DE SAN NICOLAS DE BUDESTI


Al llegar a la Iglesia de Budesti, nos dirigimos al cementerio que la rodea y comenzamos a explorar los alrededores. Pero, como es habitual en muchas iglesias de la región, la iglesia estaba cerrada. Para acceder, tuvimos que llamar por teléfono al número que encontramos en la puerta, y tras unos minutos, una señora local llegó para abrirnos la iglesia.

La iglesia de Budesti fue construida en 1643 y, como todas las iglesias de madera de Maramureș, está dedicada a un santo: en este caso, a San Nicolás. Fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, y se destaca especialmente por su interior.

Nada más entrar, lo que más nos impresionó fue la sencillez del lugar, pero al mismo tiempo su profundidad espiritual.

El diseño interior sigue el modelo tradicional de las iglesias ortodoxas rumanas, con una nave central, un altar poligonal y un techo de madera pronunciado que se eleva en un ángulo dramático.





El campanario de la iglesia es uno de los elementos más distintivos. Tiene una aguja cuadrada que se alza sobre la estructura, y está enmarcada por cuatro pequeñas torres.



Este estilo es bastante común en las iglesias de Transilvania, pero en Maramureș es relativamente raro en las iglesias de madera, por lo que le da un aire único y majestuoso a la iglesia de Budesti.









El interior de la iglesia está adornado con pinturas murales de vivos colores que ilustran escenas bíblicas, entre las que destacan las representaciones del Juicio Final y de la Pasión de Cristo.


Uno de los detalles más interesantes es la pared norte, que carece de las pinturas, pero que alberga un icono de madera de gran valor, representando también el Juicio Final. Este icono fue pintado en el siglo XVII, lo que le da un carácter aún más antiguo y fascinante.




Lo que nos sorprendió más durante la visita fue la atención al detalle de las pinturas. Cada escena religiosa tiene una composición única que no solo representa historias sagradas, sino que también busca enseñar lecciones morales a través de las imágenes.



Este tipo de representaciones son comunes en Maramureș, ya que las iglesias de madera se diseñaron en su momento como una escuela visual para aquellos que no sabían leer, permitiendo a la comunidad comprender los textos sagrados a través de las imágenes.

IGLESIA DE LOS SANTOS ARCÁNGELES MIGUEL Y GABRIEL DE SURDEȘTI

Tras nuestra visita a la iglesia de Budesti, nos dirigimos a la siguiente parada de nuestra ruta, la Iglesia de Surdesti. A media hora en coche, llegamos a esta iglesia que, al igual que las demás que habíamos visitado, está rodeada por un cementerio de madera y un paisaje que parece sacado de un cuento.

La iglesia fue construida en 1721 y está dedicada a los Santos Arcángeles Miguel y Gabriel. Es una de las más altas de la región, con una torre de 54 metros que la convierte en una de las estructuras más imponentes de Maramureș. De hecho, en su época, se creía que las iglesias más altas ayudaban a que las oraciones llegaran más rápido a Dios, lo que le da un carácter casi místico a este lugar.

La iglesia de Surdesti destaca no solo por su altura, sino también por su arquitectura. Su torre se eleva sobre el resto del edificio, y su estructura de roble le confiere una gran robustez y belleza. Además, el hecho de que la iglesia se encuentre en una zona bastante aislada, rodeada de prados y montañas, le da una sensación de paz y serenidad única, lo que hace que la visita sea aún más especial.







Lamentablemente, al llegar a la iglesia, ya era bastante tarde, cerca de las 5 de la tarde, por lo que no pudimos entrar, ya que las iglesias suelen cerrar a esa hora. Sin embargo, tuvimos la suerte de asomarnos a través de las ventanas y ver su interior, que estaba decorado con hermosas pinturas que representan escenas del Antiguo y Nuevo Testamento, pintadas en 1783.

Una de las características más destacadas de esta iglesia es el porche con dos filas de arcos superpuestos, que le dan una apariencia única. Además, la iglesia de Surdesti tiene una atmósfera de tranquilidad y misterio que invita a la reflexión, una sensación que se comparte con muchas de las otras iglesias de la región.

Como nos ocurrió con muchas de las iglesias en Maramureș, tuvimos que conformarnos con ver la iglesia desde fuera. La majestuosidad de la torre, la belleza del paisaje que la rodea y el silencio del ambiente contribuyen a que esta iglesia sea una de las más impresionantes de la región.


IGLESIA DE LOS SANTOS ARCÁNGELES MIGUEL Y GABRIEL DE PLOPIS

Nuestra última parada antes de que comenzara a anochecer fue la Iglesia de Plopiş, ubicada cerca de Budești. Al igual que las demás, está rodeada de un cementerio y tiene una ubicación que resalta la belleza natural del entorno. Aunque el recinto estaba completamente desierto cuando llegamos, el ambiente tranquilo y solemne nos permitió disfrutar del lugar en total paz.

La Iglesia de Plopiş fue construida entre 1798 y 1811, y, como otras iglesias de la región, está dedicada a los Santos Arcángeles Miguel y Gabriel. Este monumento, también incluido en la lista de Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, es un ejemplo destacado de la arquitectura de madera de la zona, con una estructura que resalta por sus proporciones bien equilibradas.

Una característica interesante de esta iglesia es que, durante su restauración, se descubrió un documento al pie del altar que relataba el momento de su consagración. Además, 49 monedas fueron encontradas, una por cada familia del pueblo que contribuyó a su construcción. Esta iglesia, al igual que las demás, tiene una atmósfera única que invita a la reflexión y al recogimiento.

Aunque no pudimos entrar debido a la hora, asomarnos a través de las ventanas nos permitió admirar la belleza del interior. Los detalles de la construcción, el porche, el nártex, la nave y el altar son un reflejo del trabajo meticuloso y la devoción de los artesanos locales.


Con esto, hemos cubierto todas las iglesias de madera principales que visitamos en nuestra ruta. Ahora, después de este día tan lleno de historia y belleza, pusimos rumbo a Cluj-Napoca,.donde nos alojamos en el Apartahotel NOX: moderno, limpio, con aparcamiento gratuito y una excelente relación calidad-precio. Desde allí, seguiríamos nuestra ruta al día siguiente, rumbo a Sibiu con parada en las famosas Salinas de Turda.











martes, 22 de abril de 2025

CEMENTERIO ALEGRE DE SAPANTA

El Cementerio Alegre de Săpânța: donde la muerte se pinta de colores

Uno de los lugares más curiosos (y únicos) que puedes visitar en Rumanía es, sin duda, el Cementerio Alegre de Săpânța, situado en la región norteña de Maramureș, a solo unos kilómetros de la frontera con Ucrania.

Vale decir que no es el sitio más fácil de alcanzar: está bastante alejado de las rutas turísticas habituales, y a casi una hora de las iglesias de madera más cercanas de Maramureș. Pero, créeme, el desvío vale totalmente la pena.

Aquí, a diferencia de otros cementerios donde el ambiente suele ser solemne y silencioso, la muerte se vive con humor y color. No es solo por las lápidas pintadas de azul brillante, sino por lo que cuentan: epitafios que narran con ironía quién fue el difunto, a qué se dedicaba, cómo se llevaba con su familia, qué valoraba en la vida… e incluso cómo murió.

Recorrer las tumbas (con el móvil y un traductor en mano, si no sabes rumano) se convierte en una experiencia tan curiosa como divertida. No hay tristeza, sino risas sinceras al leer cómo algunos difuntos se burlan de su propia mala suerte, comparten lecciones de vida o dejan consejos a quienes siguen vivos.

              

Este singular cementerio nació en 1935, gracias al talento de Stan Ioan Pătraș, un artista local que empezó a esculpir lápidas con un estilo muy personal: madera pintada en azul intenso, ilustraciones casi cómicas y textos cargados de sátira. El concepto tuvo tanto éxito, que 25 años después ya había más de 800 lápidas siguiendo este mismo estilo. Cuando Pătraș falleció, fue enterrado allí mismo, y sus discípulos continuaron la tradición, manteniendo viva la alegría en medio de la tristeza.



Antes de despedirte de este peculiar lugar, no olvides visitar la iglesia que se alza dentro del cementerio. Su interior está decorado con hermosas pinturas de santos que, desde las paredes, parecen velar con serenidad y color a los que descansan en este rincón tan especial del mundo.