SIBIU
Tras dejar atrás las Minas de Sal de Turda, nos dirigimos hacia nuestra última parada del viaje: la ciudad de Sibiu, situada a unos 150 kilómetros de distancia.
Sibiu fue fundada, como muchas ciudades de Transilvania, por colonos sajones en el siglo XII, quienes la bautizaron con el nombre de Hermannstadt. Durante el dominio austrohúngaro, en el siglo XVII, se convirtió en la capital de Transilvania y en el principal centro político y cultural de la comunidad sajona asentada en la región. En el siglo XX, tras la Primera Guerra Mundial, Sibiu pasó a formar parte de Rumanía. Aun así, la presencia sajona siguió siendo significativa hasta después de la Segunda Guerra Mundial, cuando el régimen comunista provocó el éxodo masivo de familias sajonas hacia la Alemania Occidental.
Hoy en día, aunque la comunidad sajona es minoritaria en número, su huella cultural y política sigue presente. De hecho, muchas de las autoridades locales de Sibiu aún tienen orígenes sajones.
Sibiu es actualmente una de las ciudades más relevantes de Rumanía, con cerca de 150.000 habitantes. Su centro histórico es uno de los mejores conservados del país, resultado de su rica herencia tanto sajona como rumana, lo que le valió ser designada Capital Europea de la Cultura en el año 2007.
Llegamos a Sibiu a media mañana y lo primero que hicimos fue ir a comer. Almorzamos en Crama Sibiul Vechi, un restaurante muy recomendable de cocina rumana tradicional, ubicado en una bodega subterránea con mucho encanto.
¿CÓMO VISITAR SIBIU?
Sibiu es una ciudad muy bien adaptada para el peatón, ya que casi todas las calles de su casco histórico están completamente peatonalizadas. A la hora de planificar la visita, se puede dividir el recorrido en tres ejes principales.
El primero es el eje comercial, que discurre a lo largo de la Strada Nicolae Bălcescu, una amplia calle peatonal que conecta el centro moderno con el corazón del casco antiguo, desembocando directamente en la Piața Mare (la Plaza Mayor). Esta calle está repleta de comercios, cafeterías y terrazas, por lo que si se desea hacer compras o simplemente disfrutar del ambiente local, este es el lugar indicado.
El segundo punto esencial es el entorno de la Piața Mare, donde se concentran algunos de los monumentos más representativos de la ciudad: la Iglesia Católica de la Santísima Trinidad (construida por los jesuitas), la Torre Sfatului (o Torre del Consejo), la Piața Mică, la Iglesia Luterana de Santa María y el emblemático Puente de las Mentiras.
El tercer eje de la visita se sitúa entre la Piața Mare y la Strada Nicolae Bălcescu, donde se alza imponente la Catedral Ortodoxa de la Santísima Trinidad, la más importante para la comunidad rumana ortodoxa, que constituye hoy la gran mayoría de la población de la ciudad.
¿QUÉ VER EN SIBIU?
Después de recorrer de punta a punta la Strada Nicolae Bălcescu, llegamos a la Piața Mare, la gran plaza de la ciudad, rodeada de imponentes edificios históricos que reflejan la riqueza cultural y arquitectónica de Sibiu. En el centro de la plaza destaca la Iglesia Católica de la Santísima Trinidad, pero no es el único edificio reseñable.
A su alrededor se conservan numerosas casas medievales, que pertenecieron a prominentes familias de comerciantes sajones. Entre las más destacadas se encuentran la Casa Weidner, actualmente convertida en hotel; la Casa Lutsch, cuyos orígenes se remontan al siglo XV; la Casa Haller, también del siglo XV y construida en estilo gótico-renacentista, que aún conserva elementos originales como el portal con escudo, la entrada a las arcadas y las decoraciones; la Casa Hecht, que albergó la primera Casa de la Moneda de Sibiu en el siglo XV, y donde en 1821 se estableció la Universidad Sajona, representación política de los sajones de Transilvania; y la Casa Generalului, llamada así porque fue la sede del cuartel general del comandante de las tropas austriacas en la región.
En las esquinas de la plaza se encuentran dos de los edificios más simbólicos: el Museo Nacional Brukenthal, que alberga una prestigiosa colección pictórica, y la Torre Sfatului, que conecta con la Piața Mică y constituye uno de los emblemas de Sibiu.
PIAȚA MARE
La Piața Mare (Plaza Grande) fue completada en el año 1366, coincidiendo con la finalización de uno de los anillos defensivos de la ciudad. Durante siglos fue el centro comercial y cívico de Sibiu, escenario de mercados, ferias, reuniones ciudadanas e incluso ejecuciones públicas.
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Piata Mare |
Hoy en día, aún conserva ese aire solemne y cargado de historia. Hay tres elementos especialmente destacables dentro de la plaza:
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Samuel von Brukenthal
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En primer lugar, dos estatuas. Una dedicada a Gheorghe Lazăr, importante erudito rumano, y otra a Samuel von Brukenthal, gobernador sajón de Transilvania y gran coleccionista de arte. Este último es precisamente quien legó a la ciudad el museo pictórico que lleva su nombre y que se encuentra en la misma plaza.
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En segundo lugar, una placa conmemorativa incrustada en el pavimento de granito recuerda a las víctimas de la Revolución de 1989 en Sibiu. Durante el levantamiento contra el régimen comunista, más de un centenar de personas murieron en la ciudad a manos de las fuerzas leales a Ceaușescu.
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Por último, en la parte oriental de la plaza, un círculo de piedras rojas marca el lugar donde se erigía la Estatua de Rolando, atestiguada ya en 1550. La estatua fue demolida a mediados del siglo XVIII, pero se cree que fue una de las primeras estatuas cívicas de la ciudad. Bajo ella, se llevaban a cabo las ejecuciones capitales en épocas pasadas.
IGLESIA CATÓLICA DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD
Durante más de un siglo, desde 1543, todas las iglesias de Sibiu fueron protestantes, en consonancia con la Reforma que había arraigado entre los sajones. No fue hasta 1688, cuando Transilvania pasó a formar parte del Imperio Habsburgo, que resurgió una comunidad católica en la ciudad, en parte impulsada por las autoridades imperiales.
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Iglesia Jesuita
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Los jesuitas, encargados de atender a los nuevos fieles católicos, buscaron durante décadas un lugar donde construir una iglesia. Sin embargo, las autoridades locales, todavía dominadas por el poder sajón luterano, se lo negaron sistemáticamente. Finalmente, en el siglo XVIII, consiguieron la autorización y comenzaron la construcción del templo, que fue completado en el año 1733.

La iglesia ocupa un lugar destacado en la Piața Mare y llama la atención por su fachada barroca y su gran interior de una sola nave. Es un reflejo del contraste religioso e histórico de Sibiu: un templo católico imponente en una ciudad marcada por la herencia protestante sajona. Su presencia es testimonio de las transformaciones políticas y confesionales de Transilvania a lo largo de los siglos.
CASAS DE LA PIAȚA MARE
Alrededor de la Piața Mare, además de la iglesia católica y el Museo Brukenthal, se alinean varios edificios históricos que fueron propiedad de antiguas familias de comerciantes sajones. Muchas de estas construcciones conservan aún su estructura original o elementos de los siglos XV al XVIII, ofreciendo un recorrido arquitectónico por la historia urbana de Sibiu.
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Casa Weidner: actualmente funciona como hotel, pero conserva la tipología tradicional sajona, con techos altos y fachada sobria.
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Casa Lutsch: se remonta al siglo XV, aunque fue restaurada con posterioridad. Es representativa de la transición del estilo gótico al renacentista.
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Casa Haller: una de las más imponentes. Su estructura data también del siglo XV, aunque la forma actual incorpora elementos góticos y renacentistas. Conserva el portal original con el escudo familiar, así como arcadas de entrada y decoraciones de época.
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Casa Hecht: relevante porque en ella se ubicó la primera Casa de la Moneda de Sibiu en el siglo XV. Su importancia creció en el siglo XIX, cuando en 1821 se convirtió en la sede de la Universidad Sajona, el órgano de representación política de los sajones transilvanos.
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Casa Generalului: recibe su nombre por haber sido cuartel general del comandante de las tropas austriacas en Transilvania. Es una construcción robusta y funcional, adaptada a fines administrativos y militares.
Estos edificios, de fachadas sobrias pero cargadas de historia, reflejan la riqueza cultural, comercial y política de Sibiu durante su época de esplendor sajón.
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Gheorghes Lazhar y la Torre del Consejo
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TURNUL SFATULUI (TORRE DEL CONSEJO)
Situada en una de las esquinas de la Piața Mare, la Torre del Consejo es uno de los monumentos más emblemáticos de Sibiu. Se alza justo en el punto donde la plaza mayor se conecta con la Piața Mică, funcionando como un pasaje entre ambas.
Fue construida en el siglo XIII como parte del segundo cinturón defensivo de la ciudad. Su localización no es casual: se erigió junto al antiguo Ayuntamiento de Sibiu, lo que le dio su nombre. A lo largo de los siglos ha tenido diversos usos, desde torre de vigilancia y defensa hasta almacén de grano, prisión e incluso observatorio meteorológico.
La torre consta de siete niveles, retranqueados en altura, con pequeñas aberturas que evidencian su carácter defensivo original. Ha sufrido varias reconstrucciones debido a derrumbes, siendo la más significativa la de 1826, cuando se le añadió el piso superior que le da su silueta actual.
Hoy en día, la planta baja está habilitada como museo, donde se expone la historia de la ciudad. Además, es posible subir a lo alto de la torre, desde donde se obtiene una panorámica espectacular de los tejados del casco antiguo, con los famosos “ojos de Sibiu” asomando entre las cubiertas.
PIAȚA MICĂ (PLAZA PEQUEÑA)
Accedemos a la Piața Mică, o Plaza Pequeña, a través del pasaje que atraviesa la Torre del Consejo, conectando así con la Piața Mare. Esta plaza es la segunda en importancia dentro del centro histórico de Sibiu y, a diferencia de la gran plaza, tiene un carácter más íntimo y acogedor.

La Piața Mică está dividida en dos partes por la calle Ocnei, que desciende bajo el Puente de las Mentiras en dirección a la Ciudad Baja. Esta calle ha sido históricamente una arteria de conexión entre los niveles de la ciudad, y su disposición inclinada refuerza ese carácter dinámico.

Los lados norte y este de la plaza están ocupados por edificios con tejados inclinados y los característicos tragaluces conocidos como los “ojos de Sibiu”, unas ventanas en forma de párpado que parecen vigilar al visitante desde los tejados. Estos edificios no cuentan con portales abovedados como los de la Piața Mare, sino con soportales con arcos de medio punto sostenidos por pórticos, que se utilizaban antiguamente para exponer mercancías artesanales, pues aquí se concentraban numerosos talleres de artesanía.

La esquina sureste de la plaza adquirió su aspecto actual en el siglo XVIII, cuando en el solar de la antigua casa del gremio de sastres se construyeron la iglesia católica romana y la casa parroquial, configurando así el conjunto que podemos ver hoy.
En su conjunto, la Piața Mică conserva en gran medida su estructura original de los siglos XV y XVI, con todos sus edificios catalogados como monumentos históricos, en los que se distingue una mezcla de elementos defensivos, edificios públicos y viviendas residenciales, reflejo de la evolución urbana y comercial de Sibiu.
PUENTE DE LAS MENTIRAS
El Puente de las Mentiras, que cruza la Piața Mică, es uno de los puntos más famosos y pintorescos de Sibiu. Con una historia cargada de leyendas, este puente de hierro fundido, el primero de su tipo en el este de Europa, es conocido por la creencia popular de que se derrumbará en cuanto un mentiroso ponga un pie sobre él.
Con una envergadura de 10,5 metros, el puente no solo destaca por su estructura metálica, sino también por su base de ladrillo y sillar de piedra arenisca, que le da un carácter robusto y duradero. Es, además, un símbolo del misticismo y las tradiciones populares de la región.
El nombre del puente está relacionado con las historias y rumores que aseguran que quienes cruzan de forma deshonesta, o con malas intenciones, pueden sufrir una fatalidad. A lo largo de los años, el puente ha adquirido una rica simbología sobre la honestidad y la traición, convirtiéndose en un lugar de paso obligado para todos los que visitan la ciudad.
Al cruzar el Puente de las Mentiras, se llega a otra de las iglesias más representativas de Sibiu, la Iglesia Luterana, continuando el recorrido hacia lo más destacado de la ciudad.
IGLESIA LUTERANA
La Iglesia Luterana de Santa María, una de las construcciones góticas más impresionantes de Transilvania, se alza majestuosamente en Sibiu. Su origen data del siglo XIV, aunque sobre el sitio de una iglesia anterior que existía desde el siglo XII. Es un ejemplo destacado de la arquitectura gótica en la región, con una torre que, con 73 metros de altura, se erige como el edificio más alto de la ciudad.

A lo largo de su historia, la iglesia ha servido de lugar de sepultura para varias figuras importantes de la ciudad, incluidos alcaldes y condes. Desde 1496 y durante más de tres siglos, los habitantes de Sibiu sepultaban a sus personajes más notables en su interior. Aunque los entierros en la iglesia fueron prohibidos en 1796, hubo una excepción en 1803, cuando Samuel von Brukenthal, el famoso gobernador sajón y coleccionista de arte, fue enterrado en su nave.
A mediados del siglo XIX, las lápidas que cubrían las tumbas fueron retiradas del suelo y colocadas en las paredes de la iglesia. Esta galería de 67 lápidas se ha convertido en una de las principales atracciones del lugar, brindando a los visitantes una mezcla de historia y arte medieval que no pasa desapercibida.

Además de su importancia histórica, la iglesia es conocida por su hermoso interior, que alberga una impresionante galería de órganos y un altar gótico que complementa su atmósfera solemne. No te puedes perder el Pantocrátor en el techo de la nave central, una de las representaciones religiosas más significativas del lugar.
Desde su imponente torre, se tiene una vista panorámica de Sibiu y sus alrededores, lo que convierte a la iglesia en un lugar fundamental para conocer la ciudad y su evolución a lo largo de los siglos.
Catedral Ortodoxa de la Santísima Trinidad
La Catedral Ortodoxa de la Santísima Trinidad es uno de los edificios más representativos de Sibiu. Su construcción comenzó a principios del siglo XX, una época en la que la ciudad estaba bajo el imperio Austrohúngaro. Para llevar a cabo su edificación, fue necesario obtener permiso del emperador de Austria, dado que la ciudad, como otras de Transilvania, aún estaba marcada por la presencia sajona y su historia religiosa católica y protestante. La iglesia fue pensada para reflejar la importancia del culto ortodoxo rumano, que hoy en día constituye la mayoría de la población local.
El diseño arquitectónico está inspirado en las grandes basílicas bizantinas, con una notable influencia de Santa Sofía de Constantinopla. A pesar de su exterior modesto, construido con ladrillo rojo y amarillo, el interior de la catedral es todo un espectáculo de arte religioso. El edificio cuenta con una nave principal abovedada, acompañada de cuatro torres que se elevan hacia el cielo, y en su interior se pueden observar frescos que cubren las paredes y el techo, todos ellos siguiendo un estilo neobizantino.

Uno de los aspectos más destacados de la catedral es el Pantocrátor, la representación de Cristo como el juez supremo. Situado en el centro de la bóveda principal, este fresco es uno de los elementos más significativos y teológicos del interior. La atmósfera que se respira en el lugar, solemne y de gran belleza, invita a la reflexión y a la admiración, mientras los detalles de la pintura religiosa decoran cada rincón de la catedral.
Aunque su estilo es más moderno en comparación con otras iglesias de Sibiu, la Catedral Ortodoxa es fundamental en la identidad religiosa y cultural de la ciudad, sirviendo como un claro testimonio del pasado y presente ortodoxo de Sibiu, que sigue siendo la ciudad principal de la región en cuanto a población ruman